“Estoy bloqueada. Tengo la página en blanco y no sé qué escribir”, le dijo una alumna en su espacio de taller a Santiago Llach, también editor y escritor. Otro día, otro tallerista dijo: “Si hacés algo durante treinta días se vuelve un hábito”. De la convergencia de ambas ideas, y de la necesidad de darles una respuesta a través de consignas literarias, nació en 2020 el Mundial de Escritura: la competencia internacional, totalmente gratuita, para crear textos breves compitiendo en equipos online. Y el 28 de abril arranca la XI edición: ¿Quién no se animará a escribir?
Hasta el 9 de mayo, los jugadores adultos escribirán narraciones de hasta 3.000 caracteres los lunes, miércoles y viernes, y los menores de 12 años tendrán que escribir 1.500 caracteres: habrá que cumplir las consignas para no afectar el desempeño total del equipo. Luego los textos podrán ser editados y ampliados. Y cada equipo elegirá un texto para la fase final, en la que los jurados preseleccionarán a diez narraciones finalistas y luego elegirán a los ganadores. Esta es la dinámica del XI Mundial de Escritura, esta gran idea en la que ya participaron más de 50 mil personas de cincuenta países.
Se trata de “un juego gratuito en equipos que te incentiva a desarrollar tu propia escritura”, y “la efectividad del equipo se mide en porcentaje, según la proporción de sus integrantes, que cumplen con los caracteres diarios”, explica la fundación Chasco Club, de Santiago Llach, desde la web oficial del Mundial de Escritura. Las inscripciones para la XI edición estuvieron abiertas hasta el 20 de abril bajo una premisa fundamental: “Para participar no hay que ser escritor ni tener experiencia previa: sólo ganas de sumarse y el compromiso de escribir un texto cada día”.
Mundial de Escritura: origen y desarrollo
La idea original del Mundial se había iniciado en 2013 como un juego en los talleres literarios de Santiago Llach, hasta que él y Catalina Lascano la ampliaron al público en general en 2020, en plena pandemia: la virtualidad fue un punto a favor. Desde entonces, potentes figuras del mundo de las letras ofrecieron talleres, evaluaciones y propuestas de escritura. Y este año ya llevan más de 5.200 inscriptos.
La XI edición también presenta una novedad: habrá que desarrollar un texto personal de ocho mil caracteres inspirado en un lugar de importancia para cada jugador (por ejemplo, su ciudad natal, una casa, una calle, un destino turístico o un lugar deseado).
“En 2025 tenemos dos premios muy importantes -dice Llach-. Uno es la publicación de un libro en la editorial Híbrida. Habrá clínicas de escritura para los equipos ganadores y los jugadores finalistas de las categorías adultos y adolescentes. Y el ganador individual, seleccionado por el jurado de segunda instancia, participará de una residencia de escritura organizada por Chasco”.
En total “veintidós personas van a participar de clínicas de escritura en las que van a continuar desarrollando sus propios textos. Así, habrá dos instancias de selección de ganadores”, indica Giuliana Migale Rocco, coordinadora del Mundial junto con Luciana Cáncer.
¿Cómo vive Santiago Llach el éxito de la XI competencia? ¿Qué visibiliza? “El Mundial es un evento lúdico -dice-. Es bastante original y a la vez plasma algo que está en la historia de la humanidad: se trata de competir, pero también de compartir. Acá la clave es el grupo: si como jugador no cumplís con las consignas, le fallás a tu equipo. Eso hace que escribas y es lo que vuelve efectivo al Mundial. Además, la pasás bien”.
Es bueno como herramienta “para un montón de gente que dice ‘quiero escribir’, pero se bloquea. El Mundial te ayuda a concretar algo y a apuntar hacia una dirección. Por eso también agregamos esta nueva consigna de la producción de un solo texto a partir de una temática común: los lugares”.
Para Llach, lo más satisfactorio de organizar el Mundial de Escritura desde Chasco son “las cientos de respuestas de equipos de otros países, o de distintas ciudades y lugares de Argentina. En Perú, por ejemplo, había un grupo de diez personas y ahora son más de treinta que esperan ansiosos el Mundial, por ejemplo. Y lo más difícil es que somos una organización absolutamente independiente: no tenemos un financiamiento propio. Generar iniciativas que ayuden a que esto siga es un aprendizaje para todos nosotros”.

A su vez, lo más conmovedor “es lo que sucede con los niños y niñas. Hay un montón de docentes que se entusiasman para poner el Mundial en su escuela. Y, en la pandemia, varios ancianos escribían para poder salir de su aislamiento. Esas son emociones muy grandes”, prosigue Llach.
¿Se podría pensar que el Mundial de Escritura también sirve como un espacio de resistencia cultural frente a la incomunicación de nuestra sociedad? “Sería mucho de mi parte decirlo, pero sí creo que genuinamente trata de conectar a las personas a través de la literatura”, analiza el creador del Mundial.

Un proyecto independiente
Giuliana Migale Rocco lo piensa así: “Yo creo que hoy cualquier proyecto cultural independiente es un acto de resistencia. Este espacio se sostiene de manera gratuita y ese es un gesto muy fuerte. Además, es un proyecto para decir ‘vamos a seguir escribiendo a pesar de todo’”. Ella explica que las consignas “se armaron desde el equipo de organización del Mundial de Escritura, en diálogo con distintos textos o materiales del cine, con las artes visuales y con la literatura: desde la gestión y desde el equipo de Chasco.

Para Migale Rocco, “está buenísimo ver cómo el proyecto va creciendo y qué posibilidades también tiene para articular y para crecer con instituciones. Hay un área que nos interesa mucho, que es la vinculación con docentes y con escuelas. Eso es algo en lo que siempre estamos trabajando”. Y por eso mismo “está buenísimo ver todas las instancias de crecimiento del proyecto, y de vinculación con otras iniciativas que trabajen en un ámbito similar. Las posibilidades son enormes. Todavía hay mucho margen para seguir creciendo con el Mundial de Escritura”.
En sintonía, dice Migale Rocco, “es impresionante ver la cantidad de proyectos literarios que se van materializando a medida que pasan los años. En algunos casos, de quienes resultaron ganadores, y, en otros, de jugadores que tuvieron una idea que surgió en el Mundial y que después se transformó en un libro. Es espectacular ver cómo esta iniciativa se va expandiendo. Además, se generan amistades en muchos niveles”.
¿Qué cree ella que fascina tanto del Mundial, para que tengan más de 5.200 inscriptos en esta edición? “El hecho de que sea un juego y de que haya distintas consignas de escritura. Eso es siempre muy seductor”.

El Mundial de Escritura “forma parte de este gran proyecto literario que es Chasco: todas sus iniciativas apuntalan la idea de decir que ‘cualquiera puede escribir’. Tiene que estar el deseo latente de hacerlo, pero la posibilidad está. Si tenés ganas, sumate”, señala Migale Rocco.
También, el participar en grupo y leerse textos unos a otros “genera mucho vínculo y compromiso entre las personas que son parte del Mundial. Escribir en grupo es mejor: narrar puede no ser una tarea solitaria”. En tal sentido, “está bueno invitar a quien tenga ganas de escribir y no lo haya probado nunca, pero que posea la inquietud y el interés. El Mundial de Escritura fomenta el hábito. La competencia, los premios, son secundarios: la escritura y el juego son el corazón del proyecto”.