Paulo Pimenta es el jefe del bloque de diputados del Partido de los Trabajadores. El pasado fin de semana permaneció en todo momento al lado de Luiz Inácio Lula da Silva antes de que se entregara a la policía para ser trasladado a Curitiba y ser detenido en el penal de esa ciudad.
Pimienta fue el principal impulsor de la acción por la que más de 60 congresistas del PT resolvieron usar un mismo apodo, con el que deberán ser llamados en sus presentaciones o votaciones en el Parlamento. Además de sus nombres de pila, son nombrados «Lula», en protesta contra el encarcelamiento del expresidente para cumplir una pena de 12 años por corrupción.
Este periodista y técnico agrícola está en el círculo íntimo del expresidente y no concibe un futuro político sin Lula como candidato y como primer mandatario. En diálogo con Tiempo explicó la postura del partido.
¿El PT mantiene a Lula como candidato?
En cualquier hipótesis, el 15 de agosto Lula será inscripto como candidato a presidente en un acto que reunirá a miles de personas en Brasilia. Y el 7 de octubre Lula tendrá su nombre y su foto en la urna electrónica. Trabajamos para que él gane la elección ya en el primer turno y, si hay algún intento de impugnación de su candidatura, los tribunales tendrán que asumir la responsabilidad de anular más de 50 millones de votos del pueblo, lo que hará completamente ilegítima la elección.
¿Y si la justicia electoral no habilita la candidatura?
No trabajamos con esta hipótesis. Lula será candidato y su foto aparecerá en la urna electrónica cuando los votantes elijan el número 13 el 7 de octubre.
¿La respuesta de las organizaciones sociales tras el encarcelamiento fue la esperada?
Las imágenes de San Bernardo (donde Lula se despidió de la militancia) hablan por sí solas. El juez Sérgio Moro esperaba que la prisión de Lula fuera un trofeo para el Lava Jato, pero lo que ocurrió fue que ahora el mundo entero sabe más que nunca que Lula es un preso político y sufre una persecución judicial, que es semejante a lo que ocurre en Argentina contra la expresidenta Cristina Kirchner.
¿Qué marco de gobernabilidad existe frente a un Parlamento que seguirá siendo fragmentado?
Tendremos que reforzar el vínculo del próximo gobierno de Lula con el pueblo, con los movimientos sociales, reforzar la democracia directa y participativa a través de plebiscitos y otras formas de consulta a la población. El Congreso debe representar los intereses del pueblo y debe respetar el programa político que vencerá en las elecciones.
¿Qué desafíos tiene un gobierno del campo popular?
Son muchos desafíos. El primero es revertir todas las maldades ultraneoliberales que el golpista Michel Temer impuso al país: revertir la reforma laboral; retomar una política económica nacionalista que distribuya renta y cree empleos; hacer una reforma tributaria que proteja a los más pobres y cubra más impuestos a los ricos, que son muy poco gravados en Brasil; establecer un nuevo marco regulatorio de las comunicaciones que acabe con el monopolio de la Red Globo; avanzar en la reforma agraria, entre muchos otros temas que necesitaremos trabajar.
¿Cómo ve el escenario político sin Lula?
No está en discusión ese escenario. «