Con una agenda que combina alineamientos políticos y expectativas de apoyo financiero, Javier Milei viajó a Nueva York, donde participará de la Asamblea General de la ONU. Está previsto que su discurso en ese foro tenga lugar el martes.

Por fuera de la Asamblea, Milei mantendrá varios encuentros con marcado cariz económico. Volverá a verse con uno de sus ídolos, el empresario y magnate Elon Musk, además de un par de reuniones con el influyente Consejo de Relaciones Exteriores estadounidense y con inversores de Wall Street. En la sede de la Bolsa, el mandatario se dará el gusto de protagonizar mañana el tradicional toque de campana con el que comienza la rueda.

Según voceros de la Casa Rosada, el mensaje del presidente en la ONU será “fuerte” y marcará un posicionamiento ideológico tan claro como cuando participó del foro empresarial de Davos, a comienzos de año. De aquella oportunidad quedaron definiciones memorables, como la proclamación de la superioridad moral del capitalismo, la calificación de “héroes” y “benefactores sociales” a los empresarios con fines de lucro y su advertencia de que “Occidente se ha volcado al socialismo”.

Con todo, Milei tratará de evitar un pronunciamiento público sobre su deseo de que Donald Trump vuelva a ser presidente de Estados Unidos. Sabe que la disputa con Kamala Harris se ha vuelto extraordinariamente reñida y no conviene escupir para arriba ante una eventual victoria de la actual vicepresidenta. En realidad, las coincidencias ideológicas alimentan las ilusiones libertarias de que un nuevo mandato de Trump abra puertas a nuevos canales de financiamiento externo. Por ejemplo con instrucciones precisas al Fondo Monetario Internacional para facilitar un nuevo préstamo de dinero “cash”.

Tensión

El vínculo del gobierno argentino con el organismo sigue siendo tenso. Por más que su directora gerente, Kristalina Georgieva, mandó una señal de acercamiento y aceptó correr al chileno Rodrigo Valdés (el negociador que irritaba a Milei), en la práctica el FMI no quiere girar más plata si la Argentina no cambia su política cambiaria, devaluación incluida.

Por esa razón, el Presupuesto que el gobierno envió al Congreso dice claramente que “no se prevé ningún ingreso de fondos” de parte del FMI. Aun así, no se descarta que Luis Caputo, que forma parte de la comitiva, pueda tener algún acercamiento informal con los representantes de la entidad.

Antes de viajar, el ministro de Economía habló en la celebración del 140° aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario. Dio señales confusas: dijo que “no va a haber crisis”, pero reconoció que hay una en curso cuando dijo que se están “empezando a ver signos de recuperación”. Sobre el Fondo, anunció que después de las revisiones pendientes “está la opción de ir a un nuevo programa o no. Un nuevo programa tiene la ventaja de que se puede pedir plata adicional. Ojalá no necesitemos hacerlo, pero recomponer el balance del Banco Central para nosotros es una prioridad”. Es decir, ojalá no, pero estaría bueno.

Los movimientos de Caputo a la hora de buscar dinero con que levantar el cepo tampoco aclaran el panorama. Llevó las reservas de oro del Banco Central a Londres, sin que se sepa si logró prendarlas a cambio de dinero. Del “repo” (préstamo garantizado con activos) con un consorcio de bancos liderado por el Santander no hubo más noticias. El anunciado viaje a Arabia para negociar con el fondo de inversión de ese reino tampoco se concretó.

Mientras tanto, se acerca 2025 y con él los pagos de capital de la deuda en dólares, que implican U$S 5800 millones por los bonos soberanos del Tesoro y U$S 2300 millones de los Bopreal que emitió el Banco Central para cancelar los atrasos con los importadores. ¿De dónde saldrá ese dinero? Por ahora no está clara la respuesta . «

Aceptan bajar las sobretasas

El directorio del FMI aceptó modificar su política respecto a los sobrecargos en los intereses que cobra a los países más endeudados. La decisión final se tomará el mes que viene y las opciones son tres: bajar el tipo de interés global que se aplica en los créditos, reducir la sobretasa (que en la actualidad llega a 3% anual) o elevar el tope a partir del cual se aplica. Una eliminación completa reduciría en U$S 1300 millones por año los pagos que el país realiza al Fondo.

Si bien el tema había sido planteado por la Argentina hace bastante tiempo, la necesidad política de ayudar a Ucrania (endeudada y en guerra con Rusia) hizo que Estados Unidos aceptara debatir la cuestión. Los anuncios podrían realizarse en la Reunión Anual del FMI y el Banco Mundial, en octubre.