El público de su edad la consagró como una de sus favoritas con Socorro, quinto año (1989), una tira que funcionó como la antesala de la que apenas surgió se transformó en un ícono de la década: La banda del Golden Rocket (1991). A partir de ahí, Gloria Carrá, la que había sido una de las niñas de la televisión -ya se la había visto en Señorita Maestra (1983), y Estrellita mía (1987), entre otras- se convirtió en actriz con vuelo propio, a cuyo talento recurrirán directores de cine, televisión y teatro.

Las siguientes generaciones la conocieron por Verano del 98 (1999) y Patito feo (2007), mientras en el teatro destacaba en ¿Estás ahí? (2003), Frida y yo (2004) y En el cuarto de al lado (2012).

Hasta que en la década del ’10 de este siglo sorprendió a muchos con su salto a la música. Coronados de Gloria (2014) resultó una de las más gratas novedades musicales, y la actriz se convirtió también en cantautora.

-Cuando llenás un formulario, ¿qué ponés en profesión?

-Actriz cantautora.

-¿Desde hace cuánto?

-Hace dos años, más o menos.

-O sea que te llevó un tiempo.

-Me tomé mi tiempo, sí (risas). Pero ahora me siento más cómoda que nunca como cantautora.

-¿Te acordás de la primera canción que compusiste?

-Sí. Había hecho una clase de guitarra y a la clase siguiente llegué y le dije al profe: “Che, hice una canción”. Y medio que no me dio bolilla al principio, y cuando estábamos terminando la clase, le repetí: “Hice una canción, te la quiero mostrar”. “A ver, dale”, me respondió. Y cuando la toqué me dice: “¡Glo, hiciste una canción!” Después fue modificada y está en mi primer disco. Se llama “El vestido”.

-¿Tenés equipo de fútbol?

-Sí, River.

-¿Fuiste a la cancha a verlo?

-Sí.

-¿Con quién?

-Fui con una amiga porque lo quería ver a (Claudio Paul) Caniggia, que me encantaba.

-¿Cuál es tu primer recuerdo de la política?

-De muy chiquita el libro de Evita en mi casa, y el famoso discurso en el balcón. Eso mi mamá me lo mostraba porque le encantaba Evita.

-¿Le encantaba políticamente o como figura?

-Las dos cosas.

-¿Dónde naciste?

-En Avellaneda y me crié en (Remedios de) Escalada.

-¿Ibas a bailar?

-Al primer lugar que fui se llamaba Tívoli Boys, en Banfield, pero iba a la tarde. Despuésllegó la etapa de  la Casona de Lanús.

-¿Qué otro tipo de diversión te gustaba de chica o adolescente?

-Jugar en la vereda, algo que ya no existe. Hasta los 14 lo hice: jugábamos a la mancha, patines, andar en bicicleta, jugábamos a la pelota. Me gustaba mucho estar en la calle con mis amigos

-¿Qué programa favorito de la tele tenías?

-El Súper Agente 86.

-¿Hubo una película que te cambió la vida?

-Podría ser Relaciones peligrosas, con John Malkovich, Glen Close y Michelle Pfeiffer. También me encantó Magnolia.

-¿Y una situación similar con un libro de ficción?

-Los cuentos de Cortázar.

-¿Y una obra de teatro?

-Una que hice yo que se llama ¿Estás ahí?, de Javier Daulte.

-Un rasgo físico tuyo que te guste.

-Mi espalda. Que no me la veo nunca.

-Uno de carácter.

-Que me adapto fácilmente a los cambios.

-Un rasgo en los varones al que le prestes particular atención.

-Los ojos, la mirada.

-¿Y uno de una mujer?

-El pelo.

-¿Qué te gusta más y qué te gusta menos de estar en pareja?

-Lo que me gusta más, ratos de compartir: ver una película, tomarse un vinito, charlar, reír. Me gusta mucho estar sola, entonces tengo que llevarme muy bien para querer estar en pareja, porque mis ratos de paz y soledad no los cambio por nada.

-¿Cuál es el rasgo de tu carácter que más elogian los demás?

-Que soy una persona muy alegre y que rápidamente, si tengo onda, entablo una buena conversación, aunque haya conocido recién a la persona.

-En varias entrevistas hablaste de un viaje a Mendoza, a la montaña, que te cambió. ¿Qué te reveló el viaje?

-Fue un cambio muy grande. Creo que tiene que ver haber estado tanto tiempo en la naturaleza. Volví meditando espontáneamente, por ejemplo.

-¿Nunca habías hecho meditación antes?

-No. Y ahí empecé a entender que somos espíritu. Se me revelaron varias cosas.

-¿Somos sólo espíritu o también cuerpo y mente?

-También, obvio. Lo que pasa es que lo del cuerpo y la mente lo entendemos fácilmente. Pero darte cuenta que también sos espíritu es más difícil. Hay gente que no tiene ni idea.

-¿Cómo se relacionan o deberían relacionarse esas tres partes?

-Es un equilibrio permanente. Tenés que estar en concordancia. Todo tiene la misma importancia. No es que porque soy espiritual relego el cuerpo. Al contrario: lo cuido, lo nutro: es como mi vehículo para moverme acá. Y la mente también, sobre todo observar los pensamientos, y entender que no somos la mente. Eso también es muy importante para mí.