El fútbol argentino tiene más de una cara. A la hora en la que la AFA anunciaba una sanción de dos años como presidente de Talleres a Andrés Fassi, acaso el único dirigente que critica en voz alta a Claudio Chiqui Tapia -además de ser un propulsor de las SAD-, la selección campeona del mundo y bicampeona de América salió con vida de un partido jugado contra natura, en el agua de Venezuela.

El 1-1 final, si se suma al 0-1 de la última fecha ante Colombia en el infierno de Barranquilla, deja sabor a poco, con un punto de los últimos seis, pero el empate estuvo bien y fue merecido. En todo caso, se trata de las dificultades habituales de las Eliminatorias, aunque ahora sin sufrimiento: Argentina sigue líder en el largo camino hacia el Mundial 2026 y una brava Venezuela, dirigida por Fernando Batista, aspira a jugar su primera Copa del Mundo.

Foto: AFA

Los protagonistas coincidieron en que el partido era imposible. «No se podía jugar con tanta agua, el partido se hace muy feo, muy trabado, no podíamos dar dos pasos seguidos. En el segundo tiempo, por derecha, intentamos un poco más, pero fue muy difícil. La cancha no ayudó para lo que queríamos hacer y al final hicimos el partido que teníamos que hacer», dijo Lionel Messi, que regresó a la selección después de 88 días.

Rodrigo de Paul coincidió con el capitán: «Imposible de jugar. No está bueno jugar así, pero es lo que toca. No se podía jugar al fútbol pero acatamos las órdenes y decimos lo que nos dicen. No pedimos mucho, que haya un buen campo y que la pelota corra».

En este contexto, no fue, claro, la mejor actuación de la selección de Lionel Scaloni, que incluso mostró una imagen algo extraña, más cautelosa de lo normal: durante largos minutos del segundo tiempo jugó con seis defensores, los cuatro titulares, Nahuel Molina, Germán Pezzella, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico, y los dos que ingresaron en el segundo tiempo -Gonzalo Montiel y Leonardo Balerdi-, ambos en reemplazo de volantes.

El empate fue atípico por el contexto climatológico: el diluvio que cayó sobre Maturín durante las horas previas al partido provocó el anegamiento del campo de juego del estadio Monumental. De hecho, el horario de inicio se retrasó más de media hora para que los empleados intentaran, rodillos en mano, sacar el agua acumulada debajo del césped. En parte fue en vano, porque el partido comenzó -y se jugó- con varias lagunas que hicieron detener la pelota, que a veces circuló y otras se frenó.

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El gol argentino llegó out of context: a los 12 minutos, un tiro libre de Messi encontró una floja respuesta del arquero Rafael Romo y Nicolás Otamendi aprovechó para marcar el 1-0. De todas maneras, en esa mixtura entre fútbol y waterpolo, Venezuela nunca dejó de buscar el empate y exigió a Gerónimo Rulli, buen reemplazante de Emiliano Dibu Martínez.

Ya en el segundo tiempo, cuando Pezzella sostenía la defensa, Venezuela consiguió el empate: Yefersón Soteldo desbordó a Montiel y envió un centro que Salomón Rondón, el ex delantero de River, convirtió en el 1-1. Argentina volverá a jugar este martes, ante Bolivia, en el regreso de Messi, en medio de unas Eliminatorias que, más que un pasaje al Mundial, se parece más a una gira de despedida del número 10.