Como si fuera un combate de vida o muerte contra el más dotado de los aparatos bélicos del mundo, el Pentágono de Estados Unidos tomó la delantera en la aplicación del Programa de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), el gráfico nombre con el que el presidente Donald Trump pretende purgar al Estado, sacándose de encima a esa “resaca” –así la llama– de las minorías étnicas y los homosexuales.
Después de todo, el ministro Pete Hegseth no hizo más que cumplir las órdenes. Pero se excedió. La noticia llegó de entrecasa, cuando uno de los menores de la familia del exjefe del Comando Sur, el almirante Craig S. Faller, recibió en su secundario la orden de auscultar en los detalles de lo que fue la última y prolongada batalla de la Segunda Guerra Mundial en el teatro de operaciones del Pacífico.
Para iniciar su búsqueda, el equipo de adolescentes sólo contaba con dos datos. Uno: en la isla japonesa de Iwo Jima, se tomó la célebre foto en la que se ve a seis marines plantando, entre los pedregales, la bandera del imperio. Dos: uno de los fotografiados era el cabo Ira Hayes, un aborigen de la etnia pima, de Arizona. La investigación comenzó como tantas, invocando la protección de Wikipedia, fuente de todo conocimiento y razón, que remitió a una página que, siempre, dio la misma respuesta: “Error 404”.
La página negadora pertenece al servicio informático del Pentágono. Al igual que en las encuestas electorales, a una consulta elemental la inteligencia artificial del aparato bélico más poderoso del mundo sólo respondió con el clásico no sabe no contesta que se esconde tras el Error 404.
Cuando fue consultado por Brandon Friedman, un exagente retirado de los servicios de Estados Unidos y actual columnista del canal de cable MSNBC de Nueva York, el vocero del Pentágono, John Ulliot, optó por evitar las molestas e incisivas repreguntas. Respondió con un comunicado en el que no mencionó la eliminación de las páginas sobre aborígenes, negros, extranjeros y todo adherente a la colectividad LGBTQ+. Eso sí, fiel a la premisa de que es el ganador quien escribe la historia, Ulliot elogió el rápido cumplimiento militar de las consignas del DEI y recordó que “como bien dijo el jefe (el ministro Pete Hegseth), la DEI ha muerto en el Pentágono, murieron los intentos de dividir a las fuerzas para priorizar a un grupo sobre otro, erosionar la camaradería y amenazar la calidad de la misión”.
Citando a Friedman, el sitio web Task & Purpose reveló que el Cementerio Nacional de Arlington (Virginia) había retirado los enlaces de su página a toda información referida a militares negros, aborígenes, hispanos, homosexuales y mujeres, así como enfoques sobre la guerra de Secesión (1861-1865), en la que se enfrentaron los abolicionistas del norte con los esclavistas del sur. De allí voló, también, la información sobre el aborigen Hayes, un caso notable por el carácter legendario de la foto de Iwo Jima, a la que el Pentágono definió como “imagen icónica”, que no sólo le dio un Pulitzer a su autor sino que ofició de modelo para el tallado de una estatua, pieza central del Monumento Conmemorativo de los Héroes, en Arlington, el cementerio militar que rinde homenaje a las grandes figuras de la Nación.
Desde el retorno del frente del Pacífico, mediados de 1945, semanas antes de las masacres nucleares de agosto en Hiroshima y Nagasaki, dos años en los que la batalla de Iwo Jima fue el ítem mayor, Hayes fue exhibido como un ejemplo a las generaciones de marines. Sin embargo, el aborigen pima oriundo de Arizona, en el oeste humillado por Hollywood en sus panfletos racistas sacados como chorizos para exhibir en las matinés domingueras, murió como todos los de su estirpe: joven, a los 34 años, abandonado y consumido por el alcohol. En 1993, en un acto en las catacumbas de Arlington, el entonces jefe de marines, general Carl Mundy, pareció emocionado cuando dijo que le prometía a Hayes que “la sólida estructura étnica que constituye nuestra Nación se ampliará en el futuro y se fortalecerá”. Hoy es aquel futuro, pero Donald Trump le reservó el homenaje del ocultamiento.
La arremetida limpiadora alcanzó a unos 45.000 archivos. Otros tantos fueron repuestos, en todos los casos anteponiéndoles a su URL originaria el prefijo “DEI”, un equivalente made in USA a la Estrella de David adherida a los judíos de la Europa nazi durante la Segunda Guerra. Así pasó con la página de homenaje al general Charles Rogers, héroe de Vietnam, primer negro en recibir la Medalla de Honor. Y con una sección del ejército que homenajeaba a la 442º, una unidad integrada sólo por japoneses y estadounidenses. “Fue un ejemplo de heroicidad en defensa de los valores de Occidente”, decía ese capítulo hasta principios de marzo y volvió a decirlo desde el lunes 17, cuando el Pentágono debió reponer la página en su web, pero sin aclarar que la heroicidad del 442° se dio en dos frentes a la vez, luchando en el exterior contra las tropas alemanas y en el interior, como hasta hoy, contra los prejuicios de una sociedad puritana, bautista, anglicana, cuáquera y católica. «