Su nombre es Osvaldo Jesús Udaquiola Rubens, pero es popularmente conocido como Osvaldo Laport. Nació en la localidad uruguaya de Juan Lacaze, ubicada en el departamento de Colonia, y emigró hacia la Argentina en busca de ser actor siendo muy joven. Su primera actuación fue en 1983, en la telenovela Cara a cara, junto a Verónica Castro. Desde ahí se fue haciendo camino en ese género. Su primer gran éxito fue Cosecharás tu siembra (1991), junto a Luisa Kuliok. Pero su popularidad explotó en Más allá del horizonte (1994), donde encarnó a Catriel, uno de sus personajes más recordados. Después vinieron el boxeador Guevara, de Campeones de la vida y Amor en custodia (2005), donde compartía protagónico con Soledad Silveyra, y popularizó la frase que luego también se volvería meme: “¡Necesito hacerte el amor!”, mientras se agarraba la cabeza.

Algo que no todos saben es que Laport también es cantante: en 2007 publicó su primer álbum, titulado Ojalá, de estilo melódico, y en 2011 editó el segundo álbum, llamado Resonancia, con el que se acercó al folklore y la música popular.

Su último trabajo es Hombre muerto, el film de Andrés Tambornino y Alejandro Gruz. Se trata de un western argentino, donde comparte pantalla con Diego Velázquez, Daniel Valenzuela y Roly Serrano, de próximo estreno en cines.

-¿Por qué sos actor?

-Mi pueblo es muy chico. Mi viejo hacía teatro con algunos vecinos, mi hermano también con amigos y así empecé, por verlos a ellos. Cuando pude cruzar el charco, vine a estudiar acá. A los 18.

-¿En qué año?

-En el ’76, en agosto. Época de dictadura. Muy dura. Encima los primeros tiempos viví en la calle 25 de Mayo, a metros de la Casa Rosada y se respiraba toda esa represión. Más por cómo era esa zona.

-¿Cómo era?

-Ahora es de edificios, oficinas y negocios, pero en aquella época era la calle de los piringundines. La prostitución era lo que proliferaba. Las chicas, las trabajadoras sexuales, más de una vez me salvaron de la policía y, como no tenía un mango, más de una vez me daban de comer. Venían a la pensión y me traían comida.

-¿Cómo fue tu infancia?

-Conectado con la naturaleza. En el fondo de mi casa había unos médanos, los cruzábamos y teníamos el río. Mi infancia fue en patas, en la arena, con un gran vínculo con el agua y la pesca.

-¿Qué sentís sobre la carrera que ya tenés hecha?

-Soy un agradecido. Fui un privilegiado. La acompañé siempre con ganas. Una locura que me empujó para hacer realidad todo lo que hice, y con la intensidad que lo hice. Soy de tirarme a la pileta, haya o no haya agua. Siempre fui un poco transgresor, o de animarme a todo. Todos mis personajes fueron atípicos. Tengo un abanico amplio de tipos raros (risas), pero estoy muy conforme.

-¿Teatro, cine o televisión?

-Cine no hice tanto, pero me gusta transitarlo. En el teatro fueron mis comienzos, pero la televisión en algún momento me atrapó y no me dejó ir. Me dio el privilegio de la popularidad, no reniego de eso.

-¿Cómo te llevás con la fama?

-Siempre fui muy terrenal. De perfil bajo, no me mareo demasiado con la exposición. Pero en la juventud sentí que las inseguridades se apoderaron de mí. Y creo que desarrollé cierta fobia a lo que conlleva ser famoso. Pero aprendí a llevarlo. Hoy disfruto más.

-¿Te molestan los memes con aquella frase “Necesito hacerte el amor”?

-¡Me divierten! Ahora muchos chicos me conocen por la frase «Necesito hacerte el amor” . Y después más de uno descubre por YouTube todas las locuras que hice en mi vida, todos los laburos que tuve (risas). No voy a renegar por eso, sería poco inteligente, una manera poco sabia de afrontar la situación. Yo fui joven y sufrí que los adultos criticaran la música que escuchaba o la ropa que usaba. No voy a hacer eso. Es una nueva modalidad, bienvenido sea. Uno debe aggiornarse.

-¿Tenés todavía el taparrabo de Catriel?

-Tengo todo guardado. Tengo  mi museo personal (risas). No lo uso mucho, pero nunca se sabe, quizás sorprenda un día.

-¿Te cuidás con las comidas?

-Me encanta comer y chupar. Pero sé que tengo que cuidarme para sentirme bien. Y lo tengo incorporado. Más allá de siempre hacer ejercicio, obvio. Con Viviana, mi mujer, históricamente hacemos dieta sana. Así te mantenés. Claro que hay permitidos y nada es estricto: un buen vino, un buen asado, empanadas o embutidos son delicias que sabemos disfrutar.

-¿Nacional o Peñarol?

-Siempre bolso, hincha y socio del Club Nacional de Football. Desde chiquilín.

-¿Qué te gusta por fuera de actuar?

-Me gusta trabajar con las manos. Me gusta la jardinería, cortar el paso, podar, esas cosas. Soy carpintero, no ejercí, pero estudié. Hoy hago algunas porquerías o esculturas, si querés. A lo (Carlos) Regazzoni. Con pedazos de metal y madera. Hago caballos. Soy amante de los equinos, tuve algunos. Pero lo que me hubiese encantado es ser director de orquesta sinfónica. En otra vida quizás, o en algún personaje. «

Foto: Gentileza Pablo Quinteros

Ping pong con Osvaldo Laport