En medio de protestas en cercanías del Capitolio y deserciones de legisladores, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, habló ante el Congreso de los Estados Unidos en un momento de incertidumbre sobre la propia realidad política del país anfitrión, habida cuenta del cambo de candidatura del oficialismo y el avance en las encuestas del desafiante.
En su mensaje en el recinto, Netanyahu criticó la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y al Tribunal Penal Internacional (TPI) por sus decisiones con respecto a la ofensiva israelí contra Franja de Gaza. El gobernante ultraderechista dijo ante los congresistas que la decisión de la CIJ –que pedía a Israel garantizar la entrada de ayuda a la Franja de Gaza– es una «absoluta y completa tontería», asegurando además que es una «fabricación».
«Israel ha permitido que más de 40.000 camiones entren en Gaza. Eso es medio millón de toneladas de alimentos y eso es más de 3.000 calorías por cada hombre, mujer y niño en Gaza», aseguró. De la misma manera, Netanyahu indicó que si hay palestinos en el enclave que no tienen suficiente comida no es porque Israel esté bloqueando su entrada, sino porque el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) «la está robando».
Sobre la milicia palestina, resaltó que «hace todo lo que está a su alcance para poner en peligro a los civiles palestinos». «Disparan cohetes desde escuelas, hospitales, mezquitas. Incluso disparan contra su propia gente cuando intentan salir de la zona de guerra», dijo.
«Hasta aquí esa mentira, pero aquí hay otra. El fiscal del TPI acusa a Israel de atacar deliberadamente a civiles. ¿De qué diablos está hablando? El Ejército de Israel ha lanzado millones de folletos, enviado millones de mensajes de texto y realizado cientos de miles de llamadas para sacar a los civiles palestinos del peligro», agregó. «Las escandalosas calumnias que pintan a Israel como racista y genocida tienen como objetivo deslegitimar a Israel, demonizar al pueblo judío», sostuvo.
Así, el primer ministro israelí consideró que la población está «siendo testigo de un atroz aumento del antisemitismo en Estados Unidos y en todo el mundo». «Dondequiera que veamos el flagelo del antisemitismo, debemos condenarlo inequívocamente y combatirlo», ha zanjado.
La fiscalía del Tribunal Penal Internacional (TPI) pidió en mayo la emisión de órdenes de arresto Netanyahu, su ministro de Defensa, Yoav Gallant, y varios altos cargos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) por supuestos crímenes de guerra y contra la humanidad a raíz de los ataques del 7 de octubre por parte del grupo y la posterior ofensiva contra la Franja de Gaza.
Por su parte, la CIJ ordenó a Israel detener de inmediato su ofensiva militar sobre la ciudad de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza, e instó al Gobierno israelí a permitir la entrada sin restricciones en la Franja a cualquier comisión que Naciones Unidas decida establecer para investigar un posible genocidio en el enclave palestino.
Pero las protestas callejeras contra el líder israelí se desplazaron hacia el interior del edificio legislativo, con ausencias de peso. «Para él, lo que se trata es de reforzar su apoyo en su país, y esa es una de las razones por las que no quiero asistir», declaró el senador Chris Van Hollen a los periodistas. El representante demócrata continuó: «No quiero formar parte de un apoyo político en este acto de engaño. Él no es el gran guardián de la relación entre los Estados Unidos e Israel».
Un miembro republicano de la Cámara de Representantes, el representante Thomas Massie, también adelantó su inasistencia. “El propósito de que Netanyahu se dirija al Congreso es reforzar su posición política en Israel y sofocar la oposición internacional a su guerra. No tengo ganas de ser un apoyo, así que no asistiré«, escribió en su cuenta de la red X.
«La intervención de Benjamin Netanyahu en la Cámara de Representantes ha sido, con diferencia, la peor presentación de cualquier dignatario extranjero invitado y honrado con el privilegio de dirigirse al Congreso de Estados Unidos. Muchos de nosotros que amamos a Israel dedicamos tiempo hoy a escuchar a los ciudadanos israelíes cuyas familias han sufrido a raíz del ataque terrorista y los secuestros de Hamás del 7 de octubre», expresó la senadora demócrata y expresidenta de la Cámara Nancy Pelosi en su cuenta de la red social X.
En ese sentido, recordó que estas familias «están pidiendo un acuerdo de alto el fuego que permita que los rehenes regresen a casa». Por su parte, el senador demócrata Bernie Sanders tildó de «mentiroso» a Netanyahu, mientras que la senadora Rashida Tlaib mostró un cartel en el que se leía «Netanyahu es un criminal de guerra», y que además ha tachado los aplausos a favor del líder israelí de «desagradables». «Ese discurso ha sido, como esperaba, un revés tanto para la relación entre Estados Unidos e Israel como para la lucha contra Hamás», argumentó el senador demócrata Chris Murphy, según el diario estadounidense The Hill.
Como contrapartida, el senador republicano Lindsey Graham, uno de los mayores defensores de Israel en el Congreso, calificó al discurso de Netanyahu como «épico», y apoyó la petición del primer ministro para que la Casa Blanca envíe más armamento al país. De forma parecida reaccionó el senador Dan Sullivan, que describió la intervención como «increíble» y como «una de las más poderosas que ha visto». El republicano Andy Barr, a su vez, dijo que «apoyar y defender a Israel» tiene que ver con los intereses de Estados Unidos y su población, y ha criticado a aquellos en contra de Israel por «defender el mal».