Comenzó su carrera en cine a los 14 años, bajo la dirección de Eliseo Subiela, en la película Despabílate amor. Fue parte de éxitos televisivos como RRDT, Campeones de la vida, Verdad consecuencia, Son amores, Soy gitano y Floricienta, entre otros. También trabajó como conductora en Pura química(ESPN) y en múltiples programas de viajes por Discovery Channel. Su trayectoria en teatro es amplia. En ese recorrido se destaca su participación en Toc Toc, uno de los mayores éxitos de la historia de la avenida Corrientes.
Desde 2022 Laura Azcurra interpreta y dirige el espectáculo Tita y Rodhesia junto a Valeria Stilman. Un formato teatral de improvisación con perspectiva de género y dos músicos en vivo, con la que se encuentra de gira por la Patagonia. El jueves 20 y 27 de febrero volverá con Frida Kahlo, viva la vida, un monólogo donde encarnará a la gran artista mexicana, esta vez en el Teatro Picadero.
–¿Qué admirás de tus personajes?
–Me quedo con algo de todos. De Frida, por nombrar el último, amo su resiliencia y su compromiso político, pero todos me dejan algo. Siempre elijo proyectos que en algún punto me representen o que me dejan algo de enseñanza.
–¿Qué otras artes te nutren como actriz?
–Soy una obrera del arte. La vida del actor tiene que ser muy rica, porque todo lo que vivís leés, conocés y ves lo podés usar en tus personajes. Experiencias, emociones y estudios. Hace 18 años que hago danza con Ana Frenkel, hace 25 que estudio flamenco. Estudié dramaturgia con Kartun, con Ignacio Apolo y Ariel Barchilón. Esto es circular. Con la madurez me di cuenta que todo suma.
–¿El teatro siempre estuvo en vos?
–Nací en una familia de teatreros y siempre fue un espacio de goce y experimentación. Cuando estaba haciendo teatro comercial, de miércoles a domingo, también buscaba otras obras. El teatro es artesanal, antiguo, espejo y catarsis. Para mí es esencial.
–¿En estos tiempos actuar es un refugio?
-Sin dudas. Tiene un poder de teletransportación único. Por una hora, un montón de personas nos ponemos de acuerdo en viajar a un mundo que sabemos que no existe, pero todos hacemos como que sí. Es algo sutil y hermoso. Cada obra es un viaje que nos invita a pensar y sacar emociones afuera.
–¿Te gustaría hacer otra cosa?
–Tengo ganas de estudiar agronomía. Me gusta todo lo relacionado con los suelos, el cuidado y aprovechamiento de la tierra. Me apasiona la naturaleza. Pienso que en algún momento lo voy a hacer. Me gusta crear: por eso también me atrapa la carpintería también, las manualidades, hice mosaicos… Soy inquieta y curiosa.
–¿Te interesan los cultivos?
–Así es, es algo que me gusta hacer. Tengo una terraza bien puesta, con una quinta urbana con muchas verduras, especias, plantas. Me gusta el proceso de poder sembrar y cultivar tus alimentos. La germinación, el crecimiento, cuánto hay que regar, me gusta meter mano.
–¿Qué es lo que mejor te sale?
–Los tomates. Ayer estaba comiendo unos recién cosechados y estaban deliciosos. Estábamos comiendo, gozándolos y pensaba: esta explosión de sabor que en menos de un minuto ya los tragué, tardó tres meses en estar en este punto. Hay algo de eso que me gusta, porque te enseña.
-¿Qué te enseña?
-Todo tiene su tiempo, no hay que apresurar los procesos. Hay que amar lo que cuesta, tenemos que luchar contra la sociedad de la inmediatez y exitismo. Hoy todos quieren llegar a lugares en vez de descubrir y atesorar lo rico del camino.
–¿Te gusta la cocina?
–Muchísimo. Considero que cocinar es el octavo arte. Los sabores, las texturas, las temperaturas, los colores… Todo es atrapante. Me gusta la ciencia y la química del asunto: pensar en una nutrición es algo que tenemos que hacer para luchar contra este sistema de vida que nos quieren imponer. En tiempos de glifosato y multiprocesados, producir alimentos es revolucionario, me gusta eso también. En algún punto es seguir empoderando lo artesanal y lo compartido. Me gusta todo lo casero, lo hecho con las manos.
–¿Qué te sale rico?
–Me gusta encontrar nuevas formas de cocinar verduras. Me salen muy bien las berenjenas con tandori, una especie muy picante y muy rica. El arroz yamaní con porotos. Hace cuatro años que dejé de comer carne. Estoy tomando clases de macrobiótica, una dieta que se basa, principalmente, en el consumo de cereales integrales, legumbres y verduras. También permite comer otros productos de origen vegetal. Un menú de este régimen puede incluir semillas, frutos secos, algas y algunas que otras cositas. Soy de buscar nuevos sabores. Ahora estoy con los sabores de la India. «