En 48 horas Javier Milei volvió a vivir el vértigo que experimentó durante el accidentado tratamiento de la Ley Bases y del Paquete Fiscal, que se extendió desde enero a mayo. El oficialismo, entre este miércoles y jueves, y en especial el presidente, pudieron saborear tardíamente los beneficios de una negociación viable para afrontar una desventaja numérica en Diputados y revertirla, como sucedió con el bloqueo de los dos tercios que la oposición no pudo reunir este miércoles para insistir con la ley de movilidad jubilatoria que vetó el presidente. Sin embargo, al mismo tiempo, el gobierno pudo advertir en el Senado que esa victoria fue muy acotada a la Cámara Baja. Le alcanzó para construir un escudo inestable y provisorio, pero eficaz para evitar que ese recinto busque frenar el veto a una ley sancionada por las dos cámaras del Congreso.
La fragilidad es inocultable. El tinglado podría haber sido más consistente si Milei no se hubiera demorado tanto en ponerse al frente de los complejos escenarios legislativos que cosechan sus medidas de gobierno. Algunas de consecuencias imprevisibles, como la ampliación de los fondos reservados para la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) por 100.000 millones de pesos mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia 656/24. El DNU fue anulado este viernes por la madrugada, a las 2.20, en forma inédita, con una votación que cerró el círculo que comenzó en la Cámara Baja el 21 de agosto, con el rechazo de ese recinto por una abrumadora mayoría.
Es la primera vez que un DNU es rechazado por las dos cámaras del Congreso desde que rige la Ley 26.122, promulgada en 2006 por Cristina Fernández de Kirchner con el objetivo de darle larga vida a este tipo de decisiones ejecutivas. Para quedar sin efecto, los DNU deben ser rechazados por las dos cámaras del Congreso. No había pasado nunca hasta este viernes y el resultado configuró un durísimo revés. No sólo porque Milei es, desde este viernes, el primer presidente al que el Congreso le anula un decreto, sino porque el rechazo dañó gravemente el financiamiento de la reforma del aparato de inteligencia que había impulsado. En vez de enviar un paquete de leyes agarró la lapicera y firmó tres decretos. El Congreso le hizo caer el más importante y le puso un freno, hasta ahora desconocido, a la decisión de gobernar por decreto.
La pulseada del miércoles en Diputados no impactó al día siguiente en el Senado, donde le dieron el tiro de gracia al DNU 656. En la Cámara Baja, la misma oposición que había logrado sancionar una nueva ley de movilidad jubilatoria por dos tercios no pudo superar el veto presidencial que la dejó sin efecto. El veto fue total y para desconocerlo la oposición debía insistir, una instancia que sólo es posible alcanzando los dos tercios. Hasta hace dos semanas parecía una fatalidad, pero una serie de movimientos de urgencia de la Casa Rosada obligaron a Milei a meterse en un tema que desprecia. La movida le dio dividendos, pero después de arrastrar a una parte de la UCR, gracias a las gestiones de la ministra de Patricia Bullrich, que tejió por más de una semana la reunión con cinco diputados del radicalismo que se bancaron la lluvia ácida de haber votado a favor de la ley el cinco de junio y ahora aceptar el veto presidencial. La foto en la Casa Rosada tuvo un peso simbólico gravitante y demostró que todavía pueden pagar altos costos políticos aquellos que pegan una voltereta en el aire para cambiar de posición.
A pesar del manto de sospechas que afrontaron los dadores de apoyo que no quisieron insistir ante el veto, Milei pudo correr uno de los reveses que le esperaban esta semana. Al día siguiente, cuando sesionó el Senado, el oficialismo afrontó una repetición de la pulseada jubilatoria, pero esta vez en clave educativa. Este jueves la Cámara Alta sancionó la Ley de Financiamiento Universitario que encierra la segunda demostración de fuerza opositora articulada por peronistas y radicales. El texto fue aprobado en Diputados el 15 de agosto, hace un mes, con 143 apoyos, 77 rechazos y 1 abstención. El Senado lo trató este jueves y las dilaciones del oficialismo, impulsadas por la vicepresidenta Victoria Villarruel, fueron una mitigación.
El jueves fue sancionada por 57 a favor, 10 en contra y una abstención. Este viernes por la tarde Milei aseguró que también vetará esa norma en forma total. La sesión del miércoles en Diputados le dejó la huella para hacerlo. En la Casa Rosada se sienten seguros del escudo para bloquear insistencias y blindar vetos. Aunque sólo haya servido para un caso, es la muestra viva de la necesidad que tiene el Gobierno de exhibir capacidad de respuesta ante los embates opositores originados por los errores de gestión y negociación del presidente junto a su entorno más inmediato.
