El presidente Javier Milei cerró el acto que organizó la Unión Industrial Argentina (UIA) por el día de la industria con un discurso que buscó destacar las reformas económicas del gobierno de La Libertad Avanza como beneficios de largo plazo para la actividad económica en general y del universo fabril en particular.
El mandatario focalizó en las políticas que impulsa su administración para bajar los costos de producción y expresó ante el auditorio de altos dirigentes industriales que “vinimos a achicar el Estado para agrandarles el bolsillo a ustedes”.
La presentación de Milei en la sede de la central industrial coincide con un momento de profundo malestar de las empresas del sector por el brutal achicamiento del mercado interno del que viven mayoritariamente la industria nacional, en especial las pymes.
La actividad industrial viene cayendo sostenidamente desde que asumió el gobierno de Milei y una buena parte de la dirigencia que esperaba ver señales de recuperación en el segundo semestre pateó las expectativas para 2025.
La UIA tutela los intereses de las empresas más importantes de la Argentina por envergadura pero en términos cuantitativos es la entidad que más pymes representa a lo largo y ancho del territorio nacional, y está muy al tanto del ruido que hay en esa parte del sector productivo por la caída de la demanda.
En ese contexto, Milei puso el énfasis en el impacto que asegura que tendrá su política a futuro y fue contundente a la hora de dejar en claro cuál es el objetivo de su gobierno: “esta administración está empecinada en reducir el costo en la totalidad de la vida económica nacional para mejorar la competitividad de todos los sectores productivos. Vinimos a achicar el Estado para agrandarles el bolsillo a ustedes”, expresó.
Pese a su fuerza, la frase no cosechó aplausos de los industriales que escuchaban las palabras del mandatario; la única medida que motivó un reconocimiento de ese tipo fue la eliminación total del Impuesto País, que Milei prometió para fin de año.
En su alocución, el titular del Ejecutivo tachó de mito la consideración de que el desarrollo industrial es incompatible con el de los sectores primarios. Planteó que con ese argumento se protegió a la industria y “se le robó al campo” constituyendo una protección que “generó un sector industrial adicto al Estado”.
Frente a las críticas que resaltan la ausencia de una política industrial, que provienen mayoritariamente del mundo pyme, Milei expresó: “la mejor política industrial es tener buena política fiscal y monetaria, honrar las deudas, terminar con la inflación y devolver a los argentinos la posibilidad de mirar adelante ahorrar y ser dueños de sus decisiones económicas”.
El jefe de Estado dedicó el tramo final de su discurso a describir el costo argentino al que comparó con un “monstruo mitológico de muchas cabezas” que identificó con el costo financiero, el costo laboral, la burocracia estatal y los impuestos. En ese contexto apuntó contra el déficit fiscal, al que definió como la cabeza más importante del monstruo y remató: “vinimos a bajar impuestos, el superávit fiscal es innegociable”.
En el cierre, el presidente reivindicó su objetivo de crear «un entorno propicio para la generación de empresas y empleo» y alentó a los industriales a acompañar el proyecto cuando expresó: «No hay que tenerle miedo al cambio. Cien años de colectivismo nos enseñaron que los argentino podemos sacar agua de las piedras y emprender en las peores condiciones. Si pudimos perseverar en estas condiciones imaginen lo que pueden hacer sin la bota del Estado en el cuello. Anímensé a innovar y competir, no hay fuerza más grande en la naturaleza que un argentino queriendo hacer plata. Y con el aumento de competitividad que van a traer las reformas va haber un boom industrial genuino que no podemos imaginar», concluyó.