Con una característica gorra negra y gafas de sol, el Abuelito Leo, como era conocido este hombre en Cipolletti, Río Negro, solía apostarse en la esquina de una de las plazas principales de esa ciudad a vender golosinas. Así, a la vista de todos, permaneció durante años, hasta que recientemente murió y se conoció su verdadera identidad, al mismo tiempo que fueron develados sus más aberrantes delitos, que quedaron impunes.
Tras una afección cardíaca, el Abuelito Leo murió el sábado en el hospital local. Ocultando su perverso y oscuro pasado, el anciano pasó sus últimos años sin mayores sobresaltos, a pesar de estar prófugo de la justicia penal de La Plata, que en 2017 decretó su prisión preventiva acusado de haber drogado y abusado de dos hermanas de 10 y 11 años en un hotel alojamiento.
Leo afirmaba ser un jubilado de un banco de Mar del Plata. Según pudo reconstruir el portal misnoticias.com.ar, el hombre era visto “con simpatía” y algunos “hasta sentían pena y se ofrecían a ayudar al ‘abuelito de las golosinas’». Incluso, desde el medio muchas veces quisieron hacer un retrato de su vida, pero “nunca quiso fotos ni propaganda”, recordó Miguel Ángel Parra, uno de los periodistas que lo trató.
«No necesito ni quiero difusión, soy muy reservado«, argumentó en otro momento. Lo cierto es que la verdadera razón para negarse a ser entrevistado quedó a la vista cuando murió y se supo que había falsificado sus datos. Inmediatamente después, se conoció su verdadera identidad: Alfredo Jorge Campanella, quien había sido publicista y pesaba sobre sus espaldas un pedido de captura, que lo podría haber llevado a la cárcel por décadas.
Campanella estaba acusado de violar y fotografiar a las menores, a quienes previamente llevaba a lugares como el cine o la República de los Niños. La investigación judicial estableció que luego iba a hoteles alegando que las niñas eran sus sobrinas.
La investigación del Gabinete de Criminalística de Cipolletti, utilizando el sistema Fibios (Centro de Investigaciones Biomoleculares para reconocer un ADN), permitió identificar al hombre, según revelaron los medios locales.
Repercusión
La comunidad de Cipolletti está conmocionada por el caso. Al conocerse la noticia, muchos usuarios dejaron sus mensajes en las redes sociales. «Las veces que pasé con mi nena por esa esquina y le comprábamos. Siempre dijimos, pobre abuelito, siempre está solo, hay que ayudarlo”, dijo Mirna, según publicó Mis Noticias.
Otro de los comentarios levantados por el portal fue el de Carly: «La verdad nunca terminas de conocer y saber la verdad, mi vieja lo cuidó hasta el ultimo día. Nunca nos imaginamos todo esto. Jamás nos faltó el respeto. Quedamos helados al enterarnos su verdadero pasado”.
José, un taxista cipoleño, se mostró mas que indignado. «Las veces que le compraba alfajores y lo llevaba gratis en el taxi porque me daba lástima nunca sabes con quién te encontrás en la calle LPM estoy tan sorprendido como todos ustedes”, analizó.