A siete días de las elecciones presidenciales más inciertas de la historia reciente de Francia,la remontada en la encuestas del candidato de la izquierda radical francesa Jean-Luc Mélenchon no solo preocupa a sus rivales Marine Le Pen y Emmanuel Macron, sino que hace entrar en pánico a las cámaras empresariales francesas y a los mercados financieros europeos y mundiales.
En alza constante desde el primer debate televisivo del 20 de marzo, el líder de «La Francia insumisa» se encuentra actualmente codo a codo con el candidato conservador François Fillon.
Según la más reciente encuesta de OpinionWay, resproducida ayer por la agencia Sputnik, Le Pen y Macron perdieron en una jornada 1 punto porcentual cada uno en intención de voto en la primera vuelta. Según el sondeo, la dirigente xenófoba sigue siendo la favorita con un 23% de los votos en la primera ronda, mientras que Macron reúne el 22% de los apoyos, el tercero es el exprimer ministro conservador François Fillon, que sigue con el 20 por ciento. En tanto, la aprobación de Mélenchon es de 17 por ciento.
Teniendo en cuenta el importante número de indecisos y el margen de error en los sondeos, cualquiera de estos cuatro candidatos podría calificarse el próximo 23 de abril para la segunda vuelta de las presidenciales.
«Estamos en un momento histórico del país», aseguró el presidente de la patronal francesa MEDEF, Pierre Gattaz. «No debemos equivocarnos», agregó, advirtiendo sobre el riesgo que según él supondría una victoria de Mélenchon o Le Pen.
Para Gattaz, el programa de Mélenchon, «se asemeja» al del expresidente de Venezuela Hugo Chávez, una comparación que el diario conservador Le Figaro retomó en una de sus últimas portadas, tildando a Mélenchon de «apóstol de los dictadores revolucionarios» y considerando que su programa «delirante» podría significar la «ruina de Francia».
«Una vez más, se anuncia con mi victoria electoral la llegada del invierno nuclear, de la lluvia de ranas, de los tanques del Ejército Rojo y el desembarco de los venezolanos», reaccionó en tono irónico el líder izquierdista.
Mélenchon, de 65 años, que atrajo a multitudes en sus últimos mítines, está convencido de que obtendrá el pase a la segunda vuelta de las presidenciales que se celebrarán el 7 de mayo.
«Vivimos en una sociedad extremadamente rica llena de pobres, con un modo de producción que da asco a todo el mundo (…) Pero las élites no sacan ninguna lección de esto. Es la corte de Versalles que se divierte mientras que el pueblo se muere de hambre. Hemos llegado al límite y soy el síntoma de ello», afirmó este exministro socialista (2000-2002), que creó en 2008 su propio movimiento político, el Partido de Izquierda, aliado de los comunistas.
Mélenchon encabeza la lista de los políticos más populares de Francia, con un 68% de opiniones positivas. Otro sondeo indica que para la mayoría de los franceses es él quien «mejor encarna los valores de la izquierda».
Este hombre, conocido por su fuerte temperamento y su palabra vibrante, ha logrado construir a lo largo de la campaña una imagen sólida. Su programa «radical» incluye la ruptura con los tratados europeos y la salida de la OTAN.
Los mercados financieros siguen también de cerca la espectacular subida de Mélenchon, que propone una «revolución fiscal», con un impuesto de casi 100% a los ingresos que sean 20 veces superiores al sueldo medio.
«El riesgo político en Francia ha tomado un nuevo giro desde el fin de semana pasado, con la subida de Jean-Luc Mélenchon en las encuestas», estimó Dembik Christopher, responsable de investigación económica en Saxo Bank. «Un escenario Marine Le Pen/Jean-Luc Mélenchon en la segunda ronda, aunque no es el más probable, alimenta cierto nerviosismo en los mercados», agregó.
Después del efecto Le Pen, que condujo en febrero a que se amplíen los diferenciales entre la deuda francesa y la alemana, la subida de Mélenchon ha provocado en los últimos días una presión alcista en las tasas de los bonos franceses. Sin embargo, actualmente, la hipótesis que más temen los mercados sigue siendo Marine Le Pen, quien encabeza la intención de voto para la primera vuelta de las presidenciales. «