Un arbolito gigante instalado frente al Obelisco, en la ciudad más cara de la Argentina, es el punto de encuentro fijado por La Poderosa para recolectar juguetes destinados niñas y niños de comedores populares. “Para que cada infancia tenga su regalo en estas fiestas”, dice la convocatoria que incluye no sólo acercar un juguete sino también una invitación a envolverlos en un lindo papel y alistarlos para la próxima celebración de Navidad, el 24 y 25 de diciembre. Se trata de una nueva actividad de la organización para apuntalar a las barriadas que vienen padeciendo la inflación y los ajustes económicos de este último año.

Necesaria convocatoria  (hoy también estarán toda la jornada frente al Obelisco) en un momento de total desconcierto social y político. Llegamos apaleados a este fin de año y rogando que no haya nuevas desgracias. La mayor ya está acá desde hace un año destrozando la democracia y rompiendo los contratos sociales históricos de la Argentina. Será por eso que cada espacio de construcción colectiva y solidaria convoca.

La Argentina está por vivir la segunda Navidad bajo el gobierno de Javier Milei, y la primera después de 20 años con la mitad de la población pobre. Según las cifras del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) la pobreza alcanzó al 49,9% de la población y la indigencia el 12,3% en el tercer trimestre. Vienen a la memoria aquellos años post 2001, después del feroz neoliberalismo de Menem, en los que nada sacaba la mínima sonrisa. El gobierno de Fernando De la Rúa había matado a 39 personas que protestaban contra su gobierno, que había llegado de la mano de la esperanza y estaba provocando un desastre. Un gobierno que tenía caras que hoy se repiten: Bullrich, Sturzenegger, Lombardi, entre otros nombres trágicos para la Argentina. Todos esos recuerdos vienen a este fin de año sin alegría. Ni siquiera quedan vestigios de hace dos años, cuando la Selección Argentina se coronó como campeona del mundo y era mucho más accesible comprar un kilo de carne para compartir un asado.

El gobierno, experto en construir realidades paralelas, afirmó que la pobreza bajó en dos meses más de diez puntos. “Venimos sufriendo hace casi un año. A partir de la desocupación, del paro de las obras, la gente tenía un trabajo, comer, mantener, no ir a buscar la comida. Cuando pasó todo eso, la gente se volcó a los comedores. Son familias, no es un hombre, una mujer, es un matrimonio con dos hijos”, respondió este sábado desde la vida real Margarita Barrientos, la fundadora del comedor de Los Piletones y fiel seguidora de Mauricio Macri.

Los dichos de Barrientos se refuerzan con la evaluación realizada por varias organizaciones sociales junto al CELS, reunidas en La cocina de los cuidados, que comenzó a funcionar en 2024. Los datos salen de una encuesta telefónica de alcance nacional realizada entre agosto y septiembre: el 65% de las familias de la Argentina hizo recortes en su alimentación en el último año; el 57% de las familias que asisten a comedores barriales o escolares dice haber encontrado menos comida; y las mujeres (74%) mucho más que los varones (57%) perciben que la situación de su hogar empeoró y debieron ajustar la alimentación: la suya propia, la de los demás.

Desde hace días móviles de TV ofrecen notas sobre las compras navideñas. Largas filas para comprar más barato y caminatas buscando ofertas. Se compra lo que se puede, no lo que se elige. Mientras tanto, los sectores con más recursos engrosan sus cuentas, multiplican sus negocios y brindan con el champán que eligen. El más caro.