«Fuera el FMI», «La patria no se vende», «Por la justicia social». Las consignas están en boca de todos y también sobre las banderas y pecheras encima de los abrigos a los que obliga la tarde del sábado en el Conurbano bonaerense. Por la calle Thevenet, a pocas cuadras de la avenida Calchaquí, se accede al plenario de la militancia y es un reflejo de los debates y las discusiones en cada una de las diez comisiones del Plenario de Multisectoriales y Militancia en Florencio Varela. «No al DNU de Milei. Defendamos nuestros derechos», dice la voz de una militante en la puerta del polideportivo mientras a su alrededor se recolectan firmas contra el decreto 70/23 todavía vigente.
Hay banderas de Lanús, Ituzaingó, Ensenada, Quilmes, Almirante Brown, Avellaneda, Brandsen y Pilar, entre muchas otras. Hay organizaciones sociales, universitarias, docentes y referentes de merenderos y barrios populares. Hay muchísima juventud. Hay canciones y consignas. Suenan los bombos, los redoblantes, las trompetas. La calle está tapizada de ciudadanos y ciudadanas dispuestas a pensar y discutir un programa de futuro para la Argentina en contraposición al modelo de ajuste y empobrecimiento que lleva adelante el gobierno nacional.
«Estábamos preparados para recibir unas 200 o 300 personas, pero se anotaron más de mil», cuentan desde la organización en el arranque del plenario de Producción y Trabajo. Lo mismo ocurre en el resto de las nueve carpas compuestas por Desarrollo Social y de la Comunidad; Economía y Finanzas Públicas; Universidad, Ciencia y Tecnología; Hábitat y Vivienda; Obras y Servicios Públicos; Ruralidad y Arraigo; Mujeres y Diversidad; Salud y Cuidados; y Educación y Cultura.
Alrededor de las 15, la voz de la locutora del escenario montado en el campo, desde el que Axel Kicillof cerrará el acto una hora después, comienza a invadir a las comisiones. Es la señal que marca el tramo final del trabajo en cada área donde muchos oradores y oradoras se quedaron con ganas de participar por falta de tiempo. Empieza el movimiento colectivo desde las carpas hacia el campo para escuchar las palabras del gobernador en el Día de la Escarapela. Poco más de media hora después, en ese sector ya había que abrirse paso para encontrar un lugar libre mientras se leían cientos de adhesiones.
La necesidad de consolidar la unidad, una perspectiva de futuro y un proyecto de país, el pedido para que se caiga el DNU y el rechazo a la Ley Bases fueron las ideas fuerza que dominaron el Plenario. Fueron, en definitiva, las conclusiones que se alcanzaron en la instancia de debate.
Con la caída del sol, amucharse un poco más con compañeros y compañeras es buen plan para combatir el frío. «La patria no se vende», es el hit que calienta los cuerpos.
«Me encanta la política y hay mucho por hacer. Estoy acá desde temprano», dice Natalia Miranda, orgullosa vecina de Florencio Varela apostada sobre la valla que la separa del palco. «Ya superamos las 35 mil personas», detalla el locutor desde el escenario y el agite se multiplica. No hay lugar en el campo para que entren todos y entonces un sector se queda detrás de una de las tribunas para seguir el acto en la pantalla gigante ubicada en la zona de las carpas.
«Dejala pasar, es una vecina del barrio», pide uno de los organizadores y la mujer se hace camino con su hijo en el cochecito para llegar a su casa. Va a llegar justo para escuchar a Kicillof que, pasadas las 16:38, sube al escenario con la música de Wos. Segundos después suena el himno nacional y habla Carmen Arias, de Madres de Plaza de Mayo. Aunque el himno –el popular, el que marca el clima de época– esta vez es otro. Con el rayo de sol en las frentes de quienes miran hacia el escenario, hay un grito que se repite una y otra voz. «No se veeeende, la patria no se veeeeende», se escucha en cada rincón del polideportivo en Florencio Varela. Es nada menos que la consigna que aglutina otro Pacto de Mayo, el que se lleva el pueblo para mirar al futuro.
Al ritmo de la cumbia y después de cantar la marcha peronista, la desconcentración se apura para evitar, al trote, la baja temperatura en el anochecer. En las manos, son muchos los que se llevan esa esperanza que señaló Kicillof como horizonte para revertir las políticas de crueldad del gobierno nacional.
«Linda la movida», se comenta entre sí la militancia al cruzar la ruta provincial 36 de Florencio Varela, inundada de micros escolares, autos, banderas argentinas y peronistas. «Todos con Axel», resume una de esas telas, una frase para sintetizar un 18 de mayo que acaso podría ser recordado como el acto que el gobernador bonaerense eligió para nacionalizar sus aspiraciones y para construir una alternativa frente al gobierno libertario.