En el Santuario de la Virgen de Caacupé y San Blas, ubicado en Ciudad Evita, La Matanza, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Oscar Ojea, celebró la misa de desagravio y homenaje a las mujeres que trabajan en los comedores comunitarios, la primera de varias celebraciones eucarísticas que los sacerdotes que trabajan en barrios populares llevan a cabo en varios puntos del país.

En ese contexto, respaldado por el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Argentina, y con la participación en la misa de varios obispos, entre ellos, el obispo de la Diócesis de San Justo monseñor Eduardo García, Ojea no sólo reivindicó a las mujeres que trabajan y colaboran en comedores populares. También graficó parte de la dura situación social que interpela especialmente a la gestión del gobierno nacional, y expresó su preocupación por el avance del narcotráfico, un mega problema que atraviesa jurisdicciones y gestiones de distinto color político.

Foto: JUAN MABROMATA AFP

“Las mujeres que trabajan de esta manera en nuestros barrios con corazón de madre, no solamente son madres de sus hijos. Son madres de tantos chicos en el barrio. Son madres de los chicos y de las chicas del pasillo. Entonces, se desviven para que la comida alcance o para que la comida tenga la proteína suficiente, para poder lograr un equilibrio en la alimentación de nuestros chicos, para que pueda tener la carne suficiente, para que pueda tener el sabor y el gusto suficiente. Allí hay todo un empeño y una delicadeza que es propia del corazón de la madre para saber cómo servirles mejor”, destacó Ojea en su homilía.

Si alguna vez me enseñaron a que no se debe tirar la comida, hoy menos que nunca debemos tirar la comida, porque falta en muchos hogares y tenemos que renovar esa conciencia fraterna que nos enseña el Señor Jesús, que se compadece de la multitud y que no se deja vencer por la desesperanza”, pidió.

Foto: JUAN MABROMATA AFP

“Hoy es tanta la confusión, en muchas situaciones en nuestros barrios, que a veces la gente se enoja y viene enojada a pedir comida. No lo vemos solamente en nuestros barrios, lo vemos también con personas en situación de calle. El otro día me decía un señor que trabaja durante la noche, recorriendo la ciudad para dar de comer: ‘Padre, me arrancan la comida, ahora me arrancan la comida, no me esperan”, graficó.

Por su parte, el obispo de la Diócesis de San Justo, monseñor Eduardo García, al comienzo de la celebración agradeció: “Gracias a nuestros padres obispos, a los sacerdotes por venirse hasta La Matanza, donde más de una vez hemos sido castigados por el olvido, por la ausencia del Estado, por la falta de educación y de cloacas, o de una vivienda digna, castigados también a veces por los medios que no perdonan el crecer y el avanzar como pueblo. Por eso nos da mucha alegría recibir al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea, que preside esta Acción de Gracias. Esto es lo que queremos hacer hoy: el fuego calienta desde abajo, las cosas grandes vienen desde abajo, desde los pequeños gestos, como estas Hermanas Nuestras que día a día ofrecen su vida. ¡Gracias a todos por venir!”.

Contra el narcotráfico

Foto: prensa CEA

También, en su homilía, Ojea volvió a poner de relieve la preocupación de la Iglesia por el avance del narcotráfico: «Estamos trabajando para no entregar nuestros barrios al narcotráfico, para no entregar nuestros barrios al enemigo que se constituye en dueño de nuestras vidas y que va formando un ‘estado’ dentro de otro Estado. Estamos a tiempo, hay tanto que hacer, tanto que trabajar, cada uno tiene que mirar su responsabilidad. Nuestras mujeres se encuentran con estos chicos y estas chicas, y a veces también se encuentran con adultos”, recordó el también obispo de San Isidro.

En este sentido, Tiempo pudo saber que los obispados de San Justo y Gregorio de Laferrere impulsan una marcha en territorio matancero contra el narcotráfico, prevista, en principio, para el próximo 26 de junio.

Como cierre de la misa, los curas de villas y barriadas populares leyeron el documento titulado “Con la comida, no”, en el cual expresaron que “así como la bandera argentina flamea en todos los rincones de la Patria, queremos que a ningún hermano le falte el pan. Es tarea de todos”.