Si hay una verdadera estrella en este 75o. Festival de Cine de Venecia esta es seguramente el ex presidente uruguayo José Mujica, objeto de una ficción cinematográfica de sus terribles doce años de cárcel en “La noche de 12 años”, de su compatriota Álvaro Brechner, pero también de un documental de Emir Kusturica: “El Pepe, una vida suprema”. Las dos se cuentan entre las proyecciones más aplaudidas hasta el momento.
Kusturica ha seguido a su protagonista desde el mismo día en que dejó de ser presidente y se dedicó a su vida privada con su mujer, donando el 70 por ciento de su sueldo a una fundación que ayuda a los pobres, y lo ha entrevistado con su esposa y sus compañeros de prisión, mostrando el profundo afecto que mantiene con su pueblo.
“Yo no soy una estrella, sino que más bien soy un estrellado”, declaró Mujica en la rueda de prensa seguida a su proyección anticipada para la prensa en compañía de su director.
“Yo he tratado de arreglar el mundo y así me fue” agregó este hombre que fue el presidente más popular de su pequeño país con 150 mil personas que lo despidieron con lágrimas, aplausos y canciones al terminar su mandato.
“Yo no soy un cineasta. Mi mundo es otro, ni mejor ni peor, pero es otro. Con la gente uno se comunica con palabras pero hay otra forma, más subliminal, que es la que sentí con Emir y me alegro de haberlo conocido”, agregó Mujica.
Consultado sobre temáticas como el feminicidio, y la prevaricación de las mujeres en el mundo del espectáculo, propuso: “Tenemos que salir de una sociedad patriarcal con todas sus consecuencias pero el mundo está dividido en clases sociales y el feminismo no debería olvidar que son las mujeres más pobres las que deben afrontar por sí solas la miseria y la maternidad en condiciones de inferioridad y que también es menester socorrer a lo que es el fondo de la sociedad”.
Y ante un pedido de ayuda de parte de una periodista venezolana afirmó: “Hay pueblos que a veces necesitan ayuda pero también hay veces que esa ayuda hace más mal que bien. Uruguay en su historia sufrió tres intervenciones desde afuera y estas fueron nefastas. Yo espero que Venezuela salga por sí misma de su situación actual”.
“Dios, siendo Dios, tardó seis días en crear el mundo y descansó el
domingo. Yo no sé arreglarlo en el tiempo que me queda pero lo que sé es que todo el mundo habla de las crisis y nadie de las causas que la provocan”, añadió Mujica.
“En 1860, Europa dibujó una África de papel dividiendo tribus, etnias y culturas e imponiendo modelos de agricultura que iban bien para Europa pero no para un continente tropical donde si se cultiva siempre el mismo pedazo de tierra lo único que se consigue es intensificar el desierto”, afirmó el ex presidente.
“En 50 años la mitad del mundo será África. Nigeria misma tendrá en un par de décadas la misma población de China. El mundo tiene una deuda con África que no podrá pagar ni siquiera los intereses. Y si Europa no se inventa un plan Marshall para socorrer a África no podrá evitar que, por más profundo que sea el Mediterráneo, los desesperados seguirán golpeando a su puerta para mejorar sus vidas”, advirtió Mujica.
“Yo no soy pobre porque tengo una filosofía de vida que podría llamar neo estoica. Yo no preciso más que un techo y una comida seguros y no me puedo gastar la vida ocupándome de bienes materiales. La vida no se compra en los supermercados y es una aventura donde siempre debe haber cabida para los afectos”, concluyó.
“Tengo que reconocer que me enteré muy tarde de la existencia del presidente Mujica y recién me encontré con él el día antes que terminara su mandato –declaró Kusturica–, pero inmediatamente me cautivó el personaje, un hombre coherente con sus ideas y que no piensa que por haber sido elegido por una mayoría tenga el derecho de vivir como las minorías. Un hombre que devuelve el 70 por ciento de su salario para una fundación que crea escuelas y construye viviendas para los más pobres”.
El productor Hugo Sigman informó que el proyecto de este documental tardó cuatro años en concretarse. “Es más fácil comercializar un film de ficción que un documental de
este tipo –dijo– pero lo que nos movió a producirlo fue esa rara cualidad de Mujica de ser un hombre cuyo ser y parecer son la misma cosa”.
“El film, además de ser un tributo personal a un personaje
extraordinario –concluyó– es el testimonio de un sueño personal que compartimos con él, el de mostrar cómo debe ser la política en un momento en el que la sociedad, cansada de la corrupción y de las mentiras de la política, se ha alejado de ella”.