La sanción de la ley de financiamiento universitario no abre un capítulo parecido a la pulseada jubilatoria. Por el contrario, inicia un nuevo ciclo de movilizaciones y protestas estudiantiles y universitarias que impactarán con mucha fuerza el Gobierno. Las masivas marchas del 23 de abril fueron el motor de la norma que finalmente sancionó el Senado el jueves, con una reedición de votos provenientes de radicales, peronistas y partidos provinciales. La norma que busca la actualización del presupuesto universitario en base a la inflación, con un retroactivo desde enero, fue el primer revés que sufrió Milei en la última sesión de la Cámara Alta. Luego vino el golpe final para el decreto de los fondos reservados. Blindar un veto jubilatorio puede tener más costos políticos negativos ante la sociedad que una reforma de inteligencia sospechada de todo tipo de irregularidades, pero la caída del DNU 656/24 pone en crisis la autoridad presidencial en un momento donde una oposición desarticulada, y cruzada de desconfianzas, pudo sortear las presiones de la Rosada y le propinó un revés inédito desde la reforma constitucional de 1994 y la sanción de la Ley 26.122.
Blindar el veto y evitar la insistencia de Diputados dejó en segundo plano la crisis política que atraviesa el oficialismo en los dos recintos. Hasta que comenzaron las reuniones de urgencia, la relación entre Milei y Villarruel transitaba uno de sus peores momentos, pero la necesidad tiene cara de hereje y ambos se juntaron para contener a opositores porotos. El bloque de LLA en el Senado no sólo echó al formoseño Francisco Paoltroni, que este viernes se sumó al rechazo del DNU 656, sino que transita una crisis silenciosa entre la desconfianza y las internas que se dedican sus seis integrantes, a la sombra del duelo sordo que mantienen los dos integrantes de la formula presidencial que ganó en noviembre.
En Diputados, la bancada oficialista aún no sale de la crisis que les originó la visita de seis de sus integrantes al pabellón de Lesa Humanidad del Penal de Ezeiza. El escándalo desgastó al titular de la Cámara Baja, Martín Menem, y a su principal garante, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, pero las heridas comenzaron a cicatrizar después de impedir que el veto a la ley jubilatoria fuera desconocido este miércoles. El bloque de LLA perdió a la mendocina Lourdes Arrieta, que se fue antes de que la echaran, pero desde este viernes sumó dos diputadas más, con el regreso al bloque de las dos integrantes de Buenos Aires Libre: Carolina Píparo y Lorena Macyszyn. Ambas posaron junto a Menem y Karina en el primer piso de la Casa Rosada para sellar el regreso y permitir que el bloque oficialista vuelva a ser la segunda minoría después de UxP y por encima del PRO, que ahora tiene 38 bancas.
Antes de las dos derrotas legislativas que significaron la sanción de la ley de financiamiento universitario y la anulación del DNU 656, el oficialismo consiguió aprobar la boleta única de papel en el Senado. Fue gracias a negociar con el radicalismo y partidos provinciales, pero luego de aceptar una serie de modificaciones que devolvieron el texto a Diputados, la cámara de origen, donde el oficialismo todavía tiene un camino complicado por dos razones: no parece que sea tan fácil sumar los votos para aceptar todo como viene del Senado y en la Casa Rosada admiten que, si la reforma electoral no es sancionada en octubre, el año que viene no podrá ser aplicada la boleta única de papel.
El vértigo que se vivió entre miércoles y viernes por la madrugada en el Congreso fue la antesala de la exposición del Presupuesto 2025 que el presidente expondrá este domingo a partir de las 21, en una puesta en escena donde estará con todo el Gabinete para ofrecer un discurso en cadena. Quiere hablar ante todos los miembros de las dos cámaras, pero es posible que asista menos de la mitad de los convocados. Allí volverá a encontrarse con los cabos sueltos de la pulseada presupuestaria y quizás los agarre. En el oficialismo sostienen que luego de blindar el veto jubilatorio podría anunciar una nueva medida paliativa durante su discurso, pero tras defender un plan de cuentas nacionales que buscará aplicar el déficit fiscal cero a cualquier precio, incluso a costa de patear el hormiguero universitario que decidió llevarse puesto este viernes, después de anunciar que volverá a aferrarse al veto.