El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina presentó su informe sobre las condiciones del mercado de trabajo en 2020 “más allá del Covid-19”. Allí, Eduardo Donza y Santiago Poy, sus autores, explican que a pesar de las políticas oficiales, entre 2019 y 2020 se verificó una “marcada pérdida de puestos de trabajo”.
Para el estudio realizado bajo la dirección de Agustín Salvia, la mejora de algunos indicadores se explica por la destrucción de aquellos “puestos de peor calidad”. Lo mismo en lo que se refiere a la caída del poder adquisitivo del salario que situaron en un 7,4% pero, aclararon, como resultado de la “pérdida de empleos de menor retribución” que, de no haberse producido, hubiera generado un retroceso del salario real promedio superior.
Este deterioro de las condiciones de trabajo se tradujo también en la tasa de actividad que se manifestó en el registro más bajo de la última década en tanto cayó hasta el 63,1% al igual que la tasa de empleo que se ubicó en un 54,1% de la población cuando, diez años atrás, habían llegado hasta el 66,2% y el 58,7% respectivamente.
Por eso, explican, si bien los registros oficiales indican un desempleo del 13,9%, si la tasa de empleo se proyectara a los niveles de actividad de cada uno de los trimestres del año anterior, es decir, dejando de lado lo que denominan “tasa de desaliento”, el desempleo real durante el año alcanzaría un 28,5%.
Tomando en cuenta el empleo realmente existente, por primera vez en la última década, más de la mitad (51,1%) de los trabajadores activos lo hizo en condiciones de informalidad. Pero además, el estudio asegura que, casi uno de cada tres trabajadores asalariados (27,4%), vive en la pobreza, esto es en hogares que no llegaron a reunir los ingresos suficientes para afrontar los costos de una Canasta Básica Total (CBT) hoy situada en casi $63 mil para una familia compuesta por dos adultos y dos niños. Dos tercios de ellos, agregan, se encuentran varados en esa situación hace más de un año y conforman lo que la UCA denomina “pobreza persistente”.
El informe también da cuenta de un fenómeno especial y alarmante. El 23,9% de los trabajadores pobres se encuentra trabajando en relación de dependencia. De hecho, un 13,3% del total de los trabajadores registrados cayó en la pobreza durante 2020 sumándose al 8% que ya se encontraba en esa situación en 2019.