La balanza comercial argentina arrojó en abril pasado un superávit de U$S 1820 millones, el quinto saldo positivo al hilo, informó el Indec. Ello fue consecuencia de exportaciones por U$S 6527 millones e importaciones de U$S 4708 millones.
En abril, las exportaciones aumentaron 10,7% respecto al mismo mes del año pasado debido al incremento de 21,6% en las cantidades, ya que los precios disminuyeron 9%. Por su parte, las importaciones descendieron 22,7% en comparación con abril de 2023, por las caídas tanto en las cantidades (-16,4%) como en los precios (-7,7%).
El resultado del comercio exterior argentino mejoró sensiblemente desde la gran devaluación del peso del 12 de diciembre, del 52% respecto del valor del dólar. Esa decisión tuvo varios efectos. De un lado, abarató el precio de los productos argentinos en los mercados externos. Del otro, la inflación resultante no fue acompañada por incrementos de los ingresos en el mismo nivel, lo que derrumbó el consumo y, por ende, la necesidad de bienes intermedios importados para satisfacer la demanda local.
Las exportaciones
En abril, las exportaciones de productos primarios (PP en la nomenclatura del Indec) alcanzaron los U$S 1557 millones, un 53,8% más que en el mismo mes de 2023. En este segmento, las cantidades pegaron un salto enorme del 80,8% interanual, mientras que los precios cayeron el 14,8%. Cabe recordar que la sequía afectó en profundidad las exportaciones agropecuarias durante el año pasado. Se destacaron las mayores ventas de cereales, que se incrementaron 58,2%.
El impulso que tuvo la actividad agropecuaria con el fin de la sequía no alcanzó a las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), que sumaron U$S 2391 millones, lo que representa un aumento del 4,3% interanual. Las cantidades saltaron un 25% pero los precios se derrumbaron un 16,6%.
El valor de las exportaciones de Combustibles y Energía (CyE) que llegó a U$S 945 millones, creció 44,4% (U$S 290 millones) por una suba de 0,8% en los precios y de 43,2% en las cantidades. Aunque sólo ascendieron las ventas de petróleo crudo (U$S 277 millones), por la explotación del yacimiento de Vaca Muerta, y las de carburantes (U$S 24 millones).
En tanto, el valor de las exportaciones de manufacturas industriales (MOI) llegó a U$S 1635 millones, con una baja del 15,7% respecto de un año atrás. Tanto los precios como las cantidades cedieron (-3,5% y -12,6%, respectivamente).
Importaciones
Si bien la caída de las importaciones redunda en un mayor saldo comercial y, por lo tanto, la posibilidad de agregar más dólares a las reservas del Banco Central, la magnitud de la caída pone de relieve la profundidad de la recesión que afecta a la economía nacional.
Las importaciones de bienes de capital cayeron un 15%; las de bienes intermedios retrocedieron el 22,4% y las de piezas y accesorios para bienes de capital cayeron un 17,6%.
Las compras externas de bienes de consumo se redujeron en 15,8% por la caída del poder adquisitivo de la población. Las de combustibles y lubricantes, 58,9%. En este segmento se incluyen las de gas, que se redujeron por la mayor producción local y el menor uso residencial e industrial por la recesión.
Cuatrimestre
En el cuatrimestre enero-abril, el saldo favorable alcanza a U$S 6.157 millones, con exportaciones que subieron 9,8% y alcanzaron los U$S 23.934 millones, mientras que las importaciones alcanzaron a U$S 17.777, con una caída interanual del 23,8%.
En el mismo período de 2023, el saldo comercial fue deficitario en U$S 1536 millones.
La diferencia en la tendencia de un año al otro está atada a la situación de la economía. En la primera parte del año pasado, la actividad crecía (industria, comercio, consumo) y eso traccionaba a las importaciones (la producción industrial depende de ellas) y las exportaciones estaban golpeadas por la sequía.
En 2024, la devaluación y la recesión deprimen las compras externas, mientras que la buena cosecha impulsa las exportaciones.