Aníbal «La Vieja» Barrios fue mucho más que un amigo para Luis Alberto Spinetta: fue su asistente, su sombra leal, su sostén cotidiano. Desde los años de Almendra hasta los últimos proyectos del Flaco, Barrios estuvo ahí, haciendo que la música sucediera también detrás de escena.

Participó en la organización de giras, armaba equipos, resolvía problemas. Y, sobre todo, estaba. Era parte de esa red invisible sin la cual ningún artista puede ser libre del todo. Su nombre se volvió mítico en los pasillos del rock argentino, en las anécdotas de camarines, en los recuerdos de noches interminables.

Murió Aníbal "La Vieja" Barrios, el fiel amigo y asistente de Spinetta
Spinetta y La Vieja Barrios.

La Vieja inspiró momentos esenciales en la vida de Spinetta y fue testigo privilegiado de la creación de canciones que hoy son parte del patrimonio cultural. «¿Cómo se mide la importancia de un amigo?», preguntaba el Flaco. En el caso de Barrios, la respuesta era simple: en cada acto de cuidado, en cada complicidad silenciosa.

Fue memoria viva de una época donde la música también era hermandad. Hasta sus últimos años, siguió ligado al círculo íntimo spinettiano, siempre discreto, siempre imprescindible. Su muerte, confirmada en las últimas horas, deja un vacío en quienes entendieron que el verdadero rock también se hace con abrazos y mates compartidos.

No tendrá portadas de discos ni créditos en las canciones, pero su huella es profunda y valiosa.