Jorge Mario Bergoglio, apenas Papa o Francisco para la mayoría, falleció a los 88 años, durante la madrugada de este lunes 21 de abril. En este marco, Tiempo mantuvo un diálogo con el cura villero Adolfo Bernassi para repasar el legado que dejó a los pueblos de todo el mundo.
El deceso del religioso ocurrió en la residencia de Santa Marta, ubicada en el Vaticano, tras complicaciones respiratorias que se fueron agravando durante los últimos meses. La triste noticia fue comunicada oficialmente por el Camarlengo, cardenal Kevin Joseph Farrell, desde el lugar del fallecimiento.
«Le interesaba lo popular»
Durante el diálogo que el Padre Adolfo mantuvo con este diario expresó: «El fallecimiento de nuestro querido padre Francisco nos llena de tristeza. Pero, por otro lado, sabemos que así son las cosas y que seguramente él está con Dios, porque creemos profundamente en la resurrección. Él tuvo su pascua».
El cura villero, de 53 años, continuó relatando. «También queda un poco de desconcierto porque está la profunda tristeza que tenemos. Siento que hemos perdido a uno de los pocos, quizás al único referente importante que era muy creíble por todos y que defendía con amor a los que más sufren«.
«Lo digo porque lo conocí bien a Francisco, a mi me renovó él como sacerdote, estuvimos en contacto, trabajamos juntos acá en Buenos Aires. Y sé, que realmente le interesaba lo popular, el pueblo, en las injusticias que padecen los más pobres«, aseguró Bernassi.
«Siempre estuvo -continuó- en defensa de los pobres y a favor de que tengan justicia. Ojalá el espíritu santo sople fuerte y levante a quien continúe ese ese camino lleno de amor y misericordia que construyó Francisco».
«El legado que nos dejó es importantísimo», puntualizó el religioso. «Él hizo lo que había que hacer, lo que Jesús nos mandó a hacer, que es abrir la mente y el corazón, nos dejó esa herencia», enfatizó Bernassi.
Siguió recomendando: «Tenemos que recibir a la vida como viene, sin juzgar ni condenar a nadie, debemos ser una Iglesia servidora de verdad del reino de Dios. Hay que servir a los demás, pero sobre todo, servir a la vida. Francisco nos dejó el legado de que seamos defensores de los derechos de los más pobres, los inmigrantes, las personas que sufren la discriminación«.
El cura villero destacó que nadie antes había hablado como lo hizo Francisco con respecto al cuidado al medio ambiente: «Presentando al mundo como la casa donde todos tenemos que convivir como hermanos. Realmente es muy grande el legado que nos dejó, creo que todo quedó muy claro en su ejemplo de vida, con sus obras, sus actos, sus enseñanzas y su magisterio. La Iglesia y el mundo necesitaba a un Papa como Francisco», ahondó el religioso.
«Rezo profundamente a Dios para que ilumine las mentes de quienes van a elegir al próximo Papa, para que sea alguien que continúe con este legado y lo profundice aún más. Hay mucho por hacer, porque yo intuyo, ojalá que me equivoque, pero veo que se vienen un mundo muy difícil para los pobres, para los ninguneados de siempre, para los rotos, para los que no participan en el mundo de los exitosos y poderosos», advirtió el cura villero.
El religioso mostró su preocupación por lo que sufren: «Me pregunto quién los va a defender ahora. Anhelo profundamente que el próximo Papa sea alguien que continúe ese camino que nos indicó Francisco, se lo ruego a Dios profundamente, para que la Iglesia no pierda el rumbo«.
Y completó. «Porque una Iglesia que escucha la palabra de Dios, es una Iglesia que se preocupa por el otro, una Iglesia misionera que abre sus puertas, que no le importa ser hospital de campaña con tal de recibir al pueblo, una Iglesia de brazos abiertos, que abrace a todos y todas muy fuerte».
Más de 30 años en los barrios
El Padre Adolfo recordó muy emocionado: «A mí me ordenó Francisco, cuando todavía era Jorge Bergoglio, me nombró diácono a comienzos de 1998, desde ese momento comencé a trabajar activamente, pero ya lo venía haciendo antes como seminarista».
Bernassi siguió repasando. «Primero me nombró diácono, después como sacerdote y hasta el día de hoy trabajo en los sectores más vulnerados de la sociedad. Entre seminarista, diácono y cura llevo más de 30 años acompañando a las personas en los barrios, cumpliendo con lo que nos ordenó Jesús».
Y concluyó. «Primero lo hice en los barrios porteños de Mataderos, Villa Lugano, Villa Soldati, Bajo Flores y luego me instalé en la zona de los asentamientos de la cuenca del río Reconquista, en los partidos bonaerense de San Martín y Tres de Febrero».