El ejército israelí bombardeó Rafah este sábado, desoyendo la orden de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) del viernes de suspender sus operaciones en esa zona del territorio palestino, en una nueva muestra de que Benjamin Netanyahu no piensa acatar ninguna de las decisiones emanadas de organismos exteriores. El desafío aparece en otra semana tormentosa para el primer ministro ultraderechista: al creciente rechazo social que generan sus políticas de aniquilamiento en Gaza, que ya provocaron la muerte de casi 36 mil personas, se agregó el anuncio de que España, Noruega e Irlanda reconocen al Estado de Palestina. En la península ibérica, a su vez, ya son cuatro las universidades que rompieron relaciones con Israel tras los acampes de estudiantes en contra de acuerdos con instituciones de ese país: Barcelona, Granada, Jaén y Pablo Olavide de Sevilla.

Contra la corriente, un comunicado de la cancillería argentina del miércoles expresa “su preocupación por la decisión del fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) de solicitar el arresto de altos funcionarios de Gobierno de Israel”. El británico Karim Khan pidió el 20 de mayo el arresto de Netanyahu y su ministro de Defensa Yoav Gallant, pero también del líder de Hamás, Yahya Sinwar, del jefe militar de la organización Mohammed al-Masri, y del jefe político, Ismail Haniyeh por crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Netanyahu también encuentra respaldo en Estados Unidos, donde el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, dijo que el premier israelí hablará ante el Congreso en una sesión conjunta en una fecha que no precisó. Para el legislador, la invitación es una “muy oportuna y fuerte muestra de apoyo” en su momento, reconoció, “de mayor necesidad”. De concretarse, sería una reedición de la visita de marzo de 2015 cuando Netanyahu se presentó ante el capitolio en un abierto desafío a las negociaciones que lelvaba a cabo Barack Obama con Irán para el acuerdo nuclear que luego Donald Trump tiraría por el retrete ni bien asumió.

Se supone que esta vez también se trataría de manifestar su disgusto contra Joe Biden, aunque el actual presidente no deja de surfear en torno a las relaciones con Israel y si bien declarativamente le reclama la firma de un cese el fuego con Hamás y un intercambio de rehenes por presos, no deja de enviar armamento que luego es utilizado para lo que según las denuncias presentadas ante el TPI, constituyen un acto de genocidio en Gaza.

Netanyahu también respondió, a su manera, al reconocimiento de Palestina por el gobierno de Pedro Sánchez con la prohibición de que la embajada española en Tel Aviv preste servicio consular a ciudadanos palestinos. Se montan en una frase de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, “Palestina será libre desde el río hasta el mar”, calificada de fomentar “el odio y la violencia” por la cancillería israelí, para impugnar la medida de tomada por el mandatario hispano.

Sobre el reclamo del CIJ, Israel respondió que las acusaciones «son falsas, escandalosas y moralmente repugnantes». Arabia Saudita y Turquía adelantaron que pedirán a los organismos de la ONU que hagan cumplir el mandato del tribunal. La CIJ también exigió que se mantenga abierto el cruce de Rafah con Egipto para el ingreso de ayuda humanitaria.