Javier Pastore y Ezequiel Lavezzi cenan junto a otros compañeros en un restaurante de París. Son casi las dos de la mañana. En la sobremesa, el restaurante cierra y se quedan solos. A una cuadra, la casa en la que vive Carlo Ancelotti, su entrenador en París Saint-Germain. Estamos en la temporada 2012/13. “No, no lo llames”, le advierten a Lavezzi. Pero se sale con la suya. “¿Te pasó algo, Pocho?”, le pregunta Ancelotti al teléfono. “No, sólo estamos acá con los jugadores que te hacemos ganar; queremos que vengas”. A los pocos minutos, Ancelotti entra en pijama. Pide “los mejores vinos” para los futbolistas. Y lo escuchan, y le preguntan: habla de sus años como mediocampista estratega. “Yo alucinaba. Era el técnico, y a las diez de la mañana entrenábamos –cuenta Pastore-. Tiene eso que hacía que después salieras a la cancha diciendo: ‘Yo muero por él, si me trata como un hijo’. O un día estaba mal o me había peleado con alguien, me llamaba y me decía: ‘No vengas, quedate tranquilo, soluciónalo y mañana entrenás bien’. Después, si jugabas bien y hacías ganar al equipo, te permitía hacer lo que vos quisieras. Si no querías entrenar cinco días, no entrenabas, pero el fin de semana tenías que jugar bien. Si lo hacías mal, no jugabas más”. Con Ancelotti, PSG fue el campeón de la Ligue 1 2012/13, primera liga en el cambio de la hegemonía en Francia (PSG ganó diez de las últimas doce desde que el club fue comprado por Qatar).
Gestión de vestuario desde las emociones y la confianza –liderazgo tranquilo y humano, nada personalista, los jugadores siempre por encima porque el fútbol es de ellos-, el miércoles, con el 3-0 de Real Madrid a Pachuca en la final de la “renombrada” Copa Intercontinental, Ancelotti se convirtió en el DT con más títulos en la historia del club (15), uno más que el madrileño Miguel Muñoz.
“Necesito que me hagas un informe del Liverpool”, le dijo Ancelotti a Hernán Crespo en la previa de la final de la Champions 2004/05. Crespo había jugado la temporada anterior en el Chelsea, en la Premier League. Durante dos semanas, estudió al rival. “Sabía hasta qué comía (Steven) Gerrard a la mañana”, contó Crespo. A los 44 minutos de la final en Estambul, el Milan ganaba 3-0. Dos goles de Crespo. Liverpool se lo empató en el complemento y el Milan perdió por penales. Con cinco, igual, Ancelotti estiró este año la diferencia como el técnico más ganador de Champions (2002/03 y 2006/07 con el Milan, y 2013/14, 2021/22 y 2023/24 con el Real Madrid).
“Ancelotti encuentra la manera de dejar que muchos de nosotros juguemos con libertad. Hay otros equipos que son un poco más estructurados en cuanto a los estilos de pase y los patrones de juego. Nuestro punto fuerte es que jugamos como si estuviéramos improvisando”, aceptó Jude Bellingham después de que el Real Madrid sacara por penales al Manchester City en la semi de la Champions pasada (en la final venció 2-0 al Borussia Dortmund). “Es muy difícil explicar cómo debe ser un líder -dijo Ancelotti en septiembre en la conferencia Nuevo México Siglo XXI ante 10 mil estudiantes-. Es mucho más importante convencer que imponer”.
Ancelotti sabe de qué están hechos los jugadores, comunicarse mano a mano y en grupo. Y, aunque él sea la autoridad, mantenerse en el mismo plano. Y que si el mensaje es breve, sencillo y simple, dos veces bueno. Eso no lo exime de ser un genio de la “táctica”, que no es lo mismo que ser un “tacticista”. En Coverciano, centro de la Federación Italiana de Fútbol, a las afueras de Florencia, estudian a Ancelotti, 65 años, nacido en Reggiolo, región de Emilia-Romaña. “En Coverciano –relata el entrenador Antonio Gagliardi, asistente técnico de Roberto Mancini en la Eurocopa 2021 que ganó Italia- solemos mostrar el contraste del video en el que Guardiola dice: ‘Cada uno debe estar en su posición; es el balón el que va a la posición y no al revés’. Y el de Ancelotti, en el que dice: ‘Si para Vinícius y Rodrygo, aunque juguemos con el 4-3-1-2, es mejor que se queden abiertos, ¿por qué tengo que decírselo, si jugamos con dos delanteros? ¿Tienen que permanecer en el centro? Los dejo abiertos’. Entonces, son unos enfoques completamente diferente”.
Carletto Ancelotti. Primero está la persona. "Si te pongo en el banquillo, enfádate con el entrenador, no con Carlo". Impecable. pic.twitter.com/16FU6UI6Xq
— VSports Team (@VSportsTM) December 24, 2023
Ancelotti no sólo cuida la mente y la privacidad de los futbolistas: contrapone la combinación de talentos contra el vértigo y la ultraespecialización. En la final del Mundial de Clubes 2022 -la copa que ahora pasó a ser la Intercontinental-, el Madrid de Ancelotti le ganó 5-3 al Al-Hilal de Ramón Díaz. Ancelotti y Ramón Díaz tienen mucho en común: sus hijos -Davide y Emiliano- son sus ayudantes principales. Pero hay más. “Ramón Díaz llamaba a un jugador del banco y le decía: ‘Vas a hacer un gol. Entrá, vas a recibirla por ahí y vas a hacer un gol’. No sé si realmente lo veía o con eso mismo hacía que sucediera. Esa confianza te la daba. Entonces, cualquiera que estuviera calentando, cuando él lo llamaba, decía: ‘Por algo entro’. Hay gente que tiene ese don: depositar confianza en alguien, y que el solo hecho surta efecto”, me dice Pablo Aimar, quien debutó como futbolista en 1996 en River, con Ramón de DT. Aimar no jugó en el fútbol italiano, a diferencia de Lionel Scaloni (Lazio y Atalanta), quien dijo después del bicampeonato en la Copa América 2024: “Para mí hoy un referente es Ancelotti, sobre todo verlo trabajar. Pienso muchísimas cosas igual que él y ya hizo historia. Lo escucho y me siento identificado”.
“El gran inspirador de Scaloni es Ancelotti, que nunca lo dirigió –leemos en Revolución Scaloni, de Alejandro Wall-. En un tiempo donde, por lo general, se elige a Guardiola por encima de todos, quizás a Jürgen Klopp, le hablará al diario Marca de Ancelotti en una declaración contracultural para la época: ‘Hoy es la referencia de lo que quiero ser como entrenador: un tipo al que todo el mundo aprecia, muy inteligente, que no en vano ha ganado todo lo que ha ganado’. Ancelotti es el gurú, la bibliografía del Scaloni entrenador”.
De un lado, Matías Donnet, Raúl Cascini, Sebastián Battaglia y Diego Cagna (y Carlos Bianchi). Del otro, Gennaro Gattuso, Andrea Pirlo, Clarence Seedorf y Kaká (y Ancelotti). Boca-Milan, final de la Intercontinental 2003 en Yokohama, Japón. Si los partidos se cuecen en el mediocampo, si en la sala de máquinas se comienza a engranar un triunfo, es el enfrentamiento entre una línea media mundana contra una que suma -y sumará- Mundiales (si el brasileño Kaká venía de ser campeón en Corea del Sur-Japón 2002, Gattuso y Pirlo se coronarán en Alemania 2006). Boca empezará abajo -gol de Jon Dahl Tomasson-, empatará Donnet y le ganará 3-1 por penales al Milan (dos atajados por el Pato Abbondanzieri, el primero de la serie a Pirlo, y penal definitorio pateado por Cascini, de botines blancos). Es el último título en Copa Intercontinental -y luego en Mundial de Clubes- de un club argentino. Fue cuando el segundo ciclo de Bianchi en Boca escaló a la cima azul y amarilla.
En la conferencia de prensa anterior al cruce Boca-Milan, Ancelotti dio, quizás, una de las definiciones más certeras de los equipos de Bianchi. "Es un equipo temible, fuerte, con carácter y óptimas cualidades individuales. Un equipo compacto que juega con mucha competitividad". pic.twitter.com/KOy9wxfltA
— Sebastián Bezzerri (@SBezzerri) December 14, 2019
“El fútbol es simple. Algunos directores técnicos no le dan una, dos, o tres indicaciones: le dan media docena. Al final, el jugador, cuando le dio la sexta, la primera ya ni se la recuerda. Cuanto más simple se le explica lo que se desea al jugador, es más fácil que comprenda y que llegue a lograr lo que uno pretende. No somos científicos”, dijo Bianchi. “Intento manejar las cosas lo más simple posible. El fútbol, para mí, no es complicado. También en la estrategia no se tienen que complicar las cosas. Hay dos aspectos: defender y atacar. Atacar es más creatividad, y defender, más organización”, dijo Ancelotti. Carlos con Carlo. Belleza con eficacia.
Le pido a Bianchi, ya a fines de diciembre de 2024, unas palabras a la distancia y en perspectiva acerca de Ancelotti: “Respeto, reconocimiento, merecimiento. Sin buscar ningún protagonismo”.
En Italia, los entrenadores son doctores. Ancelotti –entrenador entre los ocho con más títulos en la historia del fútbol (30), primer y único DT campeón en las cinco ligas top de Europa- lo es: en octubre de 2023 recibió el doctorado honoris causa por la Università di Parma en “Ciencias y técnicas de actividades físicas preventivas y adaptadas”. “El talento -explicó Ancelotti en su discurso- no se puede mejorar. Es genético. Está o no. Maradona tenía un grandísimo talento, pero no podías enseñarle a gambetear mejor. Se puede enseñar a gestionarlo. Los grandes campeones son los que ponen su talento al servicio de los otros. La diferencia entre grandes jugadores y grandes campeones es egoísmo o altruismo”.
“El talento no se puede mejorar. Es genético. Está o no. Maradona tenía un grandísimo talento, pero no podías enseñarle a gambetear mejor. Se puede enseñar a gestionarlo. Los grandes campeones son los que ponen su talento al servicio de los otros”. Il dottore Carletto Ancelotti. pic.twitter.com/cpgvZjl9yU
— Roberto Parrottino (@rparrottino) October 12, 2023