La interna dentro del gobierno nacional por el caso Milagro Sala crece cada día. La tensión se produce entre el sector que opina que hay que acatar la decisión de Naciones Unidas, que pidió la liberación de la líder de la Tupac Amaru, y los que piensan lo contrario. En ese contexto, el gobernador de Jujuy, el radical Gerardo Morales, artífice político de la detención de la líder de la Tupac Amaru, aspira a transformarse en el presidente de su partido a nivel nacional, un lugar preciado en la cultura política de los boinas blancas. La pretensión de Morales comenzó a circular esta semana. Se filtró a través del entorno de Alejandro Nieva, hombre de Morales que hoy es uno de los cinco directores de la Auditoria General de la Nación (AGN).
Cerca de este funcionario, que entre otras cosas compitió por la gobernación jujeña en 2007, remarcaron que el actual mandatario de la provincia norteña pretende transformarse en el nuevo jefe del Comité Nacional radical y aspira a hacerlo ahora. Formalmente, el actual líder partidario de los boinas blancas, el intendente de Santa Fe, José Corral, tiene mandato hasta fines del año que viene. Pero Morales quiere acelerar los tiempos y asumir la conducción de su partido en las próximas semanas, para estar a la cabeza en el año electoral que se avecina.
Las disputas por espacios de conducción son habituales en todas las fuerzas políticas y especialmente en el radicalismo, donde siempre es muy activa la política interna, con elecciones de autoridades cada dos años, por ejemplo. Lo singular de la pretensión del mandatario jujeño es que se da en medio de un incremento de las tensiones hacia dentro de Cambiemos por la detención de Milagro, que el propio morales impulsó. Se sabe: la dirigente social fue detenida por tumulto, un eufemismo para no decir protesta, en enero pasado. Una vez que estuvo presa, apareció Morales con una batería interminable de carpetas acusándola de corrupción.
El punto es que el Grupo de Trabajo de la ONU que se dedica a las detenciones arbitrarias determinó que justamente esa mecánica fue la que volvió arbitraria la detención de Milagro Sala. No se trata de que no se investigue la obra que realizó la Tupac en Jujuy, sino de que Milagro está presa cuando aún no ha sido condenada. Esto es lo que cuestionó fuertemente Naciones Unidas. La interna por esta detención enfrenta a Morales con su correligionario Leandro Despouy, que trabaja en Cancillería como embajador plenipotenciario y nexo con los organismos intenracionales, incluidos los de Derechos Humanos.
Despouy es parte de los miembros del Gabinete que piensan que la líder de la Tupac debe ser liberada, ya que es muy probable que haya nuevas condenas a nivel internacional por su detención. Esto lo enfrenta con Morales. «