No se ven, pero se respiran. Los microplásticos abundan por todo el mar argentino, más de lo que creemos, y se convierten en una problemática que ya está siendo abordada por la ciencia. En las playas de Mar del Plata más del 90% de los diminutos fragmentos no se aprecian. Un tema poco abordado y difundido, con efectos concretos en la salud y que necesita de campañas de concientización efectivas.
Emiliano Hines, licenciado en Ciencias Biológicas, becario doctoral del Conicet en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras y la Universidad de Mar del Plata, encabezó un trabajo donde detectaron microplásticos tanto en la arena como en el mar: “los que encontramos corresponden a fragmentos menores a 0,5 centímetros en todas las muestras de arena, agua y mejillones realizadas en las costas”.
De acuerdo al estudio titulado Abundancia de macro, meso y microplásticos en playas arenosas y factores que influyen en su distribución en un centro turístico del Atlántico suroeste, publicado en septiembre del 2023 en la revista especializada Marine Environmental Research, las áreas más críticas se encuentran en el centro y norte marplatense.
Para el estudio analizaron playas con salidas de arroyos y de pluviales, la zona del puerto y otras playas sin aporte directo de agua continental, con el objetivo de determinar los lugares con mayor aporte de residuos. Hines lo explica: “se tomaron muestras en once playas. Desde Las Brusquitas hasta Camet. Y en todas encontramos presencia de microplásticos. La zona más contaminada se encuentra en la salida del pluvial de Constitución (al norte)”.
En las áreas de pluviales, los residuos son arrastrados hasta las costas “donde se descargan cantidades alarmantes» de microplásticos, en la mayoría de los casos en áreas de uso público. “Los pluviales arrastran los residuos que la gente arroja y quedan a merced de la dinámica de la playa. Este trabajo es la prueba irrefutable de que es necesario que se implemente un sistema de retención de residuos en las salidas de los pluviales. Algo que desde las organizaciones ambientales hace años se le viene pidiendo al municipio”.
Los microplásticos y los residuos
¿Cuál es el impacto de los microplásticos en la salud humana? “Hay estudios que dan cuenta de transferencia de micro y nanoplásticos desde el nivel placentario hasta el cerebro. Actualmente, dependiendo de la dieta, una persona promedio consume entre uno y cinco gramos (una tarjeta de crédito) por semana. En salud humana, si bien ya se están investigando los efectos que tienen, aunque sabemos que puede llevar varios años conocer las consecuencias a largo plazo, ya hay resultados en organismos con ciclos de vida más cortos que demostraron ser disrruptores endócrinos, ocasionar problemas de estrés, obstrucción intestinal, inhibición de enzimas gástricas, retraso en la ovulación, inanición, incluso anormalidades reproductivas y cáncer”. A esto se suman los impactos profundos en la flora y la fauna.
Hines resalta la necesidad de campañas de concientización, pero no solo en verano: “que perdure durante todo el año, para que también el marplatense tome conciencia, y este mismo conocimiento se contagie y se transmita al turismo. La playa es el principal recurso turístico, y si no se la cuida, al menos estéticamente, deja de ser atractiva para quienes visitan la ciudad”.
Habla de intensificar el sistema de recolección de residuos, seguido de “una correcta planificación de políticas públicas que fomenten el uso de materiales sustentables que sustituyan –o al menos disminuyan– el uso de elementos descartables”.
Actualmente, cuando alguien va a la playa se siguen sirviendo bebidas en vasos de plástico descartables. En algunos casos incluyen sorbetes: “la mitad del plástico fabricado a nivel global está destinado a un solo uso. Es parte del problema a cambiar”.
Otra medida que considera primordial es la prohibición de la entrega o venta de bolsas en los comercios: “esta política fue adoptada por una inmensa mayoría de los municipios de la costa, reduciendo drásticamente la cantidad de bolsas descartadas y mal gestionadas. Cualquier residuo plástico que sea mal gestionado y no llegue a un centro de reciclaje empieza un derrotero de transporte y fragmentación que siempre termina en el mar”.
Y profundiza: “sin importar el tamaño, el residuo plástico –una vez descartado–, recibe radiación solar, transporte por el viento y el agua (entre otros factores ambientales) generando que se vuelva frágil y se rompa en piezas más pequeñas, las cuales son aún más fáciles de transportar por el ambiente. El océano es el receptor final de todos los plásticos, más tarde o más temprano”.
