El pianista y cantante estadounidense Jerry Lee Lewis, uno de los pioneros y más influyentes artistas del rock and roll y autor de memorables y pirotécnicos éxitos como «Great Balls of Fire» y «Whole Lotta Shakin’ Goin On», falleció este viernes a los 87 años. La noticia fue dada a conocer por su representante, Zach Farnum, quien explicó que el artista murió por causas naturales en su vivienda del condado de DeSoto, al sur de la ciudad de Memphis y en el estado de Misisipi, informaron medios especializados de EEUU.
Nacido en septiembre de 1935 en Luisiana, Lewis comenzó a demostrar su talento musical desde su muy temprana juventud, y en su pueblito natal grabó algunas canciones country dentro del veloz y bailable estilo boogie-woogie, dando las primeras señales de la combinación de géneros que más tarde lo ubicarían entre los más destacados de su época.
Sin embargo, la moda a principios de los 50 era tocar la guitarra y no el piano, y las productoras a las que se acercó dieron vuelta la cara frente a las ganas del joven músico de dedicarse de lleno a lo suyo. La seguidilla de rechazos tuvo un lado luminoso: como respuesta, a sus 21 años Lewis decidió viajar a Memphis para probar suerte en el entonces reconocido estudio Sun Records, que ya tenía bajo su ala a los primeros grandes nombres del primigenio rock como Billy «The Kid» Emerson y Howlin’ Wolf, entre más figuras del ambiente.
Allí grabó su genial «Great Balls of Fire», que se transformaría en su máximo himno, y otros hits como «Breathless» y «High School Confidential», construyendo una carrera en la que supo combinar géneros como el rockabilly, el gospel, el blues y el country. El músico se transformó también en uno de los integrantes del llamado «cuarteto del millón», conjunto que completaban Elvis Presley, Johnny Cash y Carl Perkins, los otros fundamentales de Sun Records, dándole al piano un rol central en el rock nunca antes visto, con el añadido de una pirotécnica presencia sobre los escenarios que le valió el apodo de «The Killer», o «El Asesino».
En ese sentido, sus performances pasaron a la historia por su enorme histrionismo y atractivo, donde tocaba con sus codos, pies, puños y hasta de espaldas, a veces trepándose sobre el piano e incluso llegando a prenderlo fuego durante una famosísima aparición en el Paramount Theater en Brooklyn en 1958, mismo año de la edición de su álbum debut, donde compartiría fecha con Buddy Holly and the Crickets, Chuck Berry y The Chantels.
La anécdota de la actuación se desató mientras interpretaba su tema insignia en señal de protesta por haber sido programado en el lineup antes de Berry, su gran rival -que hacía lo suyo en términos de espectáculo, en este caso con la guitarra-, a quien tras el incendio de su instrumento le dedicó tras bambalinas la despectiva frase «A ver si podés superar esto, negro», según se le atribuyó históricamente.
Pero la trayectoria de Lewis también estuvo signada por controversiales episodios que marcarían a fuego su carrera, el más prominente de ellos relacionado a su vida personal, cuando trascendió que en 1957, a sus 22 años, había contraído matrimonio por tercera vez con su prima de 13, Myra Gale Brown, ganándose el rechazo y señalamiento generalizado de los medios de comunicación, que dejaron de pasar sus canciones en la radio y la televisión.
A raíz de esto, su actividad artística sufrió un durísimo revés a finales de los 50, y aunque disfrutó de algunos breves y modestos regresos a lo más alto de los rankings, su nombre fue reivindicado recién llegando a los 90, cuando el actor Dennis Quaid se puso en su piel para la biopic «Grandes bolas de fuego» (1989), con la dirección de Jim McBride y la participación en el elenco de Winona Ryder y Alec Baldwin.
Aún así, sus problemas con el abuso de sustancias y el escarnio público fueron cuestiones que rondaron su figura hasta el 2006, cuando llegó su redención final tras la publicación de Last Man Standing, disco de estudio en el que a modo de autohomenaje registró dúos con encumbrados artistas como Mick Jagger, Rod Stewart, Ringo Starr, B.B. King y Bruce Springsteen, por nombrar algunos. Bajo la producción de Jimmy Rip, excolaborador del vocalista de The Rolling Stones, el álbum se transformó en un símbolo de su renacimiento en el rubro y obtuvo la décima certificación de Disco de Oro que el pianista cosechó a lo largo de su carrera, inmortalizada también en canciones como «Baby Baby Bye Bye» y «You Win Again».
«The Killer» nunca dejó de presentarse en vivo y de componer nuevos repertorios, incluso tras sufrir y recuperarse de un ataque cerebral en 2019, y sus aportes y poder de influencia en el rock fue plasmado antes de su muerte en la biografía Jerry Lee Lewis: His Own Story, del ganador del Pulitzer Rick Bragg, y en el documental Trouble in Mind, primer filme en solitario del cineasta Ethan Coen. La película, que también contó con la realización de la esposa de Coen, Tricia Cooke, tuvo su premiere mundial en la última edición del Festival de Cannes -realizada en mayo pasado-, propuso un último retrato de Lewis a través de material de archivo y reportajes que reflejan el enorme carisma y eléctrico talento que supo ubicarlo, pese a sus vaivenes, en lo más alto del género.