¿Qué sucedió en Amesbury? Los habitantes de esta región tranquila del sur de Inglaterra se inquietaban este miércoles luego de que una pareja fuera hospitalizada en estado crítico, expuesta a una «sustancia desconocida», cuatro meses después del caso Skripal.
El hospital de Distrito de Salisbury ya trató a los Skripal hasta que recibieron el alta. Los científicos del laboratorio militar británico de Porton Down están realizando pruebas y tratando de averiguar si los dos incidentes están relacionados, informaron medios británicos.
¿Fueron víctimas de una sobredosis o fueron envenenados? «Queremos sólo saber lo que pasa», dijo una mujer que prefiere permanecer anónima, mirando a los policías que montan guardia delante de la casa de las víctimas, una mujer y un hombre de unos 40 años de Amesbury, este barrio residencial nuevo.
«Estamos un poco angustiados. Si pasó algo grave, ¿cómo podemos saber si los cruzamos en la calle? No sabemos ni siquiera quiénes son», dice, inquieta por posibles riesgos de contaminación.
Los dos hospitalizados fueron hallados inconscientes por los servicios de emergencia en su domicilio de Muggleton Road. La policía evocó primero un incidente vinculado a la heroína o al crack, pero desde entonces precisó que estaban analizando para determinar el tipo de sustancia.
La oficina de la primera ministra Theresa May dijo que se tomaba el incidente «con la mayor seriedad», pero pidió que se «deje trabajar» a la policía. La fuerza antiterrorista de la policía británica se unió a la investigación.
Todo el mundo tiene en mente lo que sucedió en Salisbury, a unos 15 km de distancia, cuando el ex agente doble ruso Serguéi Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, fueron hallados el 4 de marzo inconscientes, envenenados con un agente neurotóxico. Finalmente se recuperaron, luego de estar en estado crítico, y recibieron el alta.
«¿No pinta bien, no es cierto?», comenta Regina Lawes, de 60 años, «lo mismo sucedió en Salisbury. Dos personas fueron halladas inconscientes».
«Mis amigos preguntan qué es lo que pasa. Algunos tienen miedo», explicó una mujer de unos 60 años, que pasea su perro cerca de la iglesia bautista de Amesbury, adonde habría ido la pareja el sábado y que está cerrada y rodeada por policías.
Como sucedió luego del envenenamiento de los Skripal, varios lugares públicos frecuentados por la pareja fueron cerrados al público.
Sam Hobson, de 29 años, que se presenta como un amigo de la pareja, que identificó como Dawn Sturgess y Charlie Rowley, afirmó a la AFP que pasaron el día del viernes en Salisbury y que al día siguiente se sintieron mal. «Deben haber tocado algo y se contaminaron», especuló.
Según él, Dawn fue la primera en sentirse mal, se quejaba de dolores de cabeza el sábado por la mañana, y se desmoronó con «espuma saliendo de la boca». Charlie comenzó por su parte a «transpirar mucho», «a hacer ruidos extraños» y a «alucinar».
El joven dice haber entrado en pánico y llamado una ambulancia. Según él, el incidente «no está vinculado a la droga», Dawn «no se drogaba».
Chloe Edwards, que vive enfrente de la casa de la pareja, vio llegar a los servicios de emergencia el sábado por la noche, algunos con «trajes verdes» y «máscaras», los mismos trajes que los de los servicios de intervención luego del envenenamiento de los Skripal.
«¿Si sucedió lo mismo que en Salisbury, por qué esperaron tanto tiempo?», se preguntaba el miércoles otra vecina.
Los habitantes de este rincón tranquilo de Inglaterra no pensaban volver al centro de la atención mediática cuatro meses después del envenenamiento de los Skripal y se inquietaban por las repercusiones.
Este episodio «tuvo un efecto desastroso en Salisbury, tanto en la economía como en la vida de la gente», estimó Patrick Hillman, de 70 años, interrogado delante del Queen Elizabeth Gardens, uno de los lugares cerrados al público en el centro de Salisbury.
Agregó que «mucha gente ya no viene, en particular los turistas» que visitaban esta ciudad a unos 140 km al suroeste de Londres conocida por su imponente catedral anglicana gótica.
Londres acusó a Moscú de estar detrás del atentado contra Skripal, un antiguo coronel de los servicios secretos militares rusos condenado por traición por pasar secretos a Londres, y que acabó instalándose en Inglaterra tras un canje de espías.
El Kremlin negó toda implicación, pero el gobierno de Theresa May denunció que el atentado se había cometido con un agente nervioso de la variedad novichok, que se fabrica en laboratorios militares rusos, y que sólo había dos opciones: que Moscú lo hubiera usado aposta o que hubiera perdido el control de la sustancia.
Este acontecimiento desembocó en una crisis diplomática entre ambos países y en una oleada de expulsiones cruzadas de diplomáticos por parte de Reino Unido y sus países aliados, de un lado, y Rusia, de otro.