El peronismo siempre tiene quien le escriba. Desde la izquierda o la derecha, desde adentro o desde afuera, con fascinación o alergia epidérmica: pocos asuntos convocan tantos entusiasmos, rechazos y –al mismo tiempo– definen nuestra identidad como argentinos. Sin embargo, pocas veces se escribió sobre peronismo con el humor y la seriedad que lo hace Pedro Saborido. El guionista y escritor había construido una manera única de reinterpretar la liturgia del movimiento desde Peter Capusotto y sus videos, pero con el libro Una historia del peronismo amplía y complejiza ese mirada. Saborido abre las puertas a un conglomerado de relatos, reflexiones y elucubraciones en clave mordaz, a veces lisérgica y siempre peronística que da lugar a una máquina de hacer uruguayos peronistas, revela la historia secreta de Jorge Luis Borges y el movimiento, descubre traidores favoritos y no tanto, denuncia la existencia de un dispositivo para viajar en el tiempo y hacer que el peronismo no exista, descubre decenas de Perón en Puerta de Hierro y muchísimo más.

Saborido nació y se crió en la República de Gerli –sí, la localidad de la mítica «Pizzería los Hijos de Puta»–, tiene 54 años y es un hincha de Racing abnegado, aunque no sufrido. Se hizo conocido en los medios junto a Omar Quiroga en Radio Mitre –allá por la segunda parte de los ’80–, fue guionista de Tato Bores y comenzó a trabajar con Diego Capusotto en Todo por dos pesos. Luego hicieron la obra de teatro ¡Qué noche, Bariloche! y finalmente Peter Capusotto y sus videos, el programa con el que definitivamente entró en la cultura popular argentina. Saborido es un tipo sencillo, un «comunista, cristiano y hippie» –como le gusta definirse– de corazón y compromiso peronista –como podría agregarse–, que no necesita tirar un chiste cada dos segundos para generar aceptación. Al mismo tiempo, con humor y argucia se le animó al fenómeno de masas más complejo y mutante de la historia argentina contemporánea y lo dejó escrito en Una historia del peronismo.

–Existen muchos temas para hacer humor, pero vos tenés una sana obsesión con el peronismo. ¿De dónde viene?

–El humor siempre viene de lo que te entusiasma. Evidentemente el peronismo es un tema que me atrapa. Los peronistas sabemos reírnos de nosotros mismos. Pero se puede hacer humor con muchas cosas. Podemos entrar ahora a una farmacia, mirar, pensar y hacer algo con eso. Y cuanto más tiempo pensando tengas, más posibilidades de llegar a algo creativo habrá. El asunto es ponerse a laburar. Pero, a su vez, tener demasiado tiempo puede ser contraproducente. (Federico) Fellini decía que no creía en la libertad absoluta del artista. Si yo fuera absolutamente libre produciría poco, estaría jugando o distraído con películas o libros que nunca terminaría. Algunos necesitamos la figura de un editor o productor que funcione de padre y nos obligue a terminar las cosas en determinado tiempo. Borges decía que publicaba para no tener que seguir editando. Se necesita de una figura que diga «¡terminala!».

–En Diego Capusotto y sus videos habías jugado mucho con el folklore y la historia del peronismo. ¿En qué momento sentiste o decidiste que tenías un libro?

–Mi libro Una historia del fútbol salió de una serie de cuentos/columnas que había escrito para la revista Un Caño. Este surgió casi accidentalmente. Había escrito algunas cosas para un programa de radio que íbamos a hacer con Daniel Gentili. Incluso algunas de esas columnas después salieron en Tiempo Argentino. Un día hablando en la editorial les comenté de ese material y ellos me dijeron que veían un libro. Y aquí estamos, con el libro en la mano. Incluso la segunda parte ya está escrita. Sólo faltan correcciones. Voy a esperar para editarlo porque no quiero que parezca algo oportunista. No olvides que me mueve un espíritu bastante hippie.

–En el libro te permitís teorías muy singulares, como el significado alternativo de la V y la P de Viva Perón.

