La diputada nacional de La Libertad Avanza Marcela Pagano vuelve a romper el molde en el bloque libertario. Después de tirarle un centro inesperado al peronismo a través de un tuit de homenaje a Evita, gesto que le valió un aluvión de críticas de usuarios afines al oficialismo en redes sociales, la periodista volverá a marcar diferencias dentro del espacio. 

Esta vez eligió los Derechos Humanos como bandera para delimitarse, cuando todavía resuenan con fuerza los estruendos por la escandalosa “visita humanitaria” de un grupo de diputados liberales a Alfredo Astiz y otra decena de represores de la última dictadura militar en el penal de Ezeiza donde se encuentran detenidos.

Según pudo confirmar Noticias Argentinas, Pagano está organizando un homenaje a las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon, víctimas nada menos que de Astiz, el “Ángel de la Muerte” que se infiltró en la Iglesia Santa Cruz para obtener información sobre el grupo fundador de Madres de Plaza de Mayo.

Las profundas convicciones católicas de la legisladora libertaria la llevaron a elegir a las religiosas francesas para rendir tributo. En diciembre de 1977, las monjas fueron secuestradas, detenidas en la ESMA, torturadas y luego ejecutadas en los aciagos “vuelos de la muerte”.

La idea de la diputada liberal es que la actividad sea transversal y participen referentes de todo el arco político, desde Unión por la Patria, pasando por el PRO, la UCR y hasta la izquierda. 

Las invitaciones fueron cursadas informalmente, pero todavía hay espacios políticos que dudan acerca de si aceptar el convite o no. La fecha tampoco está confirmada, pero sería la semana que viene.

A nadie escapa que este encuentro multipartidario que está creaneando Pagano sucede a escasas semanas de la visita a genocidas por parte de algunos compañeros de bloque, episodio que generó una ola de controversia.

Obviamente la elección de los Derechos Humanos como bandera para tender puentes con otros espacios políticos, y para desagraviar a las víctimas de Astiz, no es producto de una ocurrencia azarosa. 

Se trata, evidentemente, de una respuesta política al sector de su propio bloque que propone el negacionismo y una mirada complaciente y de la reivindicación abierta de las violaciones de Derechos Humanos durante los años de plomo de la dictadura. 

Beltrán Benedit, quien organizó la excursión a Ezeiza, y Guillermo Montenegro, son los exponentes más claros de esta última posición histórica.

“Fuimos a ver a excombatientes que libraron batallas contra la subversión marxista por orden de un gobierno constitucional”, sostuvo el entrerriano en un chat interno donde justificó los motivos de la “visita humanitaria” a criminales de lesa humanidad condenados por tribunales civiles.

La mayoría de la tropa libertaria, pese a no compartir el diagnóstico de Benedit, calló. En cambio, Pagano busca sacar el debate para afuera, y que no quede la percepción general de que La Libertad Avanza en su conjunto acompaña ese relato justificador del terrorismo de Estado.

Rebelde y provocadora, la periodista sabe que esta actividad que está organizando por su cuenta caerá mal en buena parte del bloque, que ya no quiere exponerse a temas que inevitablemente provocarán divisiones internas. 

A ella estos reparos la tienen sin cuidado. Llegó a la banca por su amistad con Javier Milei, pero nunca se sintió parte de un rebaño al que podían arrear para un lado o para el otro, y no tuvo temor a disentir y pagar el costo de ser marginada.

Lo pagó cuando el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, le bajó el pulgar a que sea presidenta de la comisión de Juicio Político, por un pedido en las sombras de Karina Milei. 

Pagano sigue considerándose legítima titular de la comisión, a raíz de la reunión llevada a cabo el 10 de abril pasado en la que fue elegida por 18 de los 31 integrantes del cuerpo. Ni Menem ni el oficialismo le reconocen ese título, dado que la convocatoria a esa sesión había sido cancelada un minuto antes de su inicio.

Muchas veces se especuló con que producto de esa incomodidad permanente Pagano daría el portazo a La Libertad Avanza, y la idea ciertamente debe haber sobrevolado en sus pensamientos, pero por una u otra razón ella sigue estoicamente resistiendo dentro del bloque, nadando contra la corriente. 

En el medio, una crisis nerviosa -producto tanto del estrés a la que estuvo sometida laboralmente como por la lucha que dio para quedar embarazada de su primer hijo- la dejó fuera del partido durante semanas.

Y volvió con la decisión de enfrentar las posturas más fanatizadas del bloque, que tiene una composición más variopinta de lo que se suele transmitirse hacia afuera. 

Pagano reconoce que en un polo habitan diputadas rupturistas como Lilia Lemoine y Juliana Santillán, militantes radicalizadas, y del otro lado un espectro de dirigentes más proclives al diálogo. Ella se inscribe en esta segunda lógica, con la convicción de que no se puede hacer política enojándose con todo el mundo. En esa pelea está.

Esta tesitura dialoguista la emparenta en cierta forma con Victoria Villarruel. Con la vicepresidenta tuvo una muy buena sintonía durante la campaña del año pasado, y luego se distanciaron por no compartir espacios de trabajo.

A diferencia de otros diputados liberales que llegaron a la banca por formar parte de algún espacio político en particular, ella aterrizó en Diputados estrictamente por su amistad con Milei. 

A Pagano no la une una pertenencia orgánica a un grupo de afinidad específico, y ese factor le da margen para maniobrar con mayor libertad y autonomía. 

Dicho esto, no está plenamente aislada en La Libertad Avanza. Tiene diálogo frecuente con muchos de sus compañeros de ruta.

Según pudo saber Noticias Argentinas, Rocío Bonacci y Lourdes Arrieta, las dos diputados libertarias que manifestaron su arrepentimiento por haber participado de la visita a represores presos (la primera incluso dijo públicamente haber ido engañada, sin saber el verdadero motivo de la actividad), la llamaron a Pagano cuando estalló la polémica para buscar consuelo y consejo político.

Angustiadas por el mal trago que estaban atravesando, se comunicaron con la periodista, quien les hizo “el aguante” y les aconsejó acerca de cómo poder sobrellevar el tema desde lo político y lo mediático.

Pagano también tiene buena relación y coincidencias de mirada con Guillermo Montenegro, pese a disentir en asuntos vinculados a los Derechos Humanos. 

Y conserva un buen vínculo con el ex titular de la bancada libertaria Oscar Zago, quien tras ser desplazado de la conducción rompió con el bloque y conformó la bancada del MID junto a Claudio Falcone y Cecilia Ibañez.