Este fin de semana , el Centro Cultural San José (Caaguazú y Anchoris) volvió a latir con fuerza. En ese mismo espacio donde Osvaldo Bayer inauguró la biblioteca municipal que lleva su nombre, se realizó una jornada cultural cargada de memoria, arte y compromiso. No fue solo un homenaje, sino una forma de reafirmar su presencia a través de la palabra y el encuentro colectivo.
Organizada por la Subsecretaría de Cultura del Municipio de Lomas de Zamora junto a la editorial Sudestada, la actividad reunió a vecinos, artistas, militantes y lectorxs con una convicción compartida: mantener viva la llama rebelde de Bayer. Desde temprano, el lugar se transformó en territorio de libros, canciones y voces que supieron poner el cuerpo.
El aire se llenó de relatos e imágenes. Una feria del libro y una muestra de artes visuales abrieron la jornada, invitando a sumergirse en distintos momentos de la vida de Osvaldo. Allí no se habló desde la solemnidad, sino desde la ternura. Como la que trajo el historiador Marcelo Valko, quien compartió anécdotas recogidas en su libro Viajes hacia Osvaldo Bayer, donde narra sus vivencias junto al autor de La Patagonia Rebelde. Reveló una figura entrañable, coherente hasta el final.
“Este homenaje es una manera de decirle a Osvaldo que su voz sigue siendo necesaria, que su ética sigue siendo un llamado permanente. Él estaría acá, con nosotros, abrazando esta causa con alegría y rebeldía”, expresó Valko ante un auditorio conmovido. Fue un mensaje dirigido a Bayer, pero también a quienes continúan su camino.
La música también fue parte fundamental del encuentro. Ezequiel Jusid, músico de la banda Arbolito, interpretó la canción que compuso para Bayer. Se convirtió en un himno espontáneo, una celebración a viva voz. No había distancia entre el escenario y la calle: todo era abrazo, continuidad de una historia tejida con resistencia.
Osvaldo Bayer siempre presente

A lo largo de la jornada, los recuerdos reconstruyeron a un Bayer que nunca dejó de estar del lado de quienes luchan. Anarquista convencido, comprometido con las causas obreras, los pueblos originarios y la verdad sobre las masacres que el poder intentó borrar. Exiliado en Alemania durante la dictadura, regresó con más fuerza que nunca. Se abrazó con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, denunció a los genocidas y escribió columnas que incomodaban a los poderosos. En cada acción dejó una marca profunda, ética y política.
No es casual que la última visita pública de Bayer haya sido en este mismo Centro Cultural. Allí inauguró la biblioteca que lleva su nombre, un proyecto territorial construido con la comunidad, que marcó el final de su vida pública y cuyo aniversario se recuerda cada año con homenajes que sostienen su memoria viva.

Maxi Cordero, director de Cultura de Lomas de Zamora, destacó la importancia de ese espacio y el valor de mantener vigente la figura de Bayer, especialmente en un contexto donde su legado enfrenta ataques y donde los pueblos de la Patagonia siguen siendo resistiendo. Por su parte, Verónica Randi, directora de Políticas Socioculturales, resaltó la relevancia internacional del historiador y la honra que representa para el municipio haberlo recibido en su última aparición pública.
Desde Sudestada definieron a Bayer como un intelectual que nunca escribió para el poder, sino para quienes resisten. Su legado no cabe en un busto ni en una efeméride: es un llamado a la acción, un gesto de rebeldía que se comparte y se multiplica. La jornada concluyó con abrazos, lecturas y música, y con la certeza de que, incluso en tierras hostiles, hay nombres que florecen una y otra vez.