“Empezaron a llegar al consultorio de salud mental y adicciones cada vez más chicos con cuestiones que nunca habíamos visto. Consumo muy compulsivo de pornografía, adolescentes y jóvenes con grandes deudas económicas (en algunos casos extremas) traídos por los padres. Todo eso en un dispositivo acostumbrado a tratar la adicción al alcohol o a las drogas”. Con estas palabras el psiquiatra Federico Pavlovsky se refiere a la génesis del libro que acaba de lanzar donde aborda un tema crítico de la época. Lo llamó Apuestas online: la tormenta perfecta.

“Me interesó desde el punto de vista social –dice para dimensionar el problema, nuevo y creciente–. Me dedico a adicciones, pero nunca había visto una adicción en progreso. La tecnología, la publicidad, el marketing, los referentes: está todo armando para que la población esté cada vez más enganchada, y algunos desarrollan una adicción. Es un experimento en vivo”.

El libro, editado por Noveduc, reúne voces de la medicina, la psicología, la comunicación, el derecho, el desarrollo de tecnología e incluso de la industria del juego. Distintas miradas en torno a un fenómeno que fue advertido en un primer momento por docentes, pandemia y Mundial de Fútbol mediante. Fueron ellos y ellas quienes alertaron sobre un hábito que había irrumpido en las aulas y las vidas adolescentes: las apuestas online.

Combo a medida para las apuestas online

¿Por qué se habla de tormenta perfecta? “Se fue gestando la fuerza algorítmica en relación a inundar las redes con promociones sobre apuestas, todo el marketing y una suerte de fusión entre el mercado, las neurociencias y la tecnología. Se están lanzando productos tecnológicos con anzuelos adictivos. Detrás de la economía de la atención hay especialistas en neurociencias. Es una fusión perfecta”, define Pavlovsky.

Lucia Fainboim, comunicadora, especialista en crianza digital y una de las coautoras del libro, completa la idea: “En una sociedad donde se mercantiliza la experiencia, entran las apuestas como anillo al dedo. La idea de que todo tiempo es para producción y consumo, que el tiempo libre tiene que estar atravesado por eso. Chicos y chicas usando Internet sin regulación adulta desde muy pequeños. Acostumbrados a estos estímulos. Un entorno que les dice que el tiempo libre está perdido si no genera dinero. Es una tormenta perfecta”.

En su capítulo, Fainboim se centra en el rol de mamás, papás y adultos responsables. Propone una crianza que contemple lo digital como parte de la cotidianeidad ‘real’ y no como algo escindido o superfluo. “Me interesa entender a las apuestas online como síntoma de época. El peor error es agarrar la tecnología fuera de contexto. Es algo que se viene gestando, por la tecnología y por el estadio del sistema capitalista. Dos cosas que se entrecruzan”, plantea en diálogo con Tiempo. En este escenario –atravesado por problemáticas emergentes que parecen salidas de capítulos de la serie Black Mirror- “es clave repensar el rol adulto”.

Otro mundo

Las apuestas son el eje, pero hay más. “Lo virtual se hace real. Vemos el efecto de lo virtual en chicas que se comparan con otras en fotos y desarrollan trastornos alimentarios; aumentaron las distorsiones, las autolesiones, los síntomas depresivos. El uso de redes está produciendo una bisagra. No sé si van a aumentar las enfermedades psiquiátricas, pero sí el malestar y los síntomas como el dormir mal, las fallas de atención”, alerta Pavlovsky.

El libro y su abordaje interdisciplinario abren preguntas sin una síntesis final. Pero deja un llamado de alerta: “Los profesionales de la salud y todos los que actuamos en el ecosistema de la salud mental nos tenemos que escandalizar y poner a estudiar y armar nuevos tratamientos. Aquello con lo que tratabas a una persona, acá va por otro lado. Necesitamos nuevas referencias y nuevas herramientas. Lo que yo hacía con una adicción al alcohol es otro mundo”.

Por qué se necesitan más regulaciones que prohibiciones. En qué medida sirven esas regulaciones ante universos tecnológicos que mutan demasiado rápido. Cómo efectivizar controles que resguarden a menores de edad (y cómo madres y padres que no les permitirían ir a un casino tradicional podrían estar más atentos a sus movimientos en el plano virtual).

Por qué el concepto de ‘nativos digitales’ es riesgoso e implica soltar la mano de quienes pueden saber accionar un teléfono inteligente pero no detectar un engaño adulto. Qué papel les toca a desarrolladores de videojuegos, influencers, gamers, docentes, legisladores. Múltiples interrogantes en torno a una certeza: algo hay que hacer, ante un mercado de apuestas online que hoy mueve en Argentina unos 271 millones de dólares y que se estima que alcanzará los 462 millones para 2027.   «

La otra adicción que avanza en los jóvenes

“Hay chicos de 9-10 años descubriendo qué es la sexualidad con una página porno. Es un gran problema del que se habla no tanto”, advierte Federico Pavlovsky. “Los chicos están consumiendo mucho porno, desde muy chicos. Armando una idea del mundo sexual donde el ‘no’ es ‘sí’, el sexo es grupal, sin protección. Un mundo que a veces favorece la pedofilia”. La regulación parece insuficiente y permeable: por lo general alcanza con mentir ser mayor de 18 para acceder.
Como las deudas y angustias concretas que genera el juego virtual, las consecuencias aquí también llegan al plano real. Días atrás se difundió un trabajo de la Asociación Argentina de Psiquiatras (APSA) donde advierten que el consumo abusivo de pornografía tiene efectos negativos en la performance íntima de las personas. “Quien consume pasa a ser consumido, porque el hábito deviene en compulsión; la salud mental pasa a estar vulnerada y sometida, se activan trastornos latentes y se desarrollan comorbilidades”, explicó la psicóloga Claudia Doddo.