El empresario agropecuario Gustavo Grobocopatel reconoció que los inversores extranjeros presentes en el Foro de Inversión y Negocios de Argentina todavía se muestran reacios a anunciar desembolsos importantes en la economía local y señaló que los primeros movimientos se ven en empresas argentinas.
El llamado Rey de la Soja habló con Tiempo Argentino en los pasillos del Centro Cultural Kirchner, donde participa de la convocatoria oficial a empresarios de todo el mundo. En ese marco, subrayó la importancia de anuncios de inversiones de multinacionales como Unilever y Siemmens si bien son todavía bajas frente a la expectativa que genera el foro.
Aunque los niveles de las inversiones locales también destacan por lo escasos, Grobocopatel aseguró que los locales dan el primer paso y que es así como debe ser. De todos modos, se mostró optimista respecto del futuro de su sector en particular: En el caso agrícola el hecho de aumentarla superficie sembrada implica mucho dinero más invertido este año que el año pasado. Todos los años los productores invierten unos U$S 20mil millones y este año van a ser unos 25 mil millones.
En ese orden, el referente empresario destacó que hay récords de ventas de fertilizantes, semillas y agroquímicos y que creció 15% la venta de maquinaria como así también un 20% la venta de pickups. El empresario evaluó que eso es un síntoma de recuperación y, contra todo lo que dicen las estadísticas públicas y privadas, destacó que hay inversiones en construcción y obra pública aunque, moderó: Obviamente eso está traccionado por el sector público.
Pero los visitantes todavía no se prenden en el nivel que espera el gobierno. En los pasillos y charlas que se desarrollan en el marco del foro hay mucha gente interesada en el agro pero también en energía, en capital de riesgo, lo que para Grobocopatel es indicio de que vamos caminando en la dirección correcta, ojalá sea lo más rápido posible.
No es fácil revertir la falta de confianza pero veo una actitud mucho más positiva de lo que esperaba. Argentina tiene un problema de competitividad que tiene que ver con lo laboral pero también con la energía, con la burocracia, con la calidad del Estado, la presión impositiva, integración al mundo. Son muchas cosas, planteó.
Por otro lado, el empresario dijo que el agro está impulsando a la industria metalmecánica y la automotriz y se metió en la polémica por el tipo de cambio: Desde mi punto de vista es la consecuencia de la competitividad de la economía. Yo creo que hay industrias que requieren otro tipo de cambio porque son menos competitivas.