Los secretarios generales de las Centrales de los Trabajadores de la Argentina Autónoma (Ctaa) y de los Trabajadores Argentinos (CTA), Pablo Micheli y Hugo Yasky, aseguraron en una entrevista conjunta con Télam que «casi con seguridad» no serán candidatos a encabezar una única corriente reunificada a partir de 2018, a la vez que denunciaron «cierta complicidad de algunos sectores sindicales» con el gobierno nacional.
Según dijeron, esta complicidad sindical está vinculada a que «el gobierno nacional procure implementar cambios en los convenios colectivos y flexibilizar», y adelantaron que la semana próxima difundirán «una propuesta político-gremial y de acción orgánica de diez o doce puntos» en un encuentro que mantendrán ambos espacios.
Micheli y Yasky accedieron a un reportaje conjunto en la sede de la agencia nacional de noticias Télam, en Belgrano al 300, ocasión en la cual condenaron «la realidad económica», se refirieron al proceso electoral de reunificación de las CTA y a la situación del movimiento sindical y aseguraron que a pesar de las diferencias participarán en las marchas y el paro convocado por la CGT.
«Existe cierta complicidad de algunos sectores sindicales para que el gobierno nacional procure implementar la modificación de convenios colectivos y la flexibilización laboral. El miércoles deliberarán ambas conducciones por separado, y al día siguiente se desembocará en un encuentro conjunto para iniciar de forma orgánica el trabajo político-gremial de convocatoria a la unidad de las CTA. Ese día será el puntapié inicial», afirmaron.
Esa propuesta de diez o doce puntos -que contemplará los temas más críticos de la realidad nacional- será discutida luego en todo el país y desembocará este año en «dos o tres grandes marchas». Los dirigentes también adelantaron que convocarán a movimientos sociales, espacios populares y a la CGT a «la verdadera unidad de acción en la calle contra las políticas neoliberales de ajuste».
«Las CTA definirán el día 9 un programa reivindicativo y cursos de acción integral. En el encuentro se rechazarán los topes paritarios, la flexibilización, los cambios en los convenios colectivos y la política económica en general. Observo con buenos ojos la convocatoria de la CGT a la protesta. La CTA será parte para fortalecer el frente de lucha, que deberá ser el comienzo de una acción sostenida para devolver poder adquisitivo al salario y asistir a las pequeñas y medianas empresas. El plan coincidirá en algunos puntos con el de la CGT», puntualizó el dirigente docente.
Micheli señaló por su parte que su central «no pelea contra el presidente Mauricio Macri sino en defensa propia y contra las políticas económicas y el ajuste, porque la CTA y los trabajadores no pueden ser la variable del modelo neoliberal ya sufrido», y aseveró que la unidad de ambas corrientes obreras «tiende a multiplicarse», a la vez que fue taxativo al señalar: «No llamaremos a nadie a sumarse sino a ser parte de esa construcción respetando identidades. En la CTA, habrá identidad única».
Micheli denunció «complicidad de ciertos sectores sindicales» que permiten «el avance flexibilizador del gobierno», aunque admitió que su central no se niega a dialogar con la superestructura de la CGT, pero condicionó esa posibilidad a que «las conversaciones sean vinculantes y aporten a la solución de los problemas».
«No tiene sentido dialogar con el gobierno. Ese mecanismo debe ser institucional. Por ejemplo, la CTA no reclama bonos sino reabrir las paritarias. No aceptará imposiciones por tres meses, como ocurrió con la frustrada Mesa para la Producción y el Trabajo. Quedó demostrado cómo pagaron empresarios y funcionarios dos veces. Incumplieron todo. El Estado debe tener un rol y prohibir por decreto, en todo caso, las cesantías y suspensiones durante un año u obligar a pagar doble indemnización», afirmó.
Para Yasky, existe ahora «un hecho auspicioso, que es el inicio de la reacción de los trabajadores, como lo demostró el jueves último una multitudinaria marcha docente en reclamo de la paritaria nacional y en pleno receso escolar» y, en ese sentido, subrayó que «el gobierno procura tirarle a los gobernadores esa negociación para no asumir costos en un año electoral y para que los potenciales conflictos se produzcan en las provincias».
«Le salió y le saldrá mal. Los gobernadores deberán aceptar que tiene que haber paritaria nacional porque eso es lo legal», dijo Yasky, quien anunció con Micheli la realización de «un gran plenario de gremios de las CTA y de la CGT en el cordón industrial de Santa Fe, donde las suspensiones están a la orden del día».
Los dirigentes indicaron que ese encuentro se realizará en breve y explicaron que suspender es «una forma de atemperar la pérdida de horas laborales y de evitar despidos, pero el panorama de cesantías, caída salarial e incertidumbre procura avanzar hacia la flexibilización y tercerización para reducir costos patronales y de ingresos, lo que choca con los intereses de los trabajadores».
Micheli y Yasky no ocultaron su entusiasmo ante la posibilidad cierta -luego de años de divisiones y enfrentamientos, incluso en la justicia- de iniciar el proceso reunificador de las CTA.
«El programa que se aprobará el día 9 será difundido, explicado y consensuado en cada seccional de ambas CTA y no se agotará en un paro nacional, aunque sea el objetivo coyuntural más importante. Se recorrerá cada provincia de forma conjunta con los secretarios generales y de Organización para convocar a plenarios», afirmó Micheli.
«El encuentro del jueves definirá también un plenario nacional conjunto de delegados para fines de febrero o principios de marzo para refrendar la iniciativa. Se trata de un salto cualitativo respecto de 2016, caracterizado por acciones intermitentes e inorgánicas. Las CTA deben llamar a la unidad popular y a la CGT a la acción común. Será un año definitorio», finalizó.