Problemática
“Es importante entender que se trata de una problemática mundial que, si bien puede modificarse de acuerdo a la realidad de cada lugar, es bastante similar en el resto de las ciudades costeras, con algunas divergencias de acuerdo a cómo se comportan las mareas”, destaca Martín Cosso, a cargo de la Dirección General de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Mar del Plata.
La dependencia se creó a principios del 2022 con el objetivo de desarrollar políticas públicas para propiciar el desarrollo sostenible: «actualmente, estamos apostando a la educación ambiental porque entendemos que la forma de trabajar la problemática en ambiente es desde distintos dispositivos pedagógicos y en conjunto con distintas instituciones (escuelas, museos, clubes) para multiplicar el mensaje sobre sostenibilidad y así abrir posibles vías de solución a problemáticas, como es el caso de los residuos”.
De acuerdo al último Censo Provincial de Basura Costera Marina, más del 70% de los residuos relevados en las playas bonaerenses son plásticos, junto a las colillas de cigarrillos. “La iniciativa surge como resultado de la intención de discutir estrategias para disminuir la cantidad de basura que impactan negativamente en la vida de la fauna marina y de trabajar conjuntamente con los municipios involucrados, generando una base de información e investigación conjunta con el criterio de lo que podría decir un aporte de ciencia ciudadana en la generación de datos”, cuenta a Tiempo María Alejandra Pastor, docente y secretaria general de Surfrider Argentina, una ONG histórica de la ciudad costera que trabaja en la preservación del ambiente.
Lo organizan desde el 2016 junto a más de 20 organizaciones de distintas localidades costeras todos los años, con dos objetivos principales: lograr la reducción de la basura marina y contar con datos actualizados para dar seguimiento del estado de nuestras costas. Así lo detalla: «pensamos que, mediante el registro y posterior análisis de la información obtenida, podrían ser tomados en cuenta para el desarrollo de políticas públicas y medidas para la reducción de basura en playas y mares, como así también para la formulación de planes de gestión acordes a la necesidad de enfrentar el cambio climático”.
Vectores de bacterias y patógenos
Los plásticos arrojados como residuos se fragmentan y llegan a tamaños moleculares. Para investigarlos se clasifican por tamaño: “los llamados macroplásticos son los que miden más de 2,5 centímetros, los mesoplásticos son aquellos entre 2,5 y 0,5; y los tan famosos microplásticos son los que miden entre de 0,5 centímetros y una micra. Según el tamaño de su clasificación los residuos tienen diferentes tipos de interacciones en el ambiente”, explica el biólogo Emiliano Hines.
Los plásticos convertidos en residuos tienen gran cohesión con muchos contaminantes en el ambiente como pesticidas, herbicidas y metales pesados. “Además de los productos tóxicos que componen a los plásticos, se les adhieren contaminantes inorgánicos: cuanto más pequeña es la partícula de plástico mayor es su relación superficie-volumen, por lo que mayor es la cantidad de contaminantes que porta”, advierte.
Y resalta que actualmente los fragmentos más pequeños de plásticos están siendo estudiados como vectores de bacterias patógenas, ya que se les adhieren y luego las transportan a otros sitios y seres vivos.
De máquinas a las tortugas
Los residuos plásticos afectan al menos a 32 especies marinas: desde plancton hasta mamíferos marinos, pasando por aves marinas y tortugas, así como a una variedad de organismos. En Argentina, aproximadamente el 90% de las tortugas marinas atendidas en la Fundación Mundo Marino tiene plástico en su estómago o intestino.
Alejandra Pastor menciona una ordenanza promulgada en 2019 en Mar del Plata que en su artículo 2 propone “soluciones alternativas a los entubamientos”, pero “no se cumple”.
“La basura en playa es el reflejo de la mala gestión en tierra. Sin dudas, existe una cadena de incumplimientos y falta de seguimientos que hacen que varios actores relevantes sigan alimentando el problema: la recolección es deficiente, la prevención también, y a su vez los balnearios no tienen una gestión unánime que garantice correcta disposición y limpieza. Las empresas que usan maquinaria en vez de limpiar, terminan por convertir a los plásticos en microplásticos haciendo que cada vez sea más difícil sacarlos de la playa y mar”.
Como destaca Emiliano Hines respecto al plástico, “ya no podemos continuar usándolos de manera irresponsable. Debemos tomar conciencia que son residuos que perdurarán en el ambiente por muchísimos más años de los que viviremos. Debemos exigir como sociedad una gestión responsable de los residuos, pero a su vez también debemos tener el mismo comportamiento al respecto”.