–Después de mucho pensar y analizarlo concluí que la P y la V refieren a pene y vagina. Es curioso que nadie se haya dado cuenta antes (risas). El peronismo es un movimiento que pretende concretar. No se queda en la palabra. Y, dicho sea de paso, es muy simpático que refiera a las partes femenina y masculina de una forma tan distinguida, sin caer en lo soez o chabacano (risas).

–El peronismo destaca la lealtad como un valor, pero a vos te interesó desarrollar el tema de la traición.

–Sí, tal cual. Me llama la atención porque es un hecho que se repite y debemos asumirlo. Me parece que en política hay diferentes medidas de traición. Algunas perdonable y otras no. Creo que la consecuencia de la traición es lo que marca un límite: si es la muerte o la cárcel, por ejemplo, no es perdonable. Pero una construcción política que pretende ganar requiere acordar con «traidores». De lo contrario te transformás en un montón de facciones que no conducen a nada. Lo que planteo de las traiciones es que para estar unido el peronismo va a tener que olvidarse de las traiciones. Porque suceden y mucho más después de una derrota. Si vos querés ser una cosa cualitativa y pura nada más, podés hacer lo que quieras. «No ganamos, pero existimos.» Ok, yo entiendo al trotskismo, todo bárbaro. Pero resulta que si no ganás pasa lo que estamos viviendo ahora. La gente está mucho peor que antes. Entonces no es lo mismo. Hay que unirse y ganar.

Un Perón, muchos Perones

Una de las teorías de Una historia del peronismo es que durante el exilio de Perón en Puerta de Hierro (Madrid) no hubo un General, sino casi una docena, que se repartían el trabajo y ajustaban a las expectativas del interlocutor de turno. La sola imagen de un grupo de Perones departiendo, conspirando y riéndose de la circunstancia resulta desopilante. Pero como todo chiste, expresa una verdad o interpretación de quien lo hace. «Transformé la idea de que hubo muchos Perones a la literalidad porque es gracioso y también porque es una idea para reflexionar. Alguien que conduce, de alguna manera, tiene que ser múltiples personas. Escuchar a todos, ser ellos, de alguna manera, y después decidir, claro. Se trata de una construcción que va en ambas direcciones. Tinelli también es conducido por su público», advierte Saborido. 

–El humor tiene mucho de observación y de ideológico. Pero en tu caso parece tener bastante más que el promedio.

–Quizás sea el resultado de que no sé hacer chistes. Es un gran misterio para mí cómo nacen algunos chistes que son perfectos. Creo que yo hablo de las cosas con más detenimiento o desarrollo porque no encuentro un remate automático. El humorista, como muchos otros oficios, se va formando sobre la marcha. Viendo en qué puede ser efectivo y en qué no. Y después vas eligiendo a quién querés serle efectivo y a quién no. No creo que yo funcione si me contratan para una despedida de soltero. Pero para una charla de un tema que es afín en la que se puede hablar un poco en serio y un poco en joda puede que la cosa sea diferente, decididamente me siento más cómodo. Yo hago humor desde mis limitaciones. Construyo en base a lo que no puedo hacer. Nunca es puro deseo. El deseo se choca con la realidad y sale algo.

–Alguna vez te definiste como un comunista, hippie y cristiano? ¿Y el peronismo?

–Sí, soy un comunista, hippie y cristiano. Eso te habilita a ser peronista. El peronismo es una categoría superior. Tiene una vocación frentista y quiere que la gente esté mejor. No le alcanza con que sobreviva. El peronismo busca que la gente tenga vacaciones, auto, aire acondicionado en verano y calefacción en invierno. ¡Y que pueda pagar los servicios para usarlos! El peronismo hace bien al espíritu.

–¿Vamos a tener una nueva temporada de Peter Capusotto y sus videos en 2019?

