«¿Quién de ustedes quiere que su hijo o hija vaya a la universidad?», preguntó una directora durante el acto en el jardín. Todos los padres levantaron la mano. La docente remató: «Todas estas niñas y niños tienen derecho a poder acceder a la Universidad. Que nadie nunca les diga lo contrario». La escena, que ocurrió en un jardín de infantes público de la provincia de Buenos Aires, pone de manifiesto la real dimensión de las palabras de la gobernadora María Eugenia Vidal: sus dichos sobre las universidades impactaron en la clase media del Conurbano, uno de los reservorios de votantes de Cambiemos. El sincericidio prendió varias luces rojas en la gobernación, donde rápidamente lanzaron una campaña de control de daños en las redes sociales y con un acto en el SUM de la Casa de Gobierno para presentar logros educativos. Para analistas y consultores, las palabras de Vidal impactaron en su línea de flotación porque golpeó al sector social que en el GBA debe disputarle al peronismo, ese espacio de clase media al que Cambiemos convenció con el discurso del mérito. «El discurso de Vidal va contra el propio discurso del macrismo», explicó el sociólogo Daniel Rosso.
El episodio comenzó en el Rotary Club en una charla con empresarios: «¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?», se preguntó Vidal, que tildó la creación de universidades como «prioridades equivocadas» del kirchnerismo. La frase causó dolor por varios factores: este es el año del centenario de la Reforma de 1918 que democratizó las universidades, va contra del discurso del esfuerzo y la autosuperación, pero principalmente porque es falsa. Las redes sociales se llenaron estos días de relatos de estudiantes y graduados diciendo que son «primera generación» de universitarios en su familia. Los posteos eran principalmente del Conurbano.
Los datos también lo demuestran. Un informe del observatorio de la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe) indica que entre 2008 y 2015, años en los que se crearon ocho de las diez universidades en el Conurbano, se registró aumento en la cantidad de personas que accedieron a la educación superior y que ese incremento «fue más intenso en los quintiles de ingresos más bajos: 47% en el quintil 1 y 95% en el quintil 2, lo que significa que hay 41 mil nuevos estudiantes universitarios en el Conurbano bonaerense que provienen de hogares de sectores populares», señalan.
En la gobernación, la reacción al golpe fue inmediato. Esa misma tarde la Secretaría de Medios de la Provincia convocó a las 19:45 a una conferencia para el día siguiente en el que Vidal y sus funcionarios anunciarían «avances en la educación para adultos». En simultáneo, se produjo una bajada de línea en calle 6 y en la Legislatura bonaerense para defender a Vidal con datos del programa Aprender y con el argumento de que había sido sacada de contexto. El presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Mosca, fue el primero. «Me parece lamentable que los que durante años no se preocuparon por la educación en la provincia y se encargaron de destruirla, hoy hagan un mal uso político de los dichos de @mariuvidal», tuiteó a las 22:54. Y siguió con los datos que la gobernadora presentó al día siguiente.
La estrategia de defensa se distribuyó en mensajes de WathsApp que advertían que «la están golpeando mucho en las redes», y se centró en difundir la frase completa pronunciada en el Rotary junto a otra del ministro de Educación de la Nación -exprovincial-, Alejandro Finocchiaro, que decía que el Aprender les permitió identificar los problemas de la educación. Fue una reacción un golpe que sintieron fuerte. «Fue desvirtuado lo que ella dijo. Me gustaría que tengas la frase completa, ahí se entiende el sentido de sus dichos», decían los mensajes que los cambiemitas utilizaron para decir que Vidal se refería a crear jardines de infantes y no a que sobran universidades.
Para Hilario Moreno, director de la consultora Dicen, no hay nada positivo en las declaraciones de Vidal. «Parece una declaración genuina pero se le escapó. No parece estar muy pensado. Ella necesita disputarle votos al peronismo y se basa en la meritocracia. Ambas cosas tienen que ver con que los sectores populares puedan ir a la universidad. Son frases que no le suman», opinó.
Rosso, especialista en medios y política, recordó que el gobierno utiliza la comunicación como infantería. «Creo que el discurso de Vidal está vinculado a la matriz global del funcionamiento del discurso macrista: delimitan la zona del Estado sobre la que después avanzan con anuncios de recortes; primero deslegitiman y después avanzan, explicó Rosso. Lo definió como el Modelo Durán Barba que funcionó casi sin fisuras hasta la reforma previsional de fin de año pasado.
Las palabras de Vidal parecen encajar en ese esquema: el viernes el gobierno nacional anunció un recorte del gasto público que incluyó el final de los convenios por asistencia técnica con universidades nacionales. El tijeretazo se suma al recorte de $ 3000 millones del presupuesto universitario que reveló Tiempo el domingo pasado.
Para el radicalismo universitario el sincericidio de Vidal fue un sapo. «La Franja le banca todas (al macrismo) y no es su estilo salir a posicionarse con temas de política. Pero en esta la FUA, que conducen ellos, tuvo que sacar un documento», comentaron desde los sectores estudiantiles de la UNLP. El comunicado de la Federación Universitaria reivindica la Universidad Pública como herramienta de inclusión y los «miles de estudiantes de primera generación» de la comunidad universitaria. El batracio apareció en las facultades donde militan y conducen los radicales: el pronunciamiento se replicó en las redes sociales de diferentes centros de estudiantes donde los morados son conducción. «