El miércoles pasado su rostro apareció en las pantallas de televisión por un segundo. Eduardo Roust le dio un beso en la mejilla al vocero presidencial, Manuel Adorni, y después volvió a sentarse en la primera fila para escuchar la conferencia de prensa matinal en Casa Rosada. El lunes ya no estará en la silla reservada para el subsecretario de Comunicación de la Presidencia, porque este sábado presentó la renuncia y cerró su fugaz paso por la administración de Javier Milei. Duró una semana en el cargo. Dijo que fue «por motivos personales». Su partida desnudó el poder que tiene el entorno más íntimo del presidente sobre todo el elenco de funcionarios, pero a un paso de empezar la segunda semana de gobierno. El próximo 20 de diciembre Milei cumplirá diez días en el poder y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, decidió transformar la fecha en un desafío de máxima tensión. Será un día después de la foto que el presidente podría protagonizar el martes en la Casa Rosada, rodeado de los gobernadores que se reunieron este viernes con el ministro del Interior, Guillermo Francos.
Roust no estará el próximo miércoles para hablar con los periodistas acreditados y defender las medidas del Gobierno. En su lugar estará un dispositivo que no ha sufrido cambios, conducido por la secretaria de Comunicación, Belén Stetler. Hace años trabajó en el área de discurso del excandidato y actual diputado nacional Diego Santilli. Llegó a La Libertad Avanza de la mano de Santiago Caputo, quien conduce en las sombras toda la política comunicacional, siempre bajo la influencia de la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, hermana del mandatario. A ella le adjudican que Roust haya durado tan poco, y que incidiera en el anuncio que grabó varias veces el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo, tío de Santiago. Las idas y vueltas de la grabación se deben a los pedidos de más dureza de Karina, pero el jefe del Palacio de Hacienda no es un político, comunica como economista y conoció el rigor de «el Jefe», tal como la llama su hermano.
Por el despeñadero donde rodó la cabeza de Roust, también han pasado las influencias del legislador porteño Ramiro Marra y del equipo de comunicación que acompañó a Milei durante toda la campaña hasta la noche de la victoria en la segunda vuelta del 19 de noviembre. «Es inhumano» dicen los que pasaron por ahí. Es la misma palabra que utilizó el funcionario renunciante, pero le echó la culpa al «vértigo que tiene el territorio digital, o el mundo moderno de las comunicaciones» que «requiere de una velocidad informativa sin prececentes». Detrás de esa justificación estaría el «Huracán Karina» y el consultor político de 38 años a quien Milei definió como «ese gigante» que «suele mantenerse en la oscuridad y se llama Santiago Caputo, y es el verdadero arquitecto de esto».
Roust tuvo que lidiar los primeros días con el interés de sus superiores de negar el acceso a la prensa al Salón Blanco para la jura de ministros del 10 de diciembre. Tuvo que ceder y luego le encargaron la misión de defender el drástico corte de la pauta oficial en todos los medios por un año. Sólo fue el preludio de las próximas jornadas. Milei seguirá en el centro de la agenda a partir de los movimientos que tiene previstos. El Boletín Oficial podría publicar esta semana un decreto de necesidad y urgencia que desregulará distintos aspectos de la economía. Ante las consultas de Tiempo, en la Casa Rosada no descartaron la versión de una medida ejecutiva de alto impacto que, entre otros aspectos, dispararía los precios de los alquileres, servicios de salud y de telecomunicaciones (ver pág. 3).
Para el martes ya está previsto un nuevo encuentro de Francos con los gobernadores de todo el país. El primer round lo tuvieron este viernes después de las 18. La mayoría de conectó en forma virtual y los que estaban en Buenos Aires se sentaron en la gran mesa que tiene el Salón de los Escudos en la cartera de Interior. Por una cuestión de agenda y «coincidencias», los únicos que estuvieron de cuerpo presente fueron los gobernadores radicales, que venían de participar de la renovación del Comité Nacional del partido. Lo presidirá el senador nacional Martín Lousteau, de Evolución, que prometió insistir con el rol opositor y le ganó en votos a la posición que impulsaba la mayoría de los gobernadores radicales. Todos estuvieron con Francos. Desde el correntino Gustavo Valdés, que buscaba el mismo lugar, hasta sus dos respaldos, el mendocino Alfredo Cornejo y el chaqueño Leandro Zdero. También el santafesino Maximiliano Pullaro y el jujeño Carlos Sadir, que apoyaron a Lousteau. Participaron en forma virtual los demás gobernadores, con voces que sonaron más que otras, pero hablaron todos (ver pág. 13).
