Macarena Pineta fue a la marcha del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, del 2018 con tres carteles que pintó junto a amigas. Decían: “José Maureira abusador libre”; “Fui a confiar y rompieron mi confianza. Fui a sanar mi cuerpo y jugaron con él”. Las fotos de esa jornada atravesaron pantallas de celulares hasta llegar al muro del Facebook de Carolina Villa. Despertaron en ella un recuerdo tapiado y ese año Villa también decidió denunciar a su exinstructor de yoga y presidente de la escuela Yoga Kai. Por las denuncias de ambas y después de seis años, José Maureira Torres comenzó a ser juzgado el viernes 2 de agosto ante el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 20 por el delito de abuso sexual.
Comenzar a reparar
“Yo confío en que se va a poder hacer justicia sobre esto y que se termine. Siento también que va a ser una gran ayuda para nuestro proceso más personal y para poder soltar un poco todo esto”, compartió Macarena Pineta a Tiempo Argentino.
La mujer tiene 31 años y debe cuidarse con ciertas posturas al practicar yoga debido a una condición previa por la que puede llegar a tener convulsiones. Cuando comenzó a ir a Yoga Kai, Maureira Torres le ofreció participar de talleres sobre alineación de chacras para trabajar su situación particular.
“Me dijo que yo no tenía convulsiones, sino que tenía la energía muy sensible. Él cada vez quiso acercarse más, saber más de mi epilepsia. Me quería convencer de que lo que hacía me iba a curar”, contó. La última vez que tuvo contacto con él corría el año 2017 y la invitó a meditar de forma privada. Bajo el pretexto de tener la “energía sexual muy acumulada”, la forzó a hacer prácticas que ella no quería tener.
“Yo en principio entré en un estado en el que me estaba costando un poco creer que era real lo que había pasado. Por suerte mi círculo cercano fue un sostén. Hice una carta, un mail, y lo mandé a la escuela y empecé a compartirlo con quienes eran mis compañeros. Me di cuenta que no era la primera, pero hasta el momento nadie lo había denunciado”, dijo.
Carolina Villa llevaba años alejada del yoga cuando vio el cartel con el rostro de Maureira Torres, a raíz del cual decidió denunciar. En diálogo con este medio, narró que vivió “prácticas abusivas con el pretexto de un masaje”. Ella le señaló a su maestro el abuso y recibió como respuesta: “¿Qué? ¿Tuviste miedo?”.
“Ahí no te da mucha chance porque claro, a mí no me dio miedo. Y eso también es algo a desmitificar: que las escenas de abuso son terroríficas y que es lo peor que te puede pasar. En mi caso no fue así. Yo no lo viví con temor ni con miedo, pero sí lo viví como un total avasallamiento, como algo que no era correcto y que no debía suceder”, remarcó la joven.
Las experiencias narradas por Carolina y Macarena involucran la confianza, la relación desigual de poder entre el guía/maestro y ellas como practicantes, y la justificación del abuso “por un bien mayor”. Durante el 2022 tuvo lugar un aluvión de publicaciones en redes sociales de personas que compartieron los abusos que vivieron en el marco de prácticas de este tipo. Se nuclearon bajo el hashtag “#NoEsYogaEsAbuso”.
“Estaba yendo a un lugar que se supone que tiene que ser cuidado donde uno va desde un lugar de apertura para aprender y confiar en la persona. Hoy, por suerte, se habla mucho más de la idea de ‘Basta de gurús’. Uno puede recibir una enseñanza de alguien y dejarse guiar, pero siempre hay que aprender con el discernimiento, entender que la otra persona es un ser humano”, explicó Macarena.
Para Carolina, lo vivido repercutió especialmente en su autoestima. “Opera una traición ahí muy clave de un maestro que es como la traición de un padre, de una madre, o sea, alguien en quien confiás y en quien vos estás basando todo tu saber, todo tu aprendizaje. Cuando transgrede esa confianza, se rompe algo que va más allá del traspaso de los límites del propio cuerpo. Trae problemas para relacionarte con otras personas, con los varones. Yo siento que a mí me destruyó un poco toda esa situación y por eso también espero que con el juicio pueda cerrar ese círculo”, compartió.
Ambas se alejaron de la práctica del yoga luego de los acontecimientos que narraron. Recién el año pasado Macarena volvió a tener un instructor varón y Carolina este año volvió a dar clases. “Pasé por varias etapas: por depresión, tener días en donde ni siquiera entendía qué me pasaba y no querer vivir más. Me ha tocado varias partes de mi vida y lo sigo trabajando un montón en terapia. Pero hoy me siento un poco más fuerte que antes, eso es seguro”, graficó Pineta.
Además de querer justicia, las denunciantes buscan visibilizar los abusos dentro de los ámbitos espirituales como el yoga. “Lo que estamos haciendo es también pedagogía de alguna forma porque estamos instalando las prácticas abusivas en otro lugar. O sea, las estamos desinstalando de un lugar de naturalización, de cómo venían siendo. Ahora se habla más de los límites del cuerpo, del entender hasta dónde”, concluyó Villa. «
El primer juicio en curso
La causa N° 42.592/2017, caratulada “Maureira Torres José, sobre abuso sexual”, la lleva adelante la Fiscalía ante Tribunales Orales de Capital Federal N° 20, a cargo de Carlos Eduardo Gamallo, y la auxiliar de fiscal Priscila Eisenchlas.
El viernes pasado comenzó el juicio -que había sido cancelado en 2022- en el que Maureira Torres será juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N° 20, que conduce Patricia Mallo y los jueces subrogantes Diego Guardia y Adolfo Calvete.
En la primera jornada declaró Maureira Torres y se prevé que denunciantes declaren de manera virtual la próxima semana. Ambas decidieron no estar presentes durante la declaración del acusado, quien no se encuentra detenido hasta el momento.
En las redes sociales, los testimonios sobre los abusos se difundieron con los hashtags #NoEsYogaEsAbuso, #YoDefiendoLaVerdad y #IStandForTruth.
La escuela Yoga Kai, luego de ser conducida por el hijo del imputado durante un tiempo, actualmente se encuentra cerrada.