Marta, Virginia y Nancy son tres jubiladas que cada miércoles asisten a las manifestaciones que se realizan hace más de 30 años ante el Congreso. Coinciden en que nunca vieron una represión como la del miércoles 12 de marzo. También aseguran que el próximo miércoles estarán de nuevo allí.
“Desde el 2009 que voy todos los miércoles. No me van a sacar del Congreso, porque lo que hacen es inconstitucional. En la constitución está permitida la protesta social. O sea que, esta ministra hace algo inconstitucional, hiere y lastima en nombre de un decreto que es anticonstitucional”, dice, a Tiempo, Marta Rosendo, jubilada docente e integrante de la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubilados y Pensionados de la República Argentina.
Marta se jubiló en 2009 como docente. Había militado con Ademys su sindicato y luego se integró a trabajar con los jubilados. “La represión del miércoles fue feroz. Tiraban tiros a mansalva. Si hubieran empleado toda esa plata en un comedor para darle carne a los chicos, estarían comiendo hasta el fin de semana. La cantidad de balazos que tiraron. En un momento el cielo parecía Gaza, y es mentira que la gente tiraba cosas, ellos tenían la orden de pegar y listo”, agrega. También analiza: “con la represión taparon la protesta social. Somos los jubilados, pero también el resto del pueblo trabajador que ve que esto no marcha para ningún lado. Gente que votó a Milei hoy te dice ‘yo no voté esto’, te lo dicen incluso quienes van a manifestarse en el Congreso».
Virginia Fernández forma parte de Jubilados Insurgentes. Se jubiló hace diez años y en ese momento, trabajó cuatro años para la misma empresa, pero facturando. Cuenta que llegó a la organización de una manera “romántica” porque vio la bandera y supo que quería estar en esa agrupación. “Cuando empecé a percibir como posible el triunfo de Milei sentía la necesidad de hacer algo”, cuenta a Tiempo. Recupera la historia de militancia de jubilados que ya lleva 1700 rondas frente al Congreso desde la década del 90. “En la administración de Milei la situación con los jubilados es extrema pero este desastroso proceso económico ya se dio en otros momentos históricos del país. Milei tiene características personales determinadas, pero el proceso económico es el mismo de los ’70 y de los ’90”, agrega la jubilada.
“Nunca creí en la pesadilla de que podía llegar a ganar Milei. Si bien hay críticas al gobierno anterior nunca pensé que de ninguna manera podía ganar la derecha”, dice Nancy, jubilada docente, quien lleva dos años de jubilada y se integró a las manifestaciones de Congreso en diciembre de 2023 cuando se presentó la Ley Bases. “Del total de la masa de jubilados, alrededor de 107 millones, hay 5 millones que cobran la mínima, que en mano son 349 mil pesos y se conforma con 70 mil de un bondo que es una lotería. Pero a eso hay que sumarle que sacaron todos los porcentajes de descuento en medicamentos”, detalla. “En ese conjunto hay realidades variadas pero el grueso es la que sobrevive con la mínima. Y aunque no tuvieras la mínima tampoco llega por los aumentos de alquileres, tarifas, el tarifazo en los boletos. Algunos reciben ayuda de sus hijos y en otros casos tenés que ayudar a tus hijos que quedaron sin trabajo. También tenemos compañeros que comen al menos una comida, en un comedor”, relata.
La crueldad al extremo
El 23 de marzo se termina la moratoria previsional. Esa medida dispuesta en la Ley Bases, escrita por Federico Sturzenegger y votada por senadores y diputados nacionales
“Va a ser catastrófico”, dice Nancy. “Hay una masa del 85% de la población que está cercana a los 60 años y que no llega a los 30 años de aportes. Resulta vital para ellos esa moratoria. Muchos patrones no aportaron pero a ellos no se los audita jamás”, dice Nancy.
“Trabajo desde los 17 años. Terminé mi secundario en diciembre y en enero estaba trabajando. Sin embargo, en su momento tuve que comprar años porque he tenido patronales que no nos han depositado los aportes. Es una historia común, la evasión patronal, pero también somos conscientes de que hay que hacer algo porque no se puede poner la culpa sobre el trabajador y no hacer nada con los patrones evasores”, dice Virginia.
Marta agrega, “Cada vez los empresarios pagan menos aportes previsionales. Aparte, ahora se permite el empleo precarizado que evade aportes previsionales y hace que la gente tenga que jubilarse con moratoria porque el trabajo precarizado termina en esto. Así se vacía el Anses que dicen que es deficitario, pero en realidad no recibe los fondos que debería”.
“Estamos frente a un escenario donde la reforma laboral facilita la precariedad y baja las penas del empleador que no cumpla con sus aportes. Esto disminuye el ingreso de sustento a las cajas jubilatorias. Por lo tanto, lo que también está en riesgo son las futuras jubilaciones porque nadie se va a poder jubilar”, manifiesta Virginia.
En las calles siempre
Las tres jubiladas tienen una mirada política de sus épocas, sin embargo, vivieron con emoción el ingreso de las hinchadas a las calles de las cercanías del Congreso de la Nación. «Tuvieron que apelar a esa identidad de hincha de fútbol para que se conformara una masa opositora que venga hacernos el aguante a los viejos y a las viejas», dice Nancy.
La cita con ellas es el próximo miércoles por la tarde en el Congreso.
El impacto por el fin de la moratoria
Lucía Cirmi Obón es economista y autora del libro Economía para sostener la vida. Analiza el impacto del fin de la moratoria en la vida de las mujeres. “De las mujeres entre 60 y 65 años, solamente el 6% cumple con los 30 años de aportes. Pero, además, una vez que estén allí es el 80% de un haber mínimo, así que es menos poder adquisitivo. Gran parte de estas mujeres, además, toda la vida aportaron entre el 14 y el 20% del PBI, según el propio Indec en el informe de 2024. Hay 740 millones de personas en el mundo cuidando. De las cuales 700 son mujeres que están fuera del mercado de trabajo porque cuidan. Entre las mujeres de 60 años de hoy, de las que están aportando solo el 23% junta 25 años de aportes. Así que a nadie le va a terminar de complementar el reconocimiento previsional del cuidado».