El bonarense Axel Kicillof fue uno de los más críticos y junto a un grupo de mandatarios del PJ, sin perder la elegancia, anticipó que podrían impulsar el rechazo en el Congreso de reformas tributarias que impactan en la distribución de la copartipación y deben comenzar su tratamiento en Diputados. Los que forman parte de Juntos por el Cambio tuvieron una coincidencia con otros del panperonismo. Sin perder la cautela le hicieron saber a Francos que estaban dispuestos a acompañar, pero que necesitan previsibilidad. En el mensaje regrabado, Caputo dijo que se recortarían al mínimo las transferencias discrecionales a las provincias, es decir, que pisará los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) que Interior disponía y que ahora están en manos de Economía. Francos no tiene la lapicera para el año que viene. Funcionará sin un Presupuesto Nacional 2024 sancionado por el Congreso, pero con la prórroga del actual, que estará licuado por un escenario de inflación que, según estimaron en el PRO, antes de anunciar su respaldo a favor de las reformas, podría superar el 120 o 140% en cuatro meses.
«Estamos en línea con el planteo de austeridad y en cada provincia se ajustan los gastos de la política, pero eso no resuelve los problemas financieros inmediatos», detallaron cerca de un gobernador de JxC que está preocupado por los vencimientos de la deuda en dólares que tiene en los próximos meses. El puntano Poggi anunció una ola de recortes y el pago a los trabajadores estatales del salario de diciembre en dos partes, sin decir una palabra sobre el aguinaldo. Otro mandatario tendría un faltante de 30.000 millones de pesos para llegar a fin de año y evitar emular al gobierno de San Luis. Para prevenirlo, Francos habría cedido y posibilitado compensaciones, pero sobre una compleja mesa de negociación donde necesita de esos mandatarios para contar con los votos en las dos cámaras del Congreso.
Un asistente a la reunión contó que la mayoría de las provincias podrían declarar la emergencia económica y profundizar el ajuste, pero que reclaman precisiones sobre las transferencias discrecionales que Caputo quiere pisar y el futuro de la obra pública, que el flamante ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraros, tiene instrucciones de frenar, pero con excepciones. Los gobernadores ya advirtieron que el aumento de las retenciones al agro y la inclusión de las economías regionales en ese paquete afectan a sus propias bases electorales. El incremento, que será debatido este lunes con la Mesa de Enlace, deberá ser tratado en Diputados como cámara originaria, donde el Gobierno también esta negociando bajar el aumento del mínimo imponible de Ganancias para mejorar la coparticipación y los gobernadores contraponen discutir la distribución del impuesto al cheque.
El Congreso está en receso pero esta semana la vicepresidenta Victoria Villarruel pudo conducir una sesión para elegir a las autoridades del cuerpo. Arrancó su estreno con una «mayoría circunstancial» de 39 votos que le permitieron el quórum y superar a las 33 bancas del panperonismo, poseedor de la primera minoría. Los respaldos para Villarruel implicaron votos macristas, radicales y de rionegrinos y misioneros que hasta hace dos semanas eran aliados del panperonismo. La titular del Senado se anotó ese poroto adentro del esquema de poder de Milei y fue aplaudida en la última reunión de Gabinete. Los 39 votos son muy lábiles, pero allanan el camino en la exploración de votos que hará el Gobierno apenas Milei firme el decreto para convocar a sesiones extraordinarias del Congreso. Falta la parte más importante: el contenido de las reformas que quiere enviar y que los gobernadores reclaman conocer con celeridad. En Diputados el PRO ya anunció que puede aportar 40 votos, pero la negociación más fuerte depende de la situación en las provincias y las decisiones que tomen sus mandatarios.
Con esas preocupaciones en la cabeza llegarán este martes a Buenos Aires para estar en la Rosada. Sería un primer encuentro formal con Milei de todos los gobernadores. Si el martes hay foto del presidente con los mandatarios de todos los pelajes políticos, Francos habrá sellado el primer gesto de gobernabilidad para un verano que se anticipa caliente y que no pasa inadvertido, especialmente después de las advertencias que lanzó Bullrich este sábado.
La ministra quiere estrenar el protocolo que anunció para evitar protestas. Este sábado redobló la apuesta. Ratificó que el próximo 20 desalojará la calle con el uso de la fuerza si hay corte total de arterias principales y pisó el acelerador de un shock con final abierto.