Un alumno de 18 años del Instituto católico San José del barrio porteño de Liniers denunció ante la Justicia que fue abusado delante de sus compañeros por el sacerdote chileno Nelson Pérez Jerez, quien tiene antecedentes por el mismo delito en Chile y que fue trasladado en las últimas horas a Santa Fe, revelaron hoy fuentes judiciales.
La comisaría 9B de la Policía de la Ciudad recibió el último miércoles un oficio judicial para notificar la prohibición de contacto entre el sacerdote denunciado y el adolescente, además de su exclusión de la Parroquia Tránsito de San José de Liniers y del Instituto San José, ubicado en la Avenida Emilio Castro al 6300.
Ese mismo día, personal policial concurrió al establecimiento escolar, donde el representante legal del Colegio les comunicó que el religioso había sido trasladado el lunes 12 de agosto a una parroquia de Santa Fe, a pedido de la Congregación De los Siervos de la Caridad, a la que pertenece el sacerdote denunciado.
La investigación está a cargo de la fiscal Nacional en lo Criminal y Correccional 1 Estela Andrades, quien recibió la declaración de tres de los presentes en el momento del hecho, informó Fiscales.gob.
Además, la funcionaria judicial solicitó a la jueza en lo Criminal y Correccional 63, Vanesa Peluffo, que dicte la prohibición de acercamiento del cura a niños, niñas y adolescentes, la cual fue notificada al Arzobispado de Buenos Aires.
Asimismo, se solicitó a Chile, a través de Interpol, informes a fin de establecer si el sospechoso cuenta con antecedentes en su país de origen.
Familiares de la víctima, junto a un grupo de padres, se convocaron esta mañana en la puerta de la escuela para denunciar ante la prensa la situación del sacerdote y acusaron a otros dos religiosos por encubrimiento, tras lo cual se reunieron con autoridades de la escuela.
La protesta fue acompañada con carteles pegados en el frente de la parroquia Tránsito San José de Liniers -lindera al instituto católico- que decían «curas pedófilos encubridores», «qué valores nos están enseñando».
«Queremos que estos tres curas pedófilos, Nelson Pérez Jerez, actor del abuso, y los dos encubridores, el capellán Arull y Eladio Adorno, a cargo de la Parroquia, estén fuera de la institución y que no tengan contacto con ningún chico», dijo a Télam tras la protesta el padre del adolescente que denunció el abuso.
El hombre agregó que Arull «estuvo presente esa noche y minimizó lo sucedido”: “Dejó a los chicos con Jerez y Eladio Adorno, se enteró del hecho y trató de encubrirlo».
Señaló también que su hijo se encuentra «en shock» pero no quiere irse de la escuela porque le quedan unos meses para terminar el secundario.
«Es el mejor promedio del colegio y está a cargo del grupo misionero con el que la escuela hace publicidad de sus obras de caridad», explicó a Télam.
Pérez Jerez contaba con antecedentes de denuncias por abusos en Chile, donde fue director del hogar San Ricardo de Santiago de Chile, que pertenece a la fundación Obra Don Guanella, entre 1993 y 2013.
Un comunicado del 2 de agosto de esa institución chilena denunció que Pérez Jerez «habría cometido presunto abuso sexual en contra de menores residentes en el hogar y habría conocido irregularidades en actas de defunción de algunos menores».
El hogar aloja a 141 residentes, quienes son derivados de tribunales de familia por situación de abandono y vulnerabilidad, y está ubicado en la comuna de Batuco, al norte de la ciudad de Santiago.
«La congregación de los Siervos de la Caridad activó los protocolos y el director del Hogar San Ricardo, Padre Jorge Poblete, denunció los hechos en la Fiscalía», indicó ese comunicado.
Según relató a Crónica el alumno denunciante, el abuso ocurrió el sábado 13 de julio cuando el grupo misionero del Instituto cocinaba empanadas en la Parroquia para venderlas y recaudar fondos para una misión solidaria.
«El sacerdote Arull nos recibió en el Instituto y cocinamos hasta altas horas de la noche porque no alcanzamos a hacer las 500 empanadas», dijo y agregó que «el padre Nelson Jerez bajó de su habitación en un estado alcohólico intenso y comenzó a hacer chistes».
«Les dijo en ‘broma’ a las chicas que iban al grupo misionero para estar conmigo porque era un pibe lindo y después los toqueteaba (el pelo, los hombros) y se acercaba a mí y me hablaba», relató el adolescente.
La víctima contó: «Se acercó con risas y me agarró fuertemente del culo. Mis compañeros del grupo lo vieron, yo estaba muy nervioso y me quería ir, porque me sentía muy mal».