–Nos encantaría. Pero no es tan sencillo. Los cambios tecnológicos y económico-culturales traen aparejados cambios en las realizaciones. No tenemos claro si podremos hacerla. No es fácil. Hay un mito de que hacemos todo lo que queremos y no es así. Hasta ahora propuestas concretas no tuvimos. Pero barajamos la posibilidad –después de que Diego termine con un proyecto personal– de armar no sé si una temporada, pero sí algunos capítulos que circularían por la Web. La verdad que disfrutamos muchísimo haciendo el programa, ideas no faltan y nos gustaría hacer una nueva temporada.

–¿Cómo ves las elecciones presidenciales que se vienen?

–Con tenso optimismo. No relajado. Me gustaría que el macrismo no vuelva  a gobernar nunca más porque la gente la pasa mal. No tengo nada personal. Simplemente la gente sufre y no me gusta. Quiero que se vayan. El 10 de diciembre, obviamente, porque somos gente muy republicana y democrática. Lo que me da miedo es qué son capaces de hacer si ven que no ganan las elecciones. Eso sí me preocupa.

–¿Cómo se explica que un gobierno que multiplicó la pobreza, la desocupación, la inflación y nos endeudó en miles de millones de dólares en tiempo récord tenga posibilidades de ser reelegido?

–Creo que se explica pensando que no es un fenómeno generalizado. Hay un sector de la sociedad que es peronista y otro que es macrista o antiperonista, como lo quieran llamar. En el medio cierto porcentaje que está alrededor del 10% fluctúa. Seguramente creyeron que iban a estar mejor. Veremos que hacen ahora que se dieron cuenta que no fue así. Después hay razones ideológico-psicológicas o psicológico-sociales. Hay gente racista que odia a los que considera negros y vota a Macri. Obviamente, no todos los que votan a Macri son racistas. Pero la mayoría de los racistas vota a Macri. Muchos se conforman con un discurso severo y la promesa de que lo peor ya pasó. «



El equipo del Chacho

El guionista, escritor y voz en off de Peter Capusotto y sus videos es un hincha de Racing reconocido y reconocible. En un momento donde su equipo va puntero y ve el campeonato de la Superliga cada vez más cercano, sus ideas están cada vez más claras.

–Soy muy hincha de Racing, sí. Pero en los últimos años, gracias a Diego (Capusotto) y Ale Wall (periodista de Tiempo Argentino), me saqué de encima el sufrimiento. No me interesa la épica de la derrota. Me gusta ganar y si no se puede, me fastidio y se me pasa. Prefiero ser optimista. Ser positivo, pero sin ser pelotudo.
–¿Ves a Racing campeón?
–No quiero dar ningún pronóstico. Pero lo veo muy bien al equipo del Chaco (Coudet). Superó con personalidad momentos de mucha presión. Con un equipo así, más tarde o más temprano, llegás a tu objetivo.

Historias para todos los gustos

Saborido es un hombre de radio. Se hizo de un nombre junto a Omar Quiroga en los ’80 y hasta Peter Capusotto y sus videos tuvo una efímera, pero festejada versión radial en la Rock & Pop. Hace pocas semanas debutó con Mundo disperso, el programa que hace los domingos desde las 14 en AM750 junto al músico Rodolfo García y el periodista Daniel Míguez.

–Es un programa de historias. De fútbol, política, periodismo: lo que pinte. Lo imaginamos como una propuesta de servicios. Si estás en una reunión y se hace un bache incómodo, podés contar lo que escuchaste en nuestro programa y quedás como un campeón.
–La gente te relaciona con la televisión, pero laburaste mucho en radio.
–Sí. Hicimos muchas cosas con Omar Quiroga en Mitre y FM 100. Con Diego hicimos algo en Rock & Pop, pero era enlatado. Para mí no era radio. Era otra cosa. Pero nos gustó mucho hacerlo.
–Quedaron algunos personajes muy recordados, como el Hombre Heredia y el conductor de ¿Hasta cuándo?
–Sí, es verdad. Creo que todo parte de lo mismo. De cierta forma de ver el mundo y jugar con eso. En principio la radio te da menos elementos, no tenés la imagen, pero podés jugar más con la imaginación del oyente. Creo que es cuestión de encontrar los yeites de cada medio.