“Son poemas que parecen haber sido escritos sobre una superficie transparente donde las palabras se dibujan translúcidas y tocan con sutileza lo que nombran. Poemas de tenue musicalidad que transcurren en medio de un paisaje silencioso”, enuncia en la contratapa nada menos que la escritora María Lanese.
Con esas palabras, hace la presentación de La Geometría del Agua, publicado por Ediciones Diotima, el nuevo libro de María Clara Vickacka, la escritora nacida en Buenos Aires que hace años reside en Ushuaia, Tierra del Fuego.
“Siempre quise ser maestra y así fue como llegué a la Patagonia a trabajar como maestra rural en el Nivel Primario e Inicial. Una de las cosas que más me gusta es pintar sobre y bajo cubierta, especialmente objetos que tienen que ver con el té y, la otra, es escribir poesía”, se presenta esta autora que además tiene una larga trayectoria en literatura para niños: «Giroscopios* (Ediciones del Naranjo, 2015) y el «Romance de la Duquesa* (Editora Cultural Tierra del Fuego, 2019). En marzo de 2023, presentó su primer cuento titulado «La casa de los carámbanos», también publicado por la Editora Cultural TDF.
Más allá de esta trayectoria, por estos días, es posible encontrar en la cadena Cúspide, su libro de poesía. María Clara charló con Tiempo Argentino desde su casa en esta ciudad austral.
-Es atractivo pensar que escribís en un lugar de ensueño. Contanos brevemente cómo es el lugar donde solés escribir. ¿Qué ves desde ahí? ¿Qué se escucha? ¿Cómo es tu biblioteca?
-Escribo en un pequeño estudio en la parte alta de la casa y frente al escritorio hay un gran ventanal: desde allí veo el bosque de lengas con sus copas altas, hermanadas. También veo el cielo o parte de lo que los árboles me dejan ver. Un paisaje estático y a la vez cambiante en el que me pierdo con la mirada cuando no puedo darle forma a una idea. Mi biblioteca es pequeña y predominantemente hay libros infantiles (muchos de poesía y también libros-álbum). A partir de mi incursión en los talleres online comencé a armar una biblioteca más específica sobre autores que me iban proponiendo. Pero para definir cómo es mi recorrido como lectora o mis modos de selección, debo ser sincera: mi elección se rige por el caos. O tal vez, por decirlo de otro modo, es un orden azaroso.
-Respecto a tu libro, La Geometría del Agua que editó Diotima, ¿cómo se gestó? ¿Qué te llevó a elegir los temas que incluiste como Pajarillo, La Ballena, La Escarcha, Carpinteros?
-Después de la pandemia empecé a participar en talleres literarios online y la mayoría de estos poemas tienen que ver con ejercicios que se proponían en esos espacios. Al principio, los agrupé y la generosa Laura Forchetti me sugirió el reagrupamiento final. Entonces pude ver que había algo más parecido a un libro; el empujón final me lo dio Diana Bellessi con un comentario en el que me alentaba a que me dejara leer.
Y con respecto a los poemas que mencionás tienen que ver con lo cotidiano, con la presencia de los seres y los fenómenos con los que comparto el día a día.
-A la hora de publicar, ¿qué peso tiene vivir en el “país adentro”, como dice María Teresa Andruetto, al referirse a las provincias? ¿Qué cosas a favor y en contra tiene residir allí para un autor?
-Estar lejos de los centros de publicación dificulta las cosas porque, aún con la posibilidad de las redes, seguimos estando lejos. Pero eso no lo hace imposible. Solo hay que dar con el texto y el editor que se interese en él. Mientras, se sigue escribiendo, es una necesidad vital. Porque creo que definitivamente se escribe para uno y cada tanto se encuentra alguien con quien compartirlo. Pero también estar lejos ofrece la ventaja de encontrar otras historias, de llevar al papel cuestiones regionales que dan a conocer ese otro país, nuestro país.
La provincia, a través de la Editora Cultural Tierra del Fuego, fomenta la publicación de material local y lo distribuye en toda la isla (pero sin difusión en el continente). Es material que se evalúa y se publica cuidando mucho su estética y contenido. Un gran reconocimiento y oportunidad para los escritores y artistas fueguinos.
-¿Cómo influye el paisaje a la hora de la creación?
-Muchas veces me hice la pregunta sobre si alguien que vive en determinada geografía debe escribir sobre esa geografía. No, no necesariamente debe ser así, podría ser una de las respuestas. El tema es que no podemos aislarnos porque somos seres vinculares, y es imposible dejar de sentir o de ver lo que el lugar nos cuenta, nos muestra. Sé que hay dos carpinteros en el bosque. No los veo. Pero sé que están ahí porque escucho el martillar de uno sobre un tronco y porque andan en pareja. Cuando nieva o escarcha todo se ve hermoso pero también se vuelve peligroso. ¿Cómo no querer contar algo de lo que veo y escucho? Se hace necesaria una escritura que hable sobre lo que produce en mí vivir en un clima adverso, con poca luz en gran parte del año o con vientos furiosos. Nosotros también somos el paisaje.
-¿Cuál es la diferencia a la hora de escribir literatura para niños (algo que hacés habitualmente) y este tipo de poesía o literatura para todas las edades?
-En la escritura creo que los temas son más o menos los mismos. Temas universales que van atravesando nuestras vidas. Lo que cambia es la forma, el modo en que voy a acercarme o quiero llegar a cierto universo. Y en mi caso por cuestiones de formación, estuve y estoy en contacto con la infancia y esa posibilidad nutre y acerca la escritura de textos que tienen que ver con lo infantil.
-Sobre literatura infantil, contanos brevemente cómo te iniciaste y cómo se desarrolló ese camino.
-Publiqué para niños en el 2015, en Ediciones del Naranjo, el libro “Giroscopios”, un poema narrativo sobre las veletas de la ciudad de Ushuaia y en el 2019, en la Editora Cultural Tierra del Fuego, el “Romance de la Duquesa”, también un poema narrativo, sobre el derrotero del mascarón de proa del Duquesa de Albany (un barco que encalló en las costas fueguinas). Y este año, 2023, presenté en marzo mi primer cuento titulado “La casa de los carámbanos”, también publicado por la Editora Cultural TDF, donde hablo de una infancia que no se suele ser protagonista en los libros infantiles.
Mis libros tienen una fuerte impronta fueguina, son historias locales que tienen que ver con la identidad y el imaginario de los que vivimos en la isla. Pero como dice José Luis Pardo, “un encuentro con la lectura, yo agregaría con la escritura, es siempre un encuentro con la palabra, que incita, desafía, interpela, a sabiendas de que esas palabras, esos textos siempre quieren decir más de lo que dicen y nunca pueden decir todo lo que querrían”.