A cuento de nada, y como para dar sustento a su nuevo cargo de ministro de Desregulación y Transformación del Estado (en esta curiosa época donde para achicar el Estado se crean más cargos), Federico Sturzenegger quiso dar ejemplos de normas «obsoletas» que él se va a proponer eliminar. Y entonces destacó una: «las carreras de palomas«.
La actividad con palomas mensajeras alcanzó su carácter deportivo en 2015 a través de una ley que votó el Congreso de la Nación y la que ni siquiera demanda fondos o subsidios del Estado. Tampoco se trata de algo inexistente: al menos 5000 personas la practican en todo el país. Y una vez por mes hacen competencias en las que puede haber más de 30.000 ejemplares.
Las palabras del flamante ministro despertaron el enojo de la Federación Colombófila Argentina (FECOAR) y la inminente presentación de un recurso con el Comité Olímpico Argentino (COA) y un intento de reunión con el titular de Deportes, Daniel Scioli, por ahora infructuoso.
Sturzenegger contra las palomas
“Argentina está un poco sobrecargada de normas y regulaciones y el presidente me ha pedido que avancemos en sacarle el pie de encima a la actividad productiva, es una de las maneras más eficaces de promover la actividad económica, el empleo y el crecimiento”. Con esas palabras el ex presidente del Banco Central que ya estuvo con los gobiernos de De La Rúa y Macri, presentó su nueva incursión en el Estado.
Luego se siguió explayando en las redes sociales: “Nuestra agenda legislativa se retomará con la ley hojarasca(s): leyes obsoletas que representan riesgos a la libertad económica, trabas, o son simplemente obsoletas (como las que regulan las carreras de palomas, obligan a trámites imposibles, o promueven la contaminación)”.
Sturzenegger luego habló con Eduardo Feinmann en su programa de radio y fue por más: «Para los militares era muy importante el manejo de las palomas, las mensajeras eran parte importante del Ejército, la Argentina todavía tiene una ley que regula el control de las palomas porque los militares querían…».
Sin embargo no es cierto. «Las carreras de palomas» se encuadran en la colombofilia, promulgada como actividad deportiva el 21 de septiembre de 2015 por el Congreso de la Nación bajo la Ley 27.171, no con la dictadura.
La norma a su vez derogó leyes provinciales que prohibían esta actividad que se practica desde hace casi un siglo en el país, y que tuvo su origen en la llegada de los primeros ejemplares de palomas mensajeras a la localidad bonaerense de Zárate.
La Ley regula a la disciplina considerada como el arte de crear y entrenar palomas mensajeras de carreras con finalidad deportiva. Incluso es reconocida como deporte por la Confederación Argentina de Deportes (CAD) y el propio Comité Olímpico Internacional.
Establece que la paloma mensajera de carrera es aquella de la subespecie de la paloma bravía (Columba Livia), con dotes naturales de orientación, que le permiten regresar a su hábitat natural desde grandes distancias y volar en condiciones normales ininterrumpidamente para llegar a su destino.
Incluso fue creado un Registro Nacional de Desarrollo y Potencial Colombófilo.
«La paloma siempre vuelve a su casa»
Osvaldo Dagnino es presidente de FECOAR. En dialogo con Tiempo se muestra más sorprendido que indignado. Nadie creía que las palomas podían ser el primer enemigo de Sturzenegger como ministro: «nos tomó por sorpresa, nos llegó la noticia de la derogación de nuestra ley 27.171 de Colombofilia, creímos que hubo alguna confusión, pero después fue tomando cuerpo y el nuevo ministro lo pone sobre el tapete cuando la puso como ejemplo de derogación, así que ahora sí estamos muy preocupados».
Sostiene que la afirmación del gobierno parte de un desconocimiento: «habla de la colombofilia atada al regimiento y las Fuerzas Armadas, no es que no sea cierta en sus comienzos, pero esto ya lleva cien años. En 2026 la colombofilia como deporte va a cumplir cien años».
Actualmente hay más de 136 clubes en todo el país con unos 3000 aficionados. «Me gustaría hacerle preguntas, tener posibilidad de derecho a réplica, por qué la considera obsoleta. Peleamos mucho tiempo para que el Congreso sacara la ley que protegiera a la paloma mensajera como paloma del deporte, porque es una raza especial con la que se practica el deporte de la colombofilia».
Cuenta que correr carreras con palomas mensajeras es un deporte reconocido: «estamos integrando el comité olímpico como actividad deportiva. A nivel mundial es muy conocida. Pasa que acá en nuestro país es un deporte con poca difusión, la gente tiene la idea de que la paloma mensajera es un animal que transporta mensajes, sin embargo la paloma no va a llevar mensaje, la paloma es un animal de regreso. Siempre vuelve a su casa».
