Una combinación de la inminente ola de frío polar y la falta de obras complementarias en los gasoductos movió al gobierno a importar combustible de urgencia para atender las demandas del sistema. Lo hizo a través de Cammesa, la compañía que administra el sistema mayorista eléctrico, que lanzó una licitación de urgencia para adquirir siete cargamentos de gasoil por un total de 350.000 metros cúbicos y otros cinco cargamentos de fueloil por un total de 200.000 toneladas.
La decisión fue tomada por la Secretaría de Energía, ante la evidencia de que la disponibilidad de gas no será suficiente para que el sistema atienda toda la demanda y por lo tanto se apelará a toda la capacidad del parque termoeléctrico. Habitualmente, las turbinas generadoras a base de gas son las primeras en entrar en funcionamiento, mientras que las que emplean gasoil y fuel oil tienen un menor uso. Aunque otras turbinas pueden alternar el uso del combustible, como la Central Térmica Barragán (en la foto), propiedad de Pampa Energía.
La situación en la región también genera una mala pasada: los envíos de energía desde Brasil se complicaron a partir de las inundaciones en el sur de ese país.
Los sobres con las ofertas se abrirán este miércoles. En un principio se especulaba que el llamado se realizaría a mediados de junio, pero los pronósticos del clima (se espera que el fin de semana se produzcan las temperaturas mínimas del año, con posibles nevadas incluso en la provincia de Buenos Aires) aceleraron la compra. Según el medio especializado Econojournal, se estima que la operación costará entre 500 y 600 millones de dólares a pagar “cash”, lo que implica una presión sobre las arcas públicas.
De acuerdo al mismo portal, el otro motivo que precipitó la búsqueda de combustible extra fue el retraso de obras complementarias en el gasoducto Néstor Kirchner, inaugurado el año pasado. Tanto en las localidades de Tratayén, en Neuquén, como en la bonaerense de Salliqueló, están pendientes de finalización sendas plantas compresoras que podrían ampliar en un 30 por ciento la capacidad de transporte. La construcción de las mismas se vio demorada por retrasos en las certificaciones de obras y los pagos a las empresas contratistas.
Por esa razón, el ducto que trae el gas desde los yacimientos de Vaca Muerta no está trabajando al máximo de su potencial. Con ese panorama, ante las limitaciones de la oferta local, al gobierno no le queda otro motivo que importar de urgencia.
Las dificultades con la provisión de gas ya están produciendo algunas limitaciones, por ejemplo en el expendio del GNC para vehículos, ya que las empresas distribuidoras están interrumpiendo el suministro en los casos en que esa alternativa está prevista en los contratos. El próximo caso, al que el gobierno no quiere llegar, es que suceda lo mismo con las industrias y grandes comercios que también tienen contratos interrumpibles.