En el peronismo relojean las cartas y no se arriesgan a festejar ninguna nueva mayoría opositora de momento. La seguidilla de derrotas del oficialismo en el Congreso de la última semana solo sirvió para festejar triunfos importantes, pero ante todo parciales. “Estamos contentos, pero tenemos una lectura conservadora sobre el futuro”, analizan desde el bloque de Unión por la Patria.

Fueron quince días de trabajo subterráneo y pies de plomo. “Esta semana salió bien, pero hay que hacer una cuenta un poco más larga. Con la votación de la semana pasada del financiamiento a las universidades, en la que logramos un buen número, sumamos 145 voluntades para terminar votando un proyecto que sale aprobado mucho más parecido al nuestro que al del radicalismo”, describe un legislador atento a todas las jugadas.

La enumeración positiva sigue. “El martes fue un palazo”, cuando Unión por la Patria logró en comisión acordar para poner al radical Martín Lousteau en la presidencia de la comisión bicameral de seguimiento de organismos de inteligencia, un lugar que querían ocupar, a través de representantes, Javier y Karina Milei o bien Mauricio Macri. No lo lograron ninguno de los dos polos, ni el oficialista ni el para-oficialista.

El siguiente mojón fue el miércoles, cuando se rechazó el DNU de los 100 mil millones de pesos asignados a la nueva vieja SIDE. El jueves se logró la sanción de la ley de la nueva fórmula previsional en el Senado y luego “el quilombo interno del bloque parlamentario de diputados libertarios”, estallido tardío de la visita a los represores, que además de ser un problema para La Libertad Avanza, se cuenta como buena noticia propia para el peronismo.

Sin embargo, la sucesión de aciertos propios y errores ajenos no sobre entusiasman a los y las legisladoras del peronismo.

“Los mismos que votaron con nosotros el reaseguro de los gastos de las universidades o rechazando el DNU de inteligencia mañana pueden estar con Milei en otra iniciativa. Es todo así, ley por ley, coyuntura por coyuntura, depende de la semana, depende del ánimo, depende de si Macri se pelea con Milei, o si a Rodrigo De Loredo lo putean en el avión. Así estamos en la política argentina. Excepto nosotros que estamos bastante firmes en medio de todo esto. Vamos a seguir tratando de construir los escenarios de acuerdo para sacar cosas que le sirvan a la gente, pero no depende exclusivamente de nosotros”, evalúan.

Otro de los indicadores de que en el oficialismo se abrió una grieta aprovechable es la repercusión en los medios. “Las tapas de los diarios los muestran a ellos a la defensiva. Me parece que sí, que les generamos un problema. Ahora bien, no sé si se puede proyectar ese problema para adelante o si va a construirse una nueva mayoría. Por ahora no lo veo, soy muy conservador en mis análisis”, dice un legislador de la Cámara Baja con acceso a todos los sectores internos del peronismo.

Por lo pronto, en el Senado se está armando un nuevo grupo transversal de senadores que responden a los gobernadores que no tienen o que se diferenciaron de su estructura partidaria nacional. Gustavo Sáenz de Salta, Raúl Jalil de Catamarca, Martín Llaryora de Córdoba, Osvaldo Jaldo de Tucumán, Rolando Figueroa de Neuquén, Hugo Passalacqua de Misiones, Alberto Weretilneck de Río Negro, Ignacio Torres de Chubut y Leandro Zdero de Chaco trabajan en el armado legislativo.

Allí, la separación de hecho que iniciaron los peronistas Jaldo y Jalil puede terminar desmembrando el bloque de Unión por la Patria, pero todavía no pasó y el cambio de escenario en el que Milei empezó a perder terreno en la opinión pública podría incidir en contra de una escisión temprana.

“Un dirigente político que les prometía otra cosa, una nueva política, dólares y cero inflación, desgraciadamente fue peor que todo. Las viejas prácticas que se iban a eliminar son los profesionales del toma y daca. Si vuelve el veto y los senadores y diputados cambian su voto hay que darle un premio como esos que le dan al presidente la rosca”, evaluó la senadora por La Rioja, Florencia López.

A todo esto, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner se reunió la semana pasada con un grupo de sindicalistas afines que se preparan para las elecciones internas de la CGT. Sergio Palazzo, Mario Manrique, Abel Furlán, Vanesa Siley, Carlos Ortega, Norberto Di Próspero y Carlos Minucci escucharon de su voz la doble indicación: juntar voluntades y enfrentarse con el gobierno. Se trata de un nuevo polo de aglutinación que puede llegar a mover la columna vertebral del peronismo, que por ahora se muestra a la expectativa en medio de la avanzada de reformas laborales que logró el gobierno.

Mientras la imagen de Milei cae en todas las encuestas que lo miden de distintas formas, el peronismo intenta sacarse los estigmas de encima y empezar a mostrarse como un circunstancial aliado de otras fuerzas. Por ahora, en esa otra oposición empezaron a despegarse del juego cerrado del poder Ejecutivo, cada vez más atravesado por sus propias internas. «