La ONG Mamá Cultiva fue clave y pionera en Argentina para que se dieran una serie de avances legislativos y judiciales inéditos en la región en torno al cannabis medicinal, que a su vez le abrió las puertas a la exploración e investigación en los ámbitos académicos y científicos al cáñamo industrial. Toda una política que desde diciembre, tras la asunción del gobierno neoliberal conservador de Javier Milei, está puesta en jaque. La asociación que conduce Valeria Salech hoy atraviesa una situación crítica y busca apoyos para seguir funcionando.
El ajuste sin fin que lleva adelante la administración de La Libertad Avanza impacta de lleno en los bolsillos de las mayorías, sin embargo resulta mucho más duro para los proyectos autogestivos como MCA, que no recibe dinero de instituciones públicas ni privadas.
La ONG que preside Salech es vital para muchas familias y personas que buscan alternativas terapéuticas a través del uso del cannabis. Allí acuden a diario para formarse en el cultivo y participan de los debates que hacen a que los derechos de personas usuarias y cultivadoras.
«Nos mantenemos a flote con el aporte voluntario de personas que desinteresadamente están asociadas a nuestra comunidad y con algunos bonos contribución que cobramos por nuestros talleres y en nuestros espacios de capacitación”, explica Salech, en diálogo con Tiempo Argentino.
La Ley de Cannabis Medicinal y la creación del Reprocann, que habilitó a cientos de miles de personas a cultivar y trasladar su medicina, no hubieran sido posible sin el trabajo de esta ONG que “llevó adelante el debate por el derecho a usar cannabis para mejorar la calidad de vida cuando la resistencia era casi total. Fue este grupo de mujeres el que comenzó a cultivar para sus hijos e hijas las que lograron que a partir de 2017 el cannabis fuera visto por toda la sociedad de un modo nuevo y, en consecuencia, las leyes comenzaran a acomodarse a esa nueva mirada”, destacó la revista THC.
Entre otras tareas, MCA creó la Guía de Acompañamiento en Cannabis para la Salud; realiza capacitaciones continuas a la comunidad, generando espacios de contención para familias que no encuentran respuestas en el sistema de salud; y ofrece cursos de formación interdisciplinaria para todo público y articula con la Universidad Pública una diplomatura en Cannabis para personas con carreras de grado. Otro servicio que brinda a la comunidad es el cultivo de plantas para quienes no pueden hacerlo o están en proceso de aprender.
De todas maneras, el escenario actual es el peor para la ONG. “Ante la evidente crisis, porque no tiene otra explicación, muchos de nuestros donantes se dieron de baja, y los talleres tienen muchísimo menos convocatoria que en los últimos cinco o seis años. Mermó mucho la asistencia, no así el interés por la planta, porque eso sigue existiendo y la gente sigue necesitando cannabis, pero sí bajaron los aportes”, describe Salech.
“Esto sumado a la merma de más de un 70% de aportes y la suba de un 300% de los servicios en estos primeros seis meses de gestión nos golpea mucho porque nuestro trabajo es realmente comunitario y solidario, sin fines de lucro», cuenta la presidenta de Mamá Cultiva, quien añade: “Esto pone en peligro todo el trabajo comunitario que nosotras hacemos y el sostenimiento del espacio, ya que en nuestra sede recibimos familias, hacemos las reuniones, se acompaña y sostiene a quienes necesitan cannabis para su salud».
Por estas razones y para seguir subsistiendo, las referentes de la ONG convocan a una campaña solidaria para reunir los fondos necesarios para mantenerse en funcionamiento. Por un lado, cuentan con una tienda donde ofrecen productos propios; y por el otro, reciben aportes solidarios por única vez mediante transferencia al siguiente alias: MAMA.CULTIVA.ARG
Aunque, Salech aclara prefiere que la mejor manera de colaborar es que los posibles interesados puedan «sumarse a los espacios de formación. Ahora está abierta la inscripción a un curso de formación interdisciplinaria en cannabis que se dicta en la UMET (la Universidad Metropolitana). Es completamente virtual. Esa es la mejor manera de ayudarnos porque también es seguir esparciendo la voz y seguir creando uso consciente, responsable y terapéutico de la planta de cannabis«.
REPROCAN, afuera…
Como se sabe, el gobierno cuestionó la cantidad de solicitudes al Reprocann y puso todo el sistema bajo auditoría permanente, lo que generó un cuello de botella sideral. De 1000 pedidos diarios, se aprueban apenas 40, según informaron. Esto también complica la labor de Mamá Cultiva. “Todo esto hace que la gente tenga miedo, porque si no puede registrarse para ser legal, no le interesa cultivar o tener relación con el cannabis”, sostiene.
“Esto de frenar una política pública que venía siendo un éxito. No solo a nivel nacional, sino que tenía repercusión mundial. Era un ejemplo. El Reprocann es un lugar a donde muchos países quieren llegar. Frenar esa política pública implica meter miedo a la gente, frenar un proceso de formación colectiva, frenar la creación de lazos comunitarios. La gente deja de cultivar para otras porque ya no puede estar legal«, analiza Salech, quien concluye: “Se frenó todo un desarrollo productivo y además empeora las condiciones de salud. Porque las personas que quieren estar bajo el amparo de la ley y el Estado no se los permite, se angustian y están más vulnerables».