El Directorio del FMI se reunió para analizar la Evaluación Ex Post (EEP) del acceso excepcional otorgado a Argentina en el marco del programa de Facilidades Extendidas de 2022. Firmado durante el gobierno de Alberto Fernández, tuvo como objetivo refinanciar los USD 45 mil millones de deuda contraída en 2018 por la gestión de Mauricio Macri.

El acuerdo original de 2018 tenía un calendario de pagos entre 2021 y 2024, pero el programa de 2022 extendió los vencimientos a diez años. Los pagos comenzarán en 2025 y finalizarán en 2034. La EEP es una herramienta obligatoria del FMI para los acuerdos de acceso excepcional, en los que el crédito supera el 435% de la cuota del país en el organismo. La aprobación de esta evaluación es un paso imprescindible para que Argentina pueda negociar un nuevo programa.

Aunque el refinanciamiento del programa de 2022 alivió las tensiones inmediatas, el país sigue enfrentando desafíos significativos. Si bien los vencimientos de capital con el FMI no serán relevantes hasta septiembre de 2026, Argentina deberá afrontar pagos a acreedores privados por unos USD 9 mil millones entre 2025 y 2026. A esto se suma el actual déficit de cuenta corriente y la imposibilidad de acceder a los mercados internacionales de crédito. Este posible programa podría asegurar la llegada de dólares frescos que permitan cumplir con los compromisos financieros y sostener el nivel actual de tipo de cambio.

En su informe, el FMI destacó aspectos positivos de las políticas económicas implementadas bajo la administración de Javier Milei. Resaltó la devaluación del 120%, que redujo la brecha cambiaria del 190% al 10% y permitió la acumulación de USD 11 mil millones en reservas. También valoró la estrategia de devaluación mensual del 2% y la política de reducción de tasas de interés para contener expectativas inflacionarias. Sin embargo, el organismo advirtió que esta política generó una apreciación del tipo de cambio real, lo que desaceleró la acumulación sostenida de reservas. El FMI atribuye la reciente baja en la inflación principalmente a la política cambiaria y monetaria y no destacan como principal causa el desempeño fiscal.

Hacia adelante, el FMI remarca la necesidad de abandonar los controles cambiarios y avanzar hacia un modelo de tipo de cambio más flexible, con intervenciones únicamente en situaciones de estrés. Surge el interrogante de si el organismo estará dispuesto a otorgar los dólares necesarios para mantener el actual mecanismo de intervención en el mercado cambiario bajo un esquema de fuerte control, o si exigirá reformas más profundas en esa dirección. Tendemos a pensar que los técnicos del FMI pretenden que Argentina recorra un camino de quita de regulaciones cambiarias hasta poder levantar el CEPO. Esta unificación de tipos de cambio conllevaría una devaluación implícita.

Sin embargo, la buena ponderación por parte del Fondo del primer año de gestión de Milei pese a tomar decisiones contrarias a las recomendaciones del organismo, la pronta asunción de Trump en Estados Unidos y el antecedente del préstamo con evidente tinte político que el organismo otorgó a la administración macrista plantean la posibilidad de una mayor laxitud en sus exigencias hacia Argentina. «