En un comunicado, sus compañeros recuerdan que Giracoy resistió los proyectos de relocalización en los años noventa, para la construcción de la Autopista Illia. Esos años en que las topadoras avanzaban sobre las manzanas y derribaban casas. «El Oso era radical y muy fiel a sus convicciones. Buen cocinero, vamos a extrañar sus locros, muy devoto de la virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, buen padre y esposo. Llegó desde Jujuy de muy pibe. Era futbolista y tenía equipos juveniles en el barrio. Es triste saber que sus hijos y familiares no se pudieron despedir y más triste es saber que no van a poder hacerlo, no se pueden abrazar entre ellos para tener un consuelo porque están aislados en distintos espacios de la ciudad», explican desde el Comité de Crisis.
Walter Larrea, docente y miembro de la Mesa Participativa de Urbanización, explicó a Tiempo que «es urgente que el gobierno nacional asuma la contención del virus en el barrio. Y Larreta tiene que declarar la emergencia habitacional y alimenticia ya mismo. Los contagios crecen todos los días y va a colapsar el sistema sanitario, que ya casi lo está. Es una bomba de tiempo.»