De ahí nace el deporte: uno traslada las palomas de varios competidores a unos cien kilómetros de distancia, las largan y cada paloma vuelve a su casa. «Es un deporte sano, se practica en familia. Justamente esta ley no eroga un gasto por parte del Estado, nunca hemos pedido una subvención, nunca hemos sido asistidos, simplemente hemos pedido tener esta ley porque en cada ciudad o pueblo donde hay un club colombófilo con asociados nos representa y nos sirve de sobremanera».
La ley además vino a contrarrestar una falsa concepción del animal: siempre se encuadró a la paloma mensajera como ave de corral. «Es un calificación errónea –acota–. Nunca lo fue. No la podemos poner en un gallinero de casa de familia. Las palomas mensajeras son deportistas criadas en palomares».
De hecho tienen que cumplir una serie de requisitos: la paloma mensajera como deportista está regulada por SENASA, exigen tener libreta sanitaria con vacunas al día, y una especial atención con los alimentos; que contengan fibras, hidratos de carbono. «Se le suministran vitaminas como un atleta, y tienen ensayos y prácticas como atletas».
Un día en la vida
Es el primer fin de semana de julio. El frío acecha en casi todo el país, pero en el predio del Autódromo Juan Manuel Fangio en Balcarce se siente en los huesos. Hoy los autos no son protagonistas. Acá llegan las palomas. Hay 4000 ejemplares. Y curiosos y curiosas de la ciudad que se acercan a ver qué es eso de «la carrera de palomas».
Los competidores charlan en la previa. Coinciden: «las palomas son nuestro cable a tierra». En el caso de Osvaldo las maneja desde los 15 años. Hoy tiene 64. «Las largamos en nuestros palomares, vuelan una hora en el aire y vuelven a posar en el palomar, no molestan a ningún vecino», relata.
Pero antes de la ley sucedía que vecinos denunciaban a algún colombófilo, la Municipalidad inspeccionaba y como no existía norma impedían la actividad. «Ahora muchos municipios sacaron sus ordenanzas promoviendo el desarrollo, porque la paloma en definitiva no molesta a nadie, está encerrada la mayor parte del día, cuando sale a volar no posa sobre ninguna casa, se desempeña en altura y cuando la llamamos (cada uno tiene un método distinto) entra al palomar y no molesta a nadie».
En el Autódromo de Balcarce es el turno de «emplanillar» a las palomas. Las anotan y les colocan un chip en las patitas. El día anterior ya había pasado el camión por los clubes recolectándolas. En cada club puede haber de seis a diez jaulas con 200 palomas. Finalmente, el día de la competencia, si no está lloviendo, se largan. El grupo aún recuerda la competencia del año pasado en Curuzú Cuatiá, cuando largaron 15.000 palomas.
Cada colombófilo va a su palomar. Todos lo tienen al fondo o en la terraza de sus casas. Es una actividad eminentemente familiar. Osvaldo espera con la suya durante la tarde de este sábado gris. Hasta que empiezan a llegar, sin pausa, directas al palomar. Ahí hay un sensor que lee el código del anillo electrónico de la patita. La información se carga al sistema vía WhatsApp, va al Centro de Cómputos y de ahí se informan los ganadores de la carrera. Hay ganadores locales, zonales, regionales… La temporada arranca en invierno: va de principios de junio hasta el primer fin de semana de noviembre.
«Para practicar este deporte, con 60 palomas competidoras y 5 o 6 casales de reproductoras para criar y sacar los hijos de los futuros competidores, cada aficionado se puede divertir y competir perfectamente», esgrime Osvaldo que, según subraya, pasa 2 horas diarias con ellas «cuidándolas, son una pasión, y somos toda gente que quiere a lo animales».
En la región el otro país fuerte es Brasil. A nivel mundial pisan fuerte Alemania, Inglaterra, Portugal, Estados Unidos, Cuba, y Países Bajos, donde se originó el deporte.
Osvaldo menciona otro punto alrededor de la actividad, actualmente regulada: «Detrás también hay generación de trabajo. Por ejemplo con transportar palomas, son 15 o 16 camiones por competencia, la colombofilia es un deporte organizado. Está todo en regla, por eso no puedo entender todavía que mencionan que van a derogar una ley que para nosotros tiene una finalidad y un sentido. Hasta es una herramienta educativa. Vamos a escuelas especiales y agropecuarias. Por ahí hay gente que piensa que la ley está por estar, pero no es así».
Sigue el frío en la Argentina, la jornada en Balcarce ya es pasado y los competidores se preparan para la próxima cita. Son miles. El súper ministro continúa estoico su batalla contra el Estado que le paga el sueldo, deslumbrando en su tercera gestión al frente de un gobierno en el siglo XXI. Será como dijo David Viñas que la Argentina es un país de sobrevivientes. Mientras tanto, las palomas están ahí alimentándose, listas para volar durante horas y volver. Porque la paloma siempre vuelve.