El anuncio no sorprendió, porque Donald Trump venía amenazando desde hace semanas con dar un golpe sobre la mesa acerca del tratado nuclear que firmaron en 1987 Ronald Reagan y Mijail Gorbachov. Tampoco es que el retiro del histórico pacto INF (por las siglas en inglés de fuerzas nucleares de rango intermedio) vaya a tener consecuencias inmediatas (ver aparte). Pero pone en la agenda un tema que el presidente piensa tratar en su discurso del Estado de la Unión que va a dar recién el martes próximo, ya que tras el cruce con la oposición demócrata se postergó la fecha tradicional, en enero, por el cierre del gobierno. En este clima áspero, Trump profundizó la grieta con los servicios de inteligencia estadounidenses y quizás por allí haya que buscar esta política aparentemente errática del ocupante de la Casa Blanca.
La negativa del Congreso para habilitar un fondo de 5000 millones de dólares destinados a construir el muro entre México y Estados Unidos implicó como respuesta el cierre del gobierno por 23 días. Esto es: salvo para necesidades básicas, no se giró dinero a ninguna oficina pública. Finalmente, Trump tuvo que aceptar la firma del presupuesto que planteaban los demócratas. Para no mostrar debilidad, se manifestó contento de haber logrado darles 750 millones de dólares más a los militares. «Más grande que el muro fue mi promesa de restaurar el Ejército», dijo en una entrevista a la página web DailyCaller.
Pero ese es apenas un aspecto en la guerra que se desarrolla en aquel país tras la llegada de Trump a Washington. Desde el primer momento, la acusación de haber tenido tratos oscuros con agentes rusos que lo ayudaron en la campaña contra Hillary Clinton es una espada de Damocles que pende sobre su gestión y no hay semana sin que aparezca una nueva vuelta de tuerca.
En los días que pasaron, fue detenido Roger Stone, un asesor del presidente de su máxima confianza. Llamó la atención que el operativo del FBI fue televisado en directo por la cadena CNN. La acusación contra Stone, de 66 años, es que fue el contacto con WikiLeaks para la publicación de correos electrónicos del jefe de campaña de la exsecretaria de Estado, John Podesta.
La denuncia, que investiga el fiscal especial para el Rusiagate, Robert Mueller, es que la divulgación de esos mails fue clave para que los demócratas perdieran la elección de 2016. La derrota, sin embargo, fue en el colegio electoral, ya que obtuvieron cerca de 3 millones de votos más que los republicanos.
Stone fue esposado y sacado de su casa en el exclusivo distrito de Fort Lauderdale ante las cámaras de CNN. En la corte respondió por siete cargos, incluida obstrucción a la justicia. Él se declaró inocente. Trump lo defendió a su modo. «Siempre me ha gustado, me gusta Roger, él es un personaje», dijo. Pero se mostró indignado por la difusión, más propia de estas costas. «Hablé con mucha gente que está muy disgustada por ver la forma en que las cámaras estaban sobre eso», dijo.
El martes, los directores de la comunidad de inteligencia (CIA, FBI y NSA entre ellas) entregaron su evaluación anual de «amenazas a Estados Unidos» a los legisladores. Trump no perdió ocasión luego de difundir en una cadena de tuits, su medio preferido para hablar con la ciudadanía, en la que lo menos que dijo fue que «quizás (los servicios de) inteligencia debería ir a la escuela».
El mandatario se jactó de que «cuando asumí, Estado Islámico estaba fuera de control en Siria (…) y pronto será destruido, algo impensable hace dos años». También indicó que «la relación con Corea del Norte es la mejor (…y) hay una oportunidad decente para la desnuclearización». Y también destacó que sobre Irán, «los oficiales de inteligencia están equivocados». Es más, los acusó de ser ingenuos.
Los directores del área plantearon ante los congresistas que EE UU enfrenta «una mezcla tóxica de amenazas» que pone en riesgo de ver que su influencia global se desvanezca ante adversarios clave como China y Rusia. Mientras Trump hace arreglos para un nuevo encuentro con Kim Jong Un y está convencido de su línea de negociación, la directora de la CIA, Gats Haspel, dijo que el líder norcoreano no está dispuesto a abandonar su plan nuclear. Simultáneamente, Haspel aseguró que Irán está cumpliendo fielmente los acuerdos que había firmado Barack Obama en 2015 y Trump desechó el año pasado.
Donde hay consenso entre el «estado profundo», demócratas y republicanos y el Pentágono es en que Venezuela es un grave peligro para el país. En un escenario de enfrentamiento como este, aparece como prenda de unidad, a pesar de lo que implica una escalada golpista para venezolanos y latinoamericanos en general. «
Seis meses para hablar de misiles
Donald Trump anunció que este sábado comenzará el proceso de retirada del acuerdo nuclear firmado hace 32 años entre el exactor Ronald Reagan y el líder de la extinta Unión Soviética, Mijail Gorbachov, que desde 1991 asume como un legado la Federación Rusa. Para Trump, el gobierno de Vladimir Putin incumple esos convenios y esa es una razón valedera para volver a negociar.
De allí que hay un plazo de seis meses antes de volver a una posible escalada armamentista. «Rusia ha violado el tratado INF con impunidad, desarrollando de forma encubierta y desplegando un sistema de misiles prohibidos que representa una amenaza directa para nuestros aliados y tropas en el extranjero», dice Trump. Se refiere al desarrollo del misil Novator 9M729, que para Moscú respeta los cánones del INF, mientras que para la Casa Blanca es un peligro para la seguridad estadounidense.
La portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova respondió que el sueño de Estados Unidos es que Rusia se desarme y «destruya todo» su armamento, algo que, aseveró, no va a ocurrir. Putin, en tanto, dijo que si se eliminan los tratados de limitación de armas, «no quedará nada más que una carrera de armamentos».