Comodoro Py volvió a favorecer a un integrante destacado de la agrupación de ultraderecha y filomileísta Revolución Federal. El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi dictó la “falta de mérito” a favor de Gastón Guerra, uno de sus referentes más belicosos, acusado de haber agredido verbal y físicamente al dirigente social Luis D’Elía un par de horas antes del atentado contra la vida de Cristina Fernández de Kirchner. El juez consideró suficiente la explicación del propio Guerra, quien dijo que no estuvo con D’Elía y presentó como prueba de ello el testimonio de su tía. Y una hojita de papel con una anotación manuscrita.
El 1 de septiembre de 2022, aproximadamente a las 18, D’Elía caminaba por Avenida Rivadavia al 2100 cuando un desconocido lo abordó: “Yo soy de Moreno, chorro, por tu culpa hace diez años estoy sin trabajo, no tengo para comer, te voy a matar, hijo de puta”. El dirigente piquetero denunció que “luego de seguirlo en su trayecto por 150 metros”, el agresor le pegó un puñetazo en la cabeza. De acuerdo con el relato, “las personas que pasaban por el lugar intercedieron tratando de separar al agresor, quien se encontraba en estado de excitación, mientras que le dijo a una mujer ‘vos que los defendés, hay que matarlos a todos”.
La situación fue presenciada por testigos, varios de ellos allegados a D’Elía, con quienes iba a encontrarse cuando ocurrió la agresión. No es infrecuente que D’Elía, así como otros personajes demonizados por un sector de la política y por un sector de la prensa, reciban agresiones de desconocidos en las calles. Pero esta vez el desconocido se corporizó con nombre y apellido.
D’Elía relató que “pocos días después pudo identificar al sujeto violento como Gastón Guerra, a través de imágenes de una noticia en los medios en la que se hablaba del atentado sufrido por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner”. En efecto, el intento de magnicidio contra la expresidenta ocurrió unas dos horas más tarde a unas 25 cuadras del lugar donde D’Elía fue agredido.
Cuatro testigos acreditaron no sólo la ocurrencia del hecho sino también el tenor de las frases proferidas por el agresor. Uno de ellos, una mujer, incluso recordó casi textual una de las frases del agresor: “Dijo que lo iba a matar, que iba a matar a todos los ‘k’, que era un gordo de mierda, que por culpa de él se había quedado sin trabajo, que era un hijo de puta”.
Martínez de Giorgi ordenó, como medida de prueba, recolectar filmaciones de las cámaras de seguridad que se hallaron en cercanías. “Sin embargo, ellas no sirvieron para observar el acontecimiento denunciado ya que estaban ubicadas a 200 metros del lugar, y no se obtuvieron medios de filmación privados en aledaños”. Toda esa “frustración” quedó consignada en un informe del Centro de Investigaciones Judiciales de la Ciudad de Buenos Aires, que depende del Ministerio Público Fiscal porteño, cuyo titular es Juan Bautista Mahiques. Su nombre suena como candidato a procurador general de la Nación. El viaje a escondidas al Lago Escondido con otros jueces, fiscales y agentes de inteligencia ya fue sepultado, también en Comodoro Py.
El 24 de abril pasado, Guerra prestó declaración indagatoria. Ante el juez, dijo que “todo se trataba de una gran mentira, que nunca se había cruzado con D’ Elia y que incluso ese día estaba justamente trabajando haciendo un contrapiso en la zona de Olivos, por lo cual había llegado muy tarde y cansado a su casa. Explicó que la persona con la que estaba trabajando era su tía y que al día siguiente se levantó un poco tarde, ocasión en la que se enteró lo que le había ocurrido a Cristina Kirchner”.
Guerra explicó que salió del contrapiso de la casa de su tía alrededor de las 18.30, tomó el colectivo de la línea 152 hasta Saavedra y allí, el 57 hacia Moreno. Tenía dos tarjetas SUBE registradas a su nombre; sin embargo, el viaje lo realizó utilizando la de su esposa. Es curioso: la SUBE de la mujer de Guerra registra ese 1 de setiembre tres viajes en el 152: a las 17.34, 17.50 y 18.03. ¿Por qué una persona abordaría tres veces una misma línea de colectivo en un intervalo de media hora? No hay respuestas.
Para Martínez de Giorgi fue fundamental la declaración de la tía de Guerra, Magdalena Benavidez. El 15 de mayo, confirmó que su sobrino y “Lito”, su hermano y padre de Gastón, estuvieron trabajando en su casa; que le hacen mantenimiento “por lo menos desde el 2006” y que llevaba registrado en un cuaderno cuánto les pagaba por día. Ese 1 de setiembre, tiene anotado que les pagó a ambos por la jornada de trabajo 12 mil pesos. Como prueba, entregó una hoja de papel manuscrita, supuestamente por ella misma.
“Respecto de la situación procesal de Gastón Ángel Guerra, se observa que los elementos de cargo se fundan, principalmente, en las versiones de la víctima y personas allegadas a D’Elía. El suceso no fue registrado por cámaras de video cercanas, y las filmaciones que mencionaron las testigos aportadas por él, no fueron acompañadas al proceso. Eventuales terceros, testigos del evento, ni alguna autoridad, pudieron identificar a Guerra en el momento del hecho”, sostuvo Martínez de Giorgi al dictar la falta de mérito. Además, ordenó una serie de medidas para determinar si el acusado estuvo o no en el lugar en el que D’Elía dice haber sido agredido.
El dirigente social desistió de apelar la medida. Consideró que era en vano, porque el halo protector sobre Revolución Federal en Comodoro Py es virtualmente imposible de romper y así se lo comunicó a su abogado, Lucas Ramírez.
Martínez de Giorgi ya había sobreseído a Guerra por otros dos hechos: la agresión a patadas al automóvil en el que viajaba Sergio Massa cuando asumió como ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández y la “apretada” callejera al periodista de C5N Lautaro Maislín. En aquella oportunidad, lo corrigió la Cámara Federal, que dictó su procesamiento. Ahora, la Cámara ni siquiera intervendrá. «