Tras las denuncias públicas de consumidores y de asociaciones que los representan, el gobierno resolvió obligar a los frigoríficos a informar semanalmente los precios de sus productos, sean carne o cueros.
En las últimas dos semanas, llovieron las quejas por aumentos desmedidos en el valor de la carne en el mostrador, al punto que el lunes último los dueños de un centenar de carnicerías resolvieron no abrir las puertas en señal de protesta por los altos precios.
El presidente Asociación de Propietarios de Carnicerías, Alberto Williams, le dijo a Tiempo que “en febrero y marzo hubo aumentos de la carne. Dicen que baja la carne en Liniers pero nosotros no vemos eso. Nosotros recibimos la media res con el precio que nos avisaron el día anterior y no formamos precio”.
Según Williams, las carnicerías no abren “porque hay barrios donde no hay poder adquisitivo; los jubilados no pueden cobrar, hay gente que no puede trabajar ni hacer changas”.
La carne es uno de los artículos que más pesa en forma individual a la hora de conformar el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el Indec todos los meses. De allí la preocupación en el gobierno cada vez que aumenta más que el resto de los productos. Y eso es lo que está pasando ahora: entre enero y febrero, el rubro subió un 7,8% mientras que el IPC general lo hizo en 3,8%, es decir, menos de la mitad.
Así las cosas, la Secretaría de Comercio Interior resolvió este martes obligar a la industria frigorífica y a los matarifes, entre otros, a informar semanalmente la cantidad de kilogramos de media res y cueros vendidos cada día y sus respectivos precios promedio. Comercio Interior difundirá esos valores al público. Este régimen informativo tendrá vigencia por 90 días.
La medida fue dispuesta a través de la resolución 103/2020 publicada en el Boletín Oficial. Allí se dice que «en el marco de esta situación de emergencia se han observado desequilibrios en el mercado de la carne vacuna, producto de distorsiones en materia de precios».
El régimen informativo creado ahora involucra a frigoríficos, matarifes y a procesadores, distribuidores y vendedores mayoristas de carnes rojas. Todos ellos deberán informar a la Subsecretaría de Acciones para la Defensa de los consumidores, el último día hábil de la semana, la cantidad diaria de kilos de media res y cuero vacunos comercializados, su precio promedio diario de venta por unidad de medida y la categoría de origen de tales productos.
En Comercio Interior, que dirige Paula Español, consideran que los incrementos en los precios de carne vacuna “no parecen guardar relación con la evolución de los principales componentes del costo de cada uno de los eslabones de la cadena, ni con la situación económica general».
Qué tiene que ver el cuero
La resolución oficial no sólo obliga a informar el precio de la carne sino también el del cuero. La causa es que este subproducto tiene un peso muy importante en la conformación del valor de la res. El esquema es este: el matarife compra el ganado al hacendado y vende la carne a la carnicería. Hay partes de la res que no van a la carnicería y el matarife usa como moneda de pago al frigorífico por utilizar sus instalaciones y personal para la faena da ganado. La más importante de esas partes es el cuero. El frigorífico, a su vez, vende ese cuero a las curtiembres. Si el precio que pagan éstas por el cuero es bajo, el frigorífico le demandará al matarife más dinero para cubrir la diferencia.
En el sector de la producción de carne aseguran que las curtiembres “actúan en forma cartelizada y aprovechan la cuarentena”. De acuerdo con esta denuncia, las curtiembres no estarían retirando los cueros de los frigoríficos y se encontrarían paralizadas a pesar de que la actividad forma parte de las “actividades esenciales”.
En un frigorífico aseguraron que hubo reuniones el último fin de semana con autoridades del gobierno para solucionar este tema. En medios oficiales no hubo confirmación de ello.