La expectativa que sembró Javier Milei antes de hablarle a la Asamblea Legislativa le rindió frutos cuando decidió leer su mensaje al Parlamento en un inusual escenario nocturno para buscar un pico de rating en la audiencia. Volvió a poner a prueba la tensa relación que mantiene con el Congreso desde que asumió, hace escasos 80 días, pero le imprimió un giro para descomprimir.

Esta vez el presidente combinó el tono de campaña permanente con una nueva exploración para negociar con los gobernadores y la oposición. Será con mano de hierro y un menú prefijado, pero con un Gobierno necesitado de ganar tiempo ante la aceleración de los conflictos que genera la aplicación de un abrupto shock de ajuste y reformas que comienzan a horadar la base de apoyo que sostiene a Milei.

Por decisión propia, el presidente ejecuta uno de los debates estructurales de la derecha argentina: eligió privilegiar un cambio drástico en tiempo récord y dejar atrás el gradualismo que intentó Mauricio Macri entre 2015 y 2019.

Cerca del presidente detestan caracterizar su mensaje como una primera concesión conciliadora después de casi tres meses de conflicto abierto, con frentes cada vez más espinosos en las provincias y en el Congreso. Sin embargo, los integrantes de La Libertad Avanza en las dos cámaras legislativas opinan, mayoritariamente, que Milei buscó «resetear» su estrategia para los próximos 60 días. Son los dos meses más duros del ajuste.

En el Palacio de Hacienda estiman que marzo y abril serán dos momentos críticos, pero también fundacionales para los niveles de sacrificio que afrontarán los estratos mas pobres y medios de la sociedad. Comenzarán a sentirse con más fuerza y de manera sostenida (es decir, sin alivio) los impactos de los nuevos ajustes de tarifas, combinados con una inflación que aflojaría menos de lo esperado y con un incremento de la desocupación y la pobreza.

Milei casi lo omitió de su discurso inaugural del período 142 de sesiones ordinarias. Sólo pidió «paciencia y confianza» para transitar lo que viene. Lo hizo antes de concluir su alocución y luego de haber lanzado la propuesta de convocar a todos los gobernadores y expresidentes a firmar un nuevo acuerdo nacional, pero basado en diez puntos preestablecidos junto a dos etapas condicionadas.

«He instrumentado al jefe de Gabinete (Nicolás Posse), al ministro de Economía (Luis Caputo) y al ministro del Interior (Guillermo Francos) a que, como primer paso antes de firmar el Pacto de Mayo, convoque a los gobernadores de todas las provincias para firmar un preacuerdo y sancionar tanto la ley “Bases” como un paquete de alivio fiscal para las provincias», dijo Milei.

Le encargó a los tres funcionarios que han buscado doblegar económicamente a las provincias que negocien respaldos a una nueva versión de la ley ómnibus, que será dividida en varios proyectos, a cambio de concederles la firma de un nuevo pacto fiscal que les permita a las provincias ordenar todos los conflictos tributarios que tienen con la Nación.

Los mandatarios provinciales ya vienen condicionados por la ausencia de un Presupuesto para este año que los dejó a tiro de las decisiones del Ejecutivo y el recorte casi total de las transferencias discrecionales a las provincias junto al freno del fondo nacional docente y de los subsidios para el transporte del interior.

Fue la única vez que el presidente mencionó la frase clave para los gobernadores. Habló de «alivio fiscal» y confirmó que estaba dispuesto a ceder en algo. Lo hizo ante varios mandatarios presentes que, en las últimas semanas, llegaron a especular con una asamblea legislativa en abril o mayo producto de una aguda crisis económica e institucional que pusiera en jaque la continuidad presidencial.

La sombra de la crisis está muy presente, especialmente para los jefes de los ejecutivos patagónicos. Esta semana estuvieron a un paso de vivir bien de cerca la agudización de la pelea que el chubutense Ignacio Torres mantiene con Milei por pisarle el giro de 13.500 millones de pesos de coparticipación y usarlos como garantía de una deuda que no quiso refinanciarle. «No hace falta», le dijo a Tiempo el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona cuando salía de la Asamblea Legislativa. Así contestó sobre la ausencia del tema en el discurso presidencial.

Si no hubiera sido por el juez federal de Rawson, Hugo Sastre, que frenó la decisión de la Nación, el miércoles Milei habría afrontado la primera rebelión aguda de una provincia, con el corte del suministro de hidrocarburos a todo el país y aplicado como parte de un paro petrolero que habría desafiado los protocolos antipiquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, una de las pocas funcionarias mencionadas en el discurso del viernes por la noche.

Febrero cerró una escalada de tensión con los mandatarios sureños y con Torres instalado a nivel nacional por la pulseada con Milei. Fue uno de los primeros en mostrarse dispuesto a respaldar el pacto del 25 de mayo. Lo mismo hicieron los otros dos gobernadores que tiene el macrismo y luego siguieron los cinco radicales. Se mostraron a favor de la convocatoria y esperan saber cómo será la nueva versión de la ley ómnibus y la oferta del nuevo pacto.

Milei dejó claro que son dos requisitos indispensables para llegar a mayo. «Sancionadas ambas leyes – leyó el presidente – como muestra de buena voluntad, podremos empezar a trabajar en un documento común basado en estos 10 principios esbozados previamente, para así el 25 de mayo, de este año, reunidos en la Docta, podamos dar inicio a una nueva época de gloria para nuestro país», arengó Milei.

Todo el mundo creía que iba a acelerar y que unificaría a toda la oposición en su contra hasta quedarse solo, pero en el tramo final del discurso pegó un giro al conflicto y capitalizó la previa para retomar la iniciativa. Parece que le tiró la pelota a los gobernadores y a la oposición, pero sigue en la cancha presidencial porque nadie sabe todavía cómo será la negociación y si mandará de nuevo un paquete a libro cerrado o si explorará acuerdos para cambiar los textos de la ley ómnibus.

«No hay fecha, agenda, ni temas, sólo vemos que ganó un par de semanas. No va a ser mayo, va a ser antes, porque las reuniones con las provincias van a ser mucho antes», confiaron a Tiempo cerca de un gobernador de la oposición que firmaría los diez puntos propuestos por Milei.

El viernes, cuando reunió a sus legisladores en la Casa Rosada, Posse no sólo buscó conocer por primera vez a muchos de ellos. También les anticipó que enviarán varios proyectos de leyes que incluirán los capítulos de la ley que devolvieron a comisión por error, convencidos de que ese movimiento no anulaba la aprobación en general de 144 votos a favor que habían cosechado la semana anterior.

«Fue un discurso tribunero en la primera parte, a los propios, a su respaldo intenso. La segunda es un giro donde apuesta a reconstruir la relación con las provincias, pero a ganar tiempo hasta que puedan aparecer algunos resultados positivos en el intento de controlar la inflación», opinó uno de los diputados radicales que vio al presidente desde su banca.

Coincide que Milei pretende un pacto fiscal a favor de revivir la ley ómnibus y que si lo hace podría obtener la mayoría de los apoyos que el bloque que conduce Rodrigo De Loredo le aportó antes del naufragio. «Si mandan la que ya mandaron sucederá lo mismo, lo que pasa es que ellos se equivocaron, pero si regresa tendrá el mismo apoyo en general y las diferencias que ya se vieron en la votación particular», recordó la fuente.

Los radicales, junto a Hacemos Coalición Federal, fueron clave en las votaciones particulares que hicieron caer dos de los primeros seis artículos que fueron puestos en consideración. La expectativa es que esos puntos sean debatidos por separado. Podrían ser más de 20 proyectos de ley y negociaciones combinadas entre el Ejecutivo y las autoridades parlamentarias.

Aunque sólo habló por su cuenta, el gobernador cordobés Martín Llaryora tomó el guante de ser el anfitrión de la convocatoria de Milei pero dijo que «falta mucho para mayo». Los demás mandatarios de todo pelaje y geografía piensan lo mismo y esperan señales urgentes para activar las negociaciones y tener una lectura cabal.

«Puede ser una zanahoria para llegar a mayo o una forma de reordenar la negociación y dejar de perder aliados, por ahora no lo sabemos, pero si vuelve a romper todos los puentes, estaremos más jodidos que ahora, por eso es mejor apoyar y escuchar antes de que lleguen momentos peores», evaluó un dirigente macrista con peso en Diputados, que no deja de leer el impacto que la propuesta de Milei provocó en el PRO, hasta el viernes aturdido por la interna entre Macri y Bullrich, la próxima elección del nuevo presidente partidario y la crisis patagónica con Torres como inesperado emergente nacional.

«O quiere hacer algo concreto para pactar o ganó a tiempo para llegar a mayo con la verdad y la revelación y estamos en problemas», evaluó un integrante del bloque HCF, el espacio que lidera Miguel Pichetto. Cuentan que hasta el rionegrino se sorprendió. Esperaba un mensaje institucional sin agresiones, pero no una oferta para reabrir las negociaciones y aprovechar las coincidencias que dejó la fallida negociación por la ley ómnibus.

Milei resaltó a Bullrich y a Caputo en su discurso. Cuando llegó al recinto la abrazó afectuosamente. Toda una señal para la interna del PRO. La convocatoria de mayo también apunta al peronismo, además de radicales y macrista. Parece una ofensiva para dejar afuera al peronismo kirchnerista, tal como lo hicieron hasta ahora en el Senado y en Diputados.

Si la oferta excede al PRO, le baja mucho el precio al acuerdo con Macri para una fusión y pone en otro plano la elección de nuevo presidente que tendrá el partido amarillo el próximo 18. Bullrich seguirá siendo la llave principal del PRO dentro del Gobierno, pero el magnate que fundó el partido retomará las riendas y será la correa de transmisión con gobernadores que hasta ahora no había escuchado cabalmente y que le marcaron la agenda.

La invitación incluye a peronistas que podrían acceder, como el catamarqueño Raúl Jalil, el salteño Gustavo Sáenz, el tucumano Osvaldo Jaldo. Podrían sumarse patagónicos de toda laya como el fueguino Gustavo Melella, además del macrista Torres, el rionegrino Alberto Weretilneck y el neuquino Rolando Figueroa. Afuera podrían quedar el santiagueño Gerardo Zamora, el bonaerense Axel Kicillof y el formoseño Gildo Insfrán.

Todo el abanico desbiduja la pretendida centralidad del PRO, pero en la oferta presidencial hay lugar para Macri y también para Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Eduardo Duhalde, porque también convocó a los «expresidentes» y líderes partidarios. Faltan los términos de la negociación parlamentaria y los aspectos más duros del fracaso previo, como el futuro de los fondos fiduciarios, la reforma jubilatoria y fiscal y el paquete de privatizaciones. También resta saber si hasta entonces Milei dejará de pisar los giros a las provincias y frenará la asfixia.

Por lo pronto, el anuncio para ganar tiempo ya le aportó margen para seguir manteniendo en pie el DNU 70/23. Podría ser rechazado por el Senado gracias a la sumatoria de voluntades que ya se reunieron. Algunos de esos votos negativos provienen de los invitados al pacto del 25 y quizás mantengan silencio hasta comprobar si Milei les está hablando en serio. Gracias a eso seguirá en pie una parte de los instrumentos legales que aplican el shock que sigue uniendo a Milei con lo que queda de JxC.