Las reservas del Banco Central evolucionaron de manera errática en la última semana, con oscilaciones de más de 1000 millones de dólares. El miércoles tocaron su punto más bajo desde febrero pasado y finalmente se recuperaron para cerrar en U$S 27.569 millones, con una recuperación semanal de U$S 262 millones.

Lo curioso es que esa suba se dio en un marco negativo de las intervenciones de la entidad en el mercado abierto. En cuatro de las cinco ruedas debió desprenderse de divisas y terminó la semana con un saldo vendedor de U$S 149 millones.

Los números aportan confusión en un contexto en el que, después de los anuncios de la conducción económica del 28 de junio pasado, quedó en el mercado la sensación de que lo importante ahora es contener la brecha cambiaria en lugar de asegurar la acumulación de reservas. Para eso, detrás de la fachada de reabsorber los pesos emitidos para comprar dólares, se habilitó la intervención del BCRA en el mercado de contado con liquidación (CCL). Si bien la diferencia entre las cotizaciones financieras y la oficial cayó al rango del 40 por ciento, estimaciones privadas dan cuenta de que para lograr ese resultado, la entidad monetaria debió utilizar unos U$S 300 millones en el último mes.

El seguimiento diario del nivel de reservas arrojó que todavía no se abonaron los intereses trimestrales al Fondo Monetario Internacional, operación que implicará la salida de otros U$S 800 millones. El pago se realizaría en los primeros días de la semana entrante. Como paliativo, el Banco Interamericano de Desarrollo anunció el otorgamiento de una nueva línea de crédito para “fortalecer las finanzas públicas y la balanza de pagos», lo que redundará en la inminente entrada de U$S 647 millones.

Maraña de números

Por detrás de esa maraña de números, lo que desvela a los analistas es saber cuánto suman las reservas internacionales netas. Esa definición, que excluye los compromisos a menos de un año de plazo (y por ende deja afuera el respaldo de los depósitos del sector privado en moneda extranjera, los bonos Bopreal por vencer y el swap con China, entre otros rubros), refleja el verdadero margen de respuesta a las necesidades inmediatas y al sostenimiento de la política cambiaria en caso de una corrida.

Y lo cierto es que esos números son negativos. No tanto como los U$S 10.000 millones que, se estima, llegaron a ser en el cierre del gobierno de Alberto Fernández. Pero siguen estando en rojo. Claro que como el Banco Central sólo informa el total de reservas, llegar a desmenuzarlas en detalle es complicado. Por eso las estimaciones difieren sobremanera.

Desde la consultora Outlier estimaron que las reservas netas son negativas en U$S 6661 millones. Si se incluyeran los depósitos que el Tesoro realizó en el BCRA (esto es, si se comprometiera a no usarlos en el corto plazo), el resultado se suavizaría a U$S 5465 millones.

Para EcoGo, el resultado a mediados de julio era de U$S 6319 millones, siempre con el signo menos por delante. Según el análisis de esa consultora, con la intervención en el CCL para bajar la brecha “en la segunda mitad del año, el excedente de dólares que puede comprar el BCRA bajo el actual esquema casi desaparece”.

Maniobras

La necesidad de divisas frescas para sostener los pagos al exterior (hasta diciembre hay vencimientos con organismos internacionales por fuera del FMI por unos U$S 1700 millones, según registros de la Secretaría de Finanzas) y mantener la actividad comercial explican las maniobras que está explorando el Ministerio de Economía. Entre ellas, el envío de oro al exterior «para obtener algún rendimiento», como admitió a regañadientes el ministro Luis Caputo, y la posibilidad de obtener algún préstamo tipo Repo, ofreciendo como garantía esos lingotes o bien otros títulos públicos.

En Ecolatina la estimación no es tan catastrófica: estiman un rojo de U$S 4000 millones, aunque no incluyen en la cuenta los vencimientos por Bopreal que podrían rondar unos U$S 2200 millones. Si se incluyeran, el saldo sería similar al de las otras dos estimaciones.

Sus analistas consideraron que los malos números del BCRA en julio tienen su razón en el cronograma que aceleró el acceso de los importadores al mercado oficial: mientras hasta ahora sólo podían obtener las divisas para sus compras en cuatro tramos de 25% mensual, ahora lo podrán hacer en dos cuotas de 50% por mes.

“Así, al excluirse al agro y la energía, el saldo de divisas del resto de los sectores económicos marcó el déficit más elevado desde julio de 2023”, sostuvo el informe. «

Peligra el cumplimiento de una meta con el FMI

El crítico panorama actual y las previsiones negativas sobre la liquidación de divisas debido a factores estacionales (el presidente del BCRA, Santiago Bausili, estimó que en el tercer trimestre podría haber una pérdida de reservas de U$S 3000 millones), abre un riesgo hasta hace poco impensado: que el gobierno no logre cumplir las metas sobre reservas netas comprometida ante el FMI. Según el acuerdo vigente, la acumulación desde el inicio del gobierno de Javier Milei hasta el 30 de septiembre próximo debería ser de U$S 8700 millones.

Claro que un incumplimiento de ese tipo sería sólo testimonial: el FMI ya desembolsó el 97% del dinero comprometido en el acuerdo de facilidades extendidas y sólo le restan dos desembolsos por un monto aproximado de U$S 1100 millones.

En todo caso, la extensión del acuerdo con el giro de más dinero fresco por parte del organismo es uno de los objetivos a mediano plazo que se viene planteando Luis Caputo. Por ahora, no hay señales claras de que esté